Siempre abrigamos la esperanza de que Micaela apareciera con vida. Nos movilizamos en todo el país, apenas unas horas antes de que se diera a conocer la peor noticia. Estamos tristes de nuevo. Otra vez somos una menos. Pero otra vez sacamos fuerzas y no nos dejamos caer porque, de nuevo, fuimos miles las personas que nos hicimos escuchar en todo el país gritando con las gargantas cansadas “Ni una Menos. Basta de Femicidios. Justicia”.
Siempre abrigamos la esperanza de que Micaela apareciera con vida. Nos movilizamos en todo el país, apenas unas horas antes de que se diera a conocer la peor noticia. Estamos tristes de nuevo. Otra vez somos una menos. Pero otra vez sacamos fuerzas y no nos dejamos caer porque, de nuevo, fuimos miles las personas que nos hicimos escuchar en todo el país gritando con las gargantas cansadas “Ni una Menos. Basta de Femicidios. Justicia”.
El femicidio de Micaela nos interpela. Con apenas 21 años tenía muy claro que a esta sociedad podrida hay que cambiarla, y que la única forma de hacerlo es con la lucha colectiva. Por eso, dedicaba su tiempo no sólo al estudio y al deporte, sino también a su militancia barrial como parte de la JP Evita. Nos cuesta imaginar lo que significa para sus compañeras de lucha, su pérdida. Pero nos ponemos en su piel, en sus zapatos y en sus corazones para decirles que no están solos. Micaela era una de nosotros, parte de los miles de jóvenes que se levantan todos los días para dar vuelta esta realidad en la que vivimos. Sentimos esta pérdida como propia.
La bronca es todavía más grande porque un juez dejó libre a un tipo que tenía dos condenas por violación. Lo dejó libre, aun ante las recomendaciones del mismo servicio penitenciario de no hacerlo. Lo dejó libre, porque le da la espalda a las mujeres. Porque para ese juez, nuestras vidas no valen nada. Para ese juez, Carlos Rossi, pedimos la destitución. Es tan culpable como Sebastián Wagner.
Esos nombres, a nosotros no se nos olvidarán nunca más. Como tampoco se nos olvidará el rostro sonriente de Micaela. Por ella, por las que no están, por las que estamos buscando, sentimos el deber de no caernos y de redoblar la lucha.
¡Hasta la Victoria siempre! ¡Justicia para Micaela!
¡Ni una menos, vivas nos queremos!
Declaración ya de la Emergencia en Violencia contra las mujeres.