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01 de febrero de 2017

Todos los pesos pesados del mundo petrolero se disputan la política energética del país. Solo el 30% de la producción nacional de petróleo está en manos de YPF; el restante 70% está en manos de empresas extranjeras.

Actividad petrolera y flexibilización laboral

Trabajadores petroleros de Neuquén, Río Negro y La Pampa

Panorama internacional

Panorama internacional
Como ha planteado nuestro secretario general en su discurso por el aniversario del PCR, la situación internacional esta signada por la incertidumbre. El triunfo de Trump en EEUU va a traer grandes cambios en el mundo en general y en la industria hidrocarburífera en particular. Hay que tener en cuenta que EEUU es el principal productor de petróleo, con una capacidad de refinerías del 18% del crudo mundial. Trump ha planteado un fuerte apoyo a la industria hidrocarburífera de EEUU, incluyendo fondos estatales para infraestructura. Otro aspecto a tener en cuenta es la política de EEUU hacia China, ya que ésta es la que tiene el mayor consumo energético mundial, y tiene escasa producción propia, constituyéndose en el mayor comprador del mundo.
Por otra parte el enfrentamiento entre Arabia Saudita e Irán se agudiza, lo que hace inestables todos los acuerdos de la OPEP para sostener el precio.
 
Situación nacional
Frente a este panorama internacional de incertidumbre, la dependencia de los monopolios extranjeros traslada esa incertidumbre a nuestra industria. Todos los pesos pesados del mundo petrolero se disputan la política energética del país. Solo el 30% de la producción nacional de petróleo está en manos de YPF; el restante 70% está en manos de empresas chinas, inglesas, rusas, yanquis, francesas, etc.
La baja del precio internacional y el desastre que hicieron los Kirchner en YPF, con contratos fabulosos a Schlumberger pagando precios seis veces superiores al que la misma empresa cobraba en otros países por las fracturas, etc., hicieron que estallara el globo que inflaron en Vaca Muerta.
Desde que Menem privatizó YPF venimos escuchando los mismos temas con la misma música. El objetivo, o mejor dicho la zanahoria, es atraer las inversiones. Así entregaron primero los yacimientos, luego desmembraron todos los servicios, y después siguieron con las concesiones. Les mejoraron el precio, les hicieron leyes a sus medidas, les dieron incentivos económicos, les bajaron los impuestos, etc. Desde 1991 hasta hoy han pasado 26 años de esta política de entrega y concesiones, de fomentar las inversiones, etc. Los resultados están a la vista, parados sobre la cuarta  reserva mundial de gas, importando este producto, y con más de 1.500 trabajadores petroleros despedidos. 26 años bastan para demostrar que la política de entrega y promoción de inversiones es un fracaso para la industria y es un fraude a nuestra soberanía.
 
Acuerdo entre los de arriba
Los monopolios de la industria petrolera nacional, han llegado a un acuerdo provisorio en la disputa política por su tajada de la torta petrolera, encabezados por el presidente Macri.
En estos días han firmado un acuerdo que pone fin al barril criollo, y regula el mercado entre las destilerías y las operadoras. Regulan el mercado a través de cupos y restringen la importación para así favorecer a las operadoras, a cambio de otras concesiones a las destilerías como el aumento del precio de los combustibles reparto de cupos de combustible y fuel oíl, etc. 
En este marco de acuerdos de los monopolios, el gobierno de Macri y a pedido de estos grupos, ha impuesto una adenda (agregado) al Convenio Colectivo de Trabajo (CCT). Esta modificación del CCT es un retroceso para las conquistas gremiales de los obreros petroleros. En primera medida esta adenda elimina las “horas taxis” con lo que les reduce un 30 o 40% del sueldo al sector de servicios especiales. Además flexibiliza los trabajos con viento y en horario nocturno en el campo, con lo que afecta la seguridad de los compañeros de los equipos de torre. Y por último abre el camino para la imposición de nuevos diagramas (lunes a viernes) para los compañeros de producción y mantenimiento.
La adenda del CCT afecta de manera despareja a los distintos sectores de la industria, siendo el más afectado el sector de servicios especiales. Por otro lado la mayoría de los avances sindicales y las condiciones laborales se han conseguido con la lucha y va a ser difícil que puedan aplicarse 100%, ya que los delegados y los compañeros vamos a resistir estos avances de las empresas y del gobierno nacional.
Esta flexibilización se presenta como un aporte de los trabajadores para que los empresarios inviertan. Pero paradójicamente  también se aceptan más de 1.500 despidos a cambio de un subsidio de $20.000 por mes, durante seis meses a cada compañero despedido. Subsidio que va a pagar el Estado nacional mientras el gremio aportará la obra social para esos compañeros. Esta es otra concesión más que deja en la calle a miles de familias. Seguimos en la misma: los únicos que ganan son las empresas. Y los que más pierden son los trabajadores.
Aceptar mansamente esta flexibilización laboral, aceptar mansamente los miles de despidos para que estos monopolios sigan saqueando nuestros recursos naturales, saqueo que lleva 26 años, es equivocado. Es difícil la situación, porque todos estos grupos están unificados por el momento y tienen al gobierno de Macri a su disposición. Pero agachar la cabeza o mirar para otro lado no es defender la dignidad de los trabajadores y el pueblo argentino. Tampoco sirve cortarse solos y permitirles que nos aíslen y nos derroten. Hay que trabajar para la más amplia unidad del cuerpo de delegados de nuestro sindicato, en un plan de lucha que enfrente está avanzada del gobierno nacional junto a las empresas.
Frente al avance del gobierno nacional y de las empresas sobre los derechos de los trabajadores, y frente a un nuevo acuerdo entre ellos para continuar con el saqueo, es necesaria la más amplia unidad de los trabajadores y de sus cuerpos de delegados. Enfrentar el ajuste de Macri y la flexibilización por rama es tarea de todo el movimiento obrero argentino.
El gobierno nacional pretende utilizar la flexibilización laboral del CCT de Petroleros, para llevar esa política a todas las industrias. 
Es tarea de nuestro Partido y de las agrupaciones clasistas trabajar para lograr la más amplia unidad en un paro nacional y pararle la mano al gobierno de Macri.
 
Acuerdo de los monopolios con el gobierno nacional
El acuerdo rige sólo por 12 meses. Vence en enero de 2018. El crudo Medanito arranca en 59,4 dólares en enero, y se ubicará en 55 dólares en junio. Mantendrá ese precio hasta diciembre. Si el precio internacional sube por arriba de ese piso, el acuerdo cae. Si el precio internacional se ubica por debajo de los 45 dólares, se revé el acuerdo.
Se creará un registro para garantizar que sólo se comprará en el exterior lo que no se pueda conseguir en el mercado local. A cambio de esta concesión de las destilerías a las operadoras, el gobierno les autorizó el aumento del 8% en los combustibles y se revisarán los precios cada tres meses atados al costo del petróleo, del biocombustible y al dólar.
Además se establecieron cupos de venta a Cammesa entre cada proveedor. La mayor parte la despachará YPF, seguida por Shell, Axion, Oil, Petrobras y las pymes.
Como broche de oro, todos estos pesos pesados junto al gobierno nacional y con el aval de Guillermo Pereyra (secretario del gremio petrolero Neuquén, Río Negro y La Pampa), impusieron una primera cuota de flexibilización laboral, a través de la adenda al CCT.