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21 de diciembre de 2016

Logros de los estatales pampeanos

Retroactivos y $5.000 en el bono de fin de año

Los trabajadores estatales pampeanos culminamos un año signado por la lucha contra la inflación; contra la disparada de los precios de los productos de la canasta alimenticia y para ponerle freno a los despidos.

Los trabajadores estatales pampeanos culminamos un año signado por la lucha contra la inflación; contra la disparada de los precios de los productos de la canasta alimenticia y para ponerle freno a los despidos.
En la cuestión salarial comenzamos el año polemizando con la confusión que se generaba por el ritmo de la inflación, contra la prédica del gobierno que sostenía que la misma iba a bajar y la falta de números claros que mostraran la realidad de la carestía de vida. 
El 10 de marzo el gobierno intentó cerrar la negociación salarial con una propuesta de 28% de incremento sobre los salarios de febrero (que en realidad eran los de octubre del año anterior, sobre los que habían pasado los incrementos de precios de noviembre, los de fin de año, la devaluación y el ajuste), en tres cuotas. Esta propuesta ya había sido aceptada por el gremio docente y contaba con el apoyo de la mayoría de los gremios de la Mesa Intersindical de gremios estatales.
Desde ATE resistimos, pero para evitar una división que favoreciera al gobierno propusimos aceptar con la condición de que la paritaria se reabriera el primer día hábil de agosto, inmediatamente después de cobrar la última cuota del 28%. Quedó establecido día,  hora y lugar de la reunión paritaria en el acta firmada. Así y todo el gobierno intentó evitar la reanudación de la negociación salarial, pero a mediados de agosto se pudo reiniciar la misma ya con la realidad mostrando la verdad de los números de la inflación.
Fue una durísima negociación donde el gobierno se negaba a incrementar los porcentajes y ofrecía sumas fijas y en negro. Finalmente la última propuesta que realizó fue de un incremento del 3% retroactivo a agosto: $2.000 en setiembre; 3% en octubre; $1.000 en noviembre y $5.000 en diciembre como bono de fin de año.
La propuesta fue rechazada por la Mesa Intersindical con acuerdo de todos los gremios, pero al finalizar la reunión UPCN anunció que ellos la aceptaban. Esto generó una crisis en la Mesa y nos llevó a un debate interno que amenazó con la ruptura de todos los acuerdos de unidad.

 

Se pudo salir sobre la base de nuevos compromisos que proponían, básicamente: acuerdos por consensos y no romper la unidad de acción. Para esto el gobierno anunció la oferta salarial como inamovible y algunos comenzaron a vacilar. Nosotros creíamos en ese momento que la lucha salarial iba a entrar en una nueva etapa a nivel nacional, donde se reclamaba por la apertura de paritarias y se trabajaba por un paro nacional multisectorial, que aparentemente avanzaba con fuerza. Después pasó lo que pasó: la CGT se borró, se dividió nacionalmente la lucha salarial y todos perdimos frente al costo de vida. Nosotros perdimos menos porque habíamos logrado reabrir la negociación cuando todavía era incierta la situación nacional, y el gobierno abrió un poco la mano. Terminamos aceptando la propuesta salarial, condicionándola a la reapertura de las paritarias sectoriales y el acuerdo sobre algunos temas que estaban en el debate de esas paritarias.