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02 de marzo de 2017

“Al hombre que pierde todos le huyen la cara”

breves de la historia argentina Gustavo Roseler

Esta frase está contenida en una carta de Pueyrredón a San Martín del 24 de enero de l817, y está referida a los futuros abandonos de las filas artiguistas por parte de algunos de sus subordinados y aliados. Tomamos la cita de Eduardo Azcuy Ameguino, Historia de Artigas y la independencia argentina, Imago Mundi 2015, página 191.

Esta frase está contenida en una carta de Pueyrredón a San Martín del 24 de enero de l817, y está referida a los futuros abandonos de las filas artiguistas por parte de algunos de sus subordinados y aliados. Tomamos la cita de Eduardo Azcuy Ameguino, Historia de Artigas y la independencia argentina, Imago Mundi 2015, página 191.
En realidad, el Directorio trabajó constantemente para minar las bases artiguistas tanto en la provincia oriental, como en el litoral de lo que es hoy la Argentina. Existen documentos y testimonios de que, en algunos momentos, el Directorio coordinó con el colonialismo portugués, que había invadido la Banda Oriental y estaba gobernando en Montevideo.
Muchos líderes, durante esa década de 1810 hasta 1820, en función de su estrategia antiespañola, no comprendieron que en algunas regiones del antiguo virreinato existían dos enemigos, dado que otro colonialismo, el portugués, había invadido una provincia.
A este error político se sumaba el caso concreto de algunos terratenientes y comerciantes bonaerenses que durante todos estos años habían conseguido la hegemonía del proceso, acrecentando con ello sus fortunas, gozando de las ventajas del puerto y de la aduana, continuando así con las ventajas que el antiguo virreinato le daba al puerto de Buenos Aires, pero esta vez a su favor; además este grupo estaba viendo la guerra fuera de su territorio por lo tanto trabajaba activamente para entenderse con el colonialismo de Portugal.
Con esta estrategia, dejaron solos a los que enfrentaron la invasión, y se alegraron con la derrota de Artigas en Tacuarembó. Cuando se dicta la constitución monárquico unitaria de 1819, Pueyrredón deja de ser director supremo, pero continua como asesor del gobierno y Tagle sigue como ministro principal. Luego Pueyrredón se exilia en Montevideo, donde lo recibe con todos los honores el gobernador portugués y la elite tendero mercantil de Montevideo. No se sabe si es un exilio, una mudanza, o un traslado con tareas distintas.
Su sucesor Rondeau escribe a los colonialistas portugueses que quiere convivir en paz con ellos y coordinar la guerra contra el enemigo común, o sea contra Artigas. Mientras tanto, en Buenos Aires se nombra una junta de representantes, cuyos apellidos dicen muchas cosas: Anchorena, Escalada, Oliden, Zuñiga, Lezica y Obligado. Estábamos próximos a que se cerrara una posibilidad para los pueblos de lograr una independencia absoluta, luego de la gloriosa insurrección de mayo de 1810.