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12 de abril de 2017

Don Gamarra, un compañero clasista

Hasta la victoria final

Con mucho dolor despedimos a un compañero de muchos años. A un compañero de “fierro”, de esos que están siempre, pase lo que pase.

Con mucho dolor despedimos a un compañero de muchos años. A un compañero de “fierro”, de esos que están siempre, pase lo que pase.
El viernes fue a buscar su comida al comedor comunitario La Lecherita, que él mismo ayudó a construir hace años, casi a modo de despedida, ya que dijo que no sabía si iba a volver. Estaba triste. Hacía pocos meses había perdido un hijo. Pero no bajaba los brazos. Siempre atento a las necesidades de sus hijos y sus nietos, a las necesidades de su pueblo, de los pueblos. Porque participaba tanto de la marcha de la CGT como en su momento contra la invasión de los yanquis a Irak. Porque enfrentó la represión en la ocupación de Brukman, y acompañó la lucha por salarios del Garrahan, así como se preocupaba ahora por la defensa de los puestos de trabajo en AGR.
Era un compañero clasista. Trabajó desde chico en el campo de Corrientes, hasta que tuvo que migrar, como tantos pobres del campo a las villas de la ciudad, en busca de un trabajo. Para permanecer tuvo que enfrentar a la dictadura, que pretendía arrasar con todos los que vivían en las villas. Se tuvo que trasladar, de una villa a otra, hasta unirse en un núcleo que se jugó enfrentando los desalojos en su Villa 21.24.
Participó de innumerables marchas y acampes por lograr trabajo para los desocupados y cuando pudimos lograr entre todos la jubilación, acompañó a cada compañero para que pudiera afiliarse al PAMI y movilizarse por las reivindicaciones de los jubilados.
En los últimos meses le costaba caminar, y veía muy poco. Pero no faltaba nunca a las reuniones de lectura del hoy, “para estar informado”, decía. Para llevar después la línea del Partido a la discusión con sus hijos, con su nieta. Para “poder saber” cuando le acercaba el periódico, todas las semanas, a los curas de Caacupé y a los jubilados que seguían en el barrio, bregando siempre por cambiar las cosas a favor del pueblo, como desde el primer momento en que se arrimó al Partido.
Por todo eso tenemos dolor. Porque su partida dejó un agujero enorme. Porque recién se fue pero ya lo extrañamos, parado frente a la capilla atento a todo. Compartiendo su hoy con la vecina. Triste por la vida marcada de los pibes consumidos por la droga. Alegre por los triunfos de la lucha por pequeños que parecieran.
Don Gamarra, lo llevaremos siempre en la memoria. Hasta la victoria final.