Primero se conoció la muerte de Giuliana, una joven de 20 años, por el consumo de éxtasis en un boliche en la localidad de Arroyo Seco en la noche de Año Nuevo. Luego supimos del fallecimiento del nicoleño Lucas Liveratore, de 34 años.
Primero se conoció la muerte de Giuliana, una joven de 20 años, por el consumo de éxtasis en un boliche en la localidad de Arroyo Seco en la noche de Año Nuevo. Luego supimos del fallecimiento del nicoleño Lucas Liveratore, de 34 años.
La diputada provincial del Frente Social y Popular Mercedes Meier, decía en un comunicado: “Estamos ante un problema que sigue creciendo y que no encuentra desde el Estado, las respuestas con la urgencia que el drama presenta. Desde la campaña #NiUnPibeMenosPorLaDroga venimos alertando la urgencia y la masividad del problema de las adicciones y el consumo.
“Por otro lado, vemos con preocupación que tanto desde algunos sectores de la política como desde los medios de comunicación se ponga el foco en cuestionar ‘la calidad’ de las drogas que se consumen, o el tipo de música que se escucha en las fiestas y no el problema del consumo en sí.
“No es un problema individual, ni de excesos, sino que es un problema social en torno al consumo, la facilidad del acceso a las drogas, la concepción de la diversión y también en torno a los proyectos de vida. Debemos reforzar la idea de que se puede ser joven, divertirse y pasarla bien sin la necesidad de consumir alcohol o drogas, tanto legales como ilegales, para profundizar el debate y encontrar caminos para empezar a enfrentarlo”.
Por su lado, el médico rosarino Jerónimo Ainsuain, planteó en una nota: “Esta muerte (más otros tantos jóvenes que fueron atendidos por el servicio de emergencia) es un emergente y estallido de una trama producto de la corrupción donde se asocian los gobiernos de turno y fuerzas de seguridad, el poder judicial y empresarios inescrupulosos. Esta trama creció en los últimos años y lo hizo de la mano del narcotráfico, el lavado de dinero, la trata, la prostitución y otras actividades relacionadas con un modelo de ‘diversión’ que propone el ‘reviente’ con excesos y uso de sustancias psicoactivas legales e ilegales para ‘pasarla bien y relacionarse’.
“Este hecho se suma a otras muertes de iguales características como las sucedidas en la fiesta Time Warp de Costa Salguero en 2016, y son la expresión más cruda del problema de consumo de sustancias psicoactivas con las que los trabajadores de la salud nos enfrentamos todos los días. Muchas veces, este problema queda enmascarado en otros motivos de consulta como accidentes de tránsito, crisis de angustia y violencia entre otros justificativos”.
Luego de plantear que la Emergencia Nacional en adicciones es un avance, Ainsuain afirma: “Al mismo tiempo se entiende que las medidas serán positivas si se desarrollan políticas concretas, presupuestos acordes a las necesidades, planes de estudio para todos los niveles educativos que incorporen más conocimientos sobre el tema y capacitaciones que den herramientas a los trabajadores. En cuanto a los espacios físicos, es una necesidad incorporar dispositivos en los hospitales generales, en la comunidad (en contacto con el primer nivel de atención para realizar prevención) como así también articular la atención con una gran cantidad de organizaciones de la sociedad civil que abordan el problema y ayudan con numerosos tratamientos, pero que muchas veces son ninguneadas por las autoridades para conformar las redes de atención”.
El movimiento Ni un pibe menos por la droga de San Nicolás, expresó su solidaridad con la familia de Lucas Liveratore. “Planteamos enérgicamente que el Estado es el gran responsable. Que el problema de la droga no es un problema de consumo individual sino de índole social, que en estos momentos golpea fuertemente a la juventud.
“La droga –y en ellas no diferenciamos a las drogas ‘blandas’ como la marihuana, de las ‘duras’ como la cocaína- son en primer lugar un ‘gran negocio’. Negocio en el que el poder político tiene metidas las manos hasta el fondo. Del cual son cómplices los gobernantes, la policía, los jueces y los empresarios.
“Es también un veneno que intoxica nuestros cuerpos, pero también nuestras mentes. Con la marihuana, la cocaína, el éxtasis, el paco, las clases dominantes buscan que la juventud, que es naturalmente rebelde, se duerma, se calle y no se organice para luchar. Y a esto lo hacen metiendo la idea de que la diversión sólo puede ser a través de su consumo”.
Desde la organización nicoleña plantean la necesidad de: Centros de prevención y de tratamientos de las adicciones gratuitos, públicos y universales. Incremento del presupuesto para cultura, educación y deporte, levantando la bandera de No a la droga.
Investigación a fondo y sin concesiones de todos los implicados en el negocio de la droga.