Desde inicios de abril se han intensificado las marchas opositoras en Venezuela. El 19 de abril, fecha patria venezolana, hubo multitudinarias marchas en Caracas y en ciudades del interior del país, que se repitieron los días sucesivos con menor participación. Ese mismo día hubo una gran marcha de apoyo a Maduro en Caracas, en la que también participó la Milicia Nacional Bolivariana. Previamente, el 11 de abril, el vehículo que llevaba a Maduro al terminar un acto fue atacado a piedrazos por la población de un lugar muy pobre, reclamando por la falta de alimentos. Muchas de estas marchas fueron reprimidas con saldos de heridos y muertos. En algunos casos actuaron fuerzas paramilitares.
El detonante de las protestas fueron las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a fines de marzo, anulando al Parlamento, y asumiendo sus funciones. También anuló la inmunidad de los diputados. Por primera vez en 17 años, el gobierno había perdido las elecciones parlamentarias de diciembre del 2015, y por lo tanto el parlamento tiene mayoría opositora. Esta decisión del TSJ fue cuestionada desde dentro mismo del chavismo, por ejemplo, por el Consejo de Defensa de la Nación (Codena) y se dio marcha atrás, en dos de las tres resoluciones. La que no fue derogada es, no casualmente, la que se refiere a la Ley Orgánica de Hidrocarburos. El TSJ resolvió que “no existe impedimento alguno” para que el Ejecutivo constituya empresas mixtas, es decir, la posibilidad de otorgar a Rusia y China concesiones para la explotación del petróleo venezolano. A su vez, la oposición declaró que las medidas contra el parlamento eran un verdadero golpe de Estado.
Por otra parte, la Contraloría inhabilitó al opositor Capriles para ejercer cargos públicos por 15 años, con lo que lo dejó fuera de una contienda electoral. Previamente, el gobierno había rechazado con argumentos formales el llamado a un referéndum revocatorio, medida democrática incluida en la Constitución por Chávez, y había postergado el llamado a elecciones de gobernadores, que debían realizarse en el 2016, declarando que la prioridad era la situación económica y no las elecciones. Además, en mayo de 2016 decretó el “estado de excepción y emergencia económica” que podría suspender garantías constitucionales ante la posibilidad de un golpe, e inició ejercicios militares de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para prepararse para “cualquier escenario”, tras informar de planes de intervención planeados en el extranjero. “He convocado a ejercicios militares nacionales de la Fuerza Armada, del pueblo, y de la milicias, para prepararnos frente a cualquier escenario”, dijo Maduro en una concentración con miles de partidarios.
En octubre del 2016 el Papa llamó a la resolución de la crisis a través del diálogo, pero en diciembre, la oposición, acompañada de hecho por la iglesia venezolana, paró las negociaciones acusando al gobierno de incumplir acuerdos.
El viernes 21 de abril se produjeron saqueos en el barrio de El Valle, un barrio popular de Caracas. Solamente allí murieron 8 personas electrocutadas mientras trataban de robar una heladera, y 54 chicos tuvieron que ser evacuados de un hospital por los gases lacrimógenos. Con esto se llegó a 21 muertos desde que comenzaron las protestas, alrededor de 200 heridos y más de 500 detenidos.
Las principales reivindicaciones de la oposición son: 1) la celebración de elecciones regionales; 2) la liberación de presos políticos 3) el establecimiento de un “canal humanitario” para mitigar el desabastecimiento de comida y medicamentos y 4) el reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora.
Se profundiza la crisis
La profundización de la crisis económica de Venezuela está vinculada principalmente a la caída internacional del precio del petróleo, que durante el gobierno de Chávez alcanzó a 147 dólares el barril en el 2008 y ahora oscila entre los 48 y los 50 dólares. Chávez tomó diversas medidas para que la renta petrolera fuera distribuida a favor de los sectores populares, pero Venezuela siguió viviendo de sus inmensas reservas de petróleo. Los alimentos se importan en su mayoría. Mantuvo una línea antiyanqui. Chávez no hizo una reforma agraria integral, y llamó como asesor a Grobocopatel, impulsor de los pools sojeros, rechazando el posible asesoramiento de la Federación Agraria Argentina. También hizo acuerdos de sociedades mixtas con potencias como China y Rusia. Se desarrolló un nuevo sector de burguesía. La brutal inflación golpea los sectores populares y la inseguridad ciudadana se ha convertido en un grave problema.
Por otra parte Maduro profundiza los acuerdos con China y Rusia. En abril del 2017 se realizaron nuevos acuerdos con China en los sectores militar y económico, según anuncios de la TV venezolana. El gobierno chino decidió invertir 20.000 millones de dólares en Venezuela y donó 45 ómnibus para las FFAA. El ministro venezolano de defensa Vladimir Padrino López declaró que “estamos decididos a seguir profundizando las relaciones con China en todos los campos. Parte de esta alianza se reflejará en un acuerdo para expandir la industria militar con transferencia tecnológica, como un componente importante que contribuirá al desarrollo nacional”. Maduro anunció que próximamente irá el ministro de Defensa, a Rusia y a China a cerrar acuerdos y a “traerse la tecnología y las armas más modernas del mundo”. Estos equipos “dotarán a los combatientes de las fuerzas de acción especial, grupos especiales y tropas de acción rápida para el combate contra el enemigo.
No a la intervención imperialista
Los yanquis apoyan a sectores de la oposición, pero además, Obama declaró dos veces que Venezuela es una amenaza para EEUU. Atrás de lo evidentemente absurdo de la acusación, hay una abierta amenaza intervencionista.
Además, hubo intentos de acciones desde la OEA, impulsadas por Almagro, del Frente Amplio de Uruguay, que hasta ahora no prosperaron. Pero ya algunos diputados opositores, como Juan Carlos Requesens, anuncian que pedirán la intervención de la OEA. Sabemos que atrás de ellos está el imperialismo norteamericano.
La situación de Venezuela es un claro exponente del fracaso de las teorías del “Socialismo del siglo 21”, y lo peligroso de la política de apoyarse en otras potencias imperialistas para combatir al imperialismo yanqui.
Rechazamos y condenamos cualquier intervención extranjera en Venezuela. Nos oponemos a cualquier acción del gobierno de Macri que implique intervenir en los asuntos internos de Venezuela.