Fueron años de silbatazos, marchas, concentraciones, miles de mujeres y hombres firmaron peticiones para que el gobierno de Alperovich y de Manzur y la Legislatura escuchen el reclamo. Nuestros reclamos llegaron a los tres poderes exigiendo que se declare la emergencia. Tucumán no tiene un solo albergue para mujeres víctimas de violencia. No existen medidas serias que eviten los femicidios.
Fueron años de silbatazos, marchas, concentraciones, miles de mujeres y hombres firmaron peticiones para que el gobierno de Alperovich y de Manzur y la Legislatura escuchen el reclamo. Nuestros reclamos llegaron a los tres poderes exigiendo que se declare la emergencia. Tucumán no tiene un solo albergue para mujeres víctimas de violencia. No existen medidas serias que eviten los femicidios.
Plantear la emergencia en violencia contra las mujeres ayudó a resolver donde había que golpear, a quien había que exigir que se tomen las medidas necesarias para abordar la terrible situación que sufren miles de mujeres. Esta consigna que recorrió la Argentina y fue tomada por diferentes organizaciones de mujeres en particular la Casa de las Mujeres Norma Nassif encabezó este movimiento junto con el PCR y la JCR en la provincia de Tucumán.
Esta consigna permite poner en la agenda política un compromiso del Gobierno y el Estado para evitar más muertes de mujeres y hacerse cargo de las respuestas necesarias para atacar esta problemática.
Sabemos que esta ley es apenas el inicio, sabemos también que deberemos seguir luchando en primer lugar para que se promulgue de manera urgente, y luego para que se cumplan los artículos que plantea: albergues en la provincia, subsidios para aquellas victimas que no tengan trabajo, fiscalías específicas que aborden esta problemática, abogados que atiendan gratuitamente a las víctimas, cupo de viviendas para aquellas que lo necesiten, entre otras medidas y sobretodo un presupuesto específico de emergencia para abordar las acciones propuestas en la Ley.
Ayer mientras se aprobaba la Emergencia en la legislatura Henri Coronado femicida de Leidi Meneses encarcelado en Villa Urquiza y esperando el juicio por haber asesinado a su novia en 2013, recibió la visita de su ex mujer y sus hijos y al despedirse la asesinó y luego se mató, en plena cárcel, en horario de visita. Hace pocos días fue noticia nacional una joven madre que dormía en los hospitales de la ciudad, para que su agresor no la encontrara de noche en su casa. Hace dos meses Claudia Lizárraga fue asesinada por su expareja en una plaza a plena luz del día, al salir de su trabajo y tenía en su cartera la última de decenas de denuncias –la primera de 1997- y el acta de restricción del hogar del femicida. Estas son algunas de las graves situaciones que viven en la provincia.
Este triunfo pone al movimiento de mujeres en pie de lucha para que realmente se resuelvan las necesidades de las mujeres y seguiremos luchando por una Ley Nacional de Emergencia que resuelva la urgencia frente a los femicidios. Los Estados nacional y provinciales son totalmente responsables por su desidia, por sus políticas ineficientes e ineficaces, por los ridículos presupuestos que designan para afrontar esta problemática. Está en nuestras manos, como históricamente lo hemos hecho, pelear por la aplicación efectiva de la ley 26.485 y la Declaración de la Emergencia a nivel nacional. Es necesario seguir avanzando en la lucha para parar los femicidios, las violaciones y la violencia doméstica. Buscando los caminos que van hilvanando las luchas de las mujeres con las luchas de nuestro pueblo. A las víctimas no solo las mataron sus asesinos, sino también los responsables políticos que no hicieron lo que se necesita para protegerlas. La ineficiencia e indiferencia de las instituciones del Estado son responsables de estas muertes. Porque hay responsables materiales y políticos detrás de cada caso de femicidio. El gobierno de Macri dice tomar medidas pero en los hechos sólo deja a miles de mujeres en la más absoluta indefensión. Los comunistas revolucionarios sabemos que estas relaciones de opresión tienen su origen en la sociedad de clases y se resolverán de fondo cuando desaparezcan las relaciones de propiedad que le dieron origen. La transformación de las relaciones de producción creará las condiciones necesarias para avanzar en la lucha por relaciones familiares basadas en vínculos democráticos e igualitarios, por eso las luchas de las mujeres están íntimamente ligadas a las luchas de la clase obrera y el pueblo por el camino que deberán recorrer hacia su definitiva liberación. Porque en la medida que se encaminen en esa dirección avanzarán en la conquista de los derechos de las mujeres.