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21 de junio de 2017

El “verso” en la economía

Por más que se haya cambiado al “comunicador”, la realidad no cambia

 Es costumbre de los funcionarios de los gobiernos burgueses buscar algún dato positivo y salir a pregonarlo, como si eso pudiera cambiar la realidad. Esto es aún más patente en los funcionarios de Macri quienes, con sus “mejores augurios” quieren tapar la realidad, después de casi un año y medio de gobierno, en el que han aumentado las penurias económicas de las grandes masas, al tiempo que no han podido acallar los reclamos sociales y políticos.

 Es costumbre de los funcionarios de los gobiernos burgueses buscar algún dato positivo y salir a pregonarlo, como si eso pudiera cambiar la realidad. Esto es aún más patente en los funcionarios de Macri quienes, con sus “mejores augurios” quieren tapar la realidad, después de casi un año y medio de gobierno, en el que han aumentado las penurias económicas de las grandes masas, al tiempo que no han podido acallar los reclamos sociales y políticos.
Un ejemplo de esto es lo sucedido con el ministro Alfonso Prat-Gay el año pasado. Ante la frustración de todos sus vaticinios de “renombrado economista” sobre el segundo semestre de 2016, se lo terminó eyectando por su falta de “vigor comunicacional” sobre “los logros” y “la benignidad” del futuro macrista. Y para reemplazarlo se recurrió a un economista con menos renombre, pero capaz no sólo de acomodar las cifras, sino de venderlas con su mejor sonrisa y una “cara de cemento” a prueba de cualquier contrastante realidad. Nos referimos a Nicolás Dujovne, quien había adquirido trascendencia mediática junto a Carlos Pagni, y como columnista del diario oligárquico La Nación.
Todo esto se puede ver reflejado en una reciente visita que hizo Dujovne al diario Clarín, que le dedicó una página en su edición dominical del 14 de mayo. Allí se destaca que negó, “enfático”: “de ninguna manera va a haber ajuste después de las elecciones”. Además, “el ministro de Hacienda pronostica que para fin de año la economía habrá crecido 3%, que se crearán 25.000 puestos de trabajo por mes, que se cumplirá con las metas de inflación y déficit fiscal, y que bajarán las tasas de interés”.
Si sus vaticinios de “crecimiento” llegaran a cumplirse, ese 3% apenas contrarrestaría la caída del 2,3% de 2016, es decir que significaría apenas un 0,7% de aumento, semejante al crecimiento poblacional. Además, como él habla de “la contabilidad nacional”, esa “recuperación” del 3% en el producto bruto resultaría equivalente a una recuperación de un 3% en los ingresos, no importa quien los reciba. Por eso para él, el consumo “va a tener un desempeño muy similar” (no importa en qué, ni que haya muchos que consuman menos y menos que consuman más). Así, aunque sigan cayendo los volúmenes de ventas internos de todos los rubros del consumo masivo –alimentos, bebidas, productos de limpieza y tocador, vestimenta y calzado, etc.–, como por otro lado el consumo aumenta por ejemplo por quienes pueden comprar automóviles, aunque sean importados, o por quienes pueden ir a comprar a Chile, el ministro concluye: “a nivel macroeconómico, en 2017 el consumo no se está contrayendo”, haciéndose el distraído de la contracción de la industria nacional.
En cuanto a la inflación “esperamos que el Banco Central logre cumplir la meta del 17%”. Como esto se da de bruces con los índices de inflación, Dujovne se cubre: “Pero más allá de la meta o no, lo que sí creo es que en el cuarto trimestre (¿para no repetir lo del “segundo semestre” de Prat Gay y que los afecte en las elecciones?) ya vamos a tener tasas de inflación mensual del 1% por mes”.
Después, en relación al tipo de cambio, dice: “estamos pasando por un momento donde hay alguna gente que piensa que el tipo de cambio está un poco apreciado, y vamos a pasar por otros donde piensen lo contrario… Pero –el ministro insiste– hay que mirar el tipo de cambio real multilateral, comparando con lo que ha sucedido con todas las monedas de los países con lo que la Argentina comercia, con el real, el peso chileno, el colombiano. Y con esa mirada uno puede ver claramente que el tipo de cambio no está atrasado” (a contramano de los que insisten en comprar de Brasil, Chile o Colombia, y ni qué decir de los que importan de otros países).
Es que Dujovne parece ignorar que, por el endeudamiento y la alta tasa de interés, hay un ingreso de dólares que genera aquí una suba de precios internos en el equivalente en moneda extranjera: una inflación en dólares. Así, mientras el Indec registró para 2016 una caída del 2,3%, la cifra en pesos constantes del PBI convertida al precio del dólar en cada año, en las propias cifras del Ministerio resulta en un incremento en su “valor” de US$452.159 millones en 2015 a US$545.000 millones en 2016. Es decir que, con el PBI al dólar atrasado en pesos, “dibuja” un crecimiento del 20,6%, semejante al aumento del endeudamiento. De ahí que el ministro diga que no hay que preocuparse, pues tendríamos porcentajes de deuda “similares” a los de antes.
Bueno, ¿para qué seguir, si el mediático “hechicero de la tribu” nos asegura que lo que está sucediendo o “va a suceder” en la realidad, es lo que él cree? Hay que tener fe…