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28 de junio de 2017

El trabajo cultural del PC (2)

Crónicas proletarias - 273

 Un aspecto importante del trabajo cultural del naciente Partido Comunista en la década del 20 del siglo pasado se dio entre las “agrupaciones idiomáticas”, es decir en los grupos de inmigrantes organizados a partir de su idioma común. Estas agrupaciones tuvieron un peso muy grande en la organización partidaria, particularmente en algunos sindicatos. Durante muchos años hubo debate dentro del PC, e incluso entre las corrientes que se escindieron de él en esa década, sobre la conveniencia o no de mantener este tipo de organización.
La compañera e historiadora Cristina Mateu, quien ha investigado en profundidad el tema y el período que nos ocupa, reseña que “En la Segunda Conferencia del Partido de la Capital Federal, en 1926, las agrupaciones idiomáticas —organizadas en relación a las colectividades étnicas, con el fin de trabajar en las capas de inmigrantes que llegan al país— informaban sobre las actividades y situación en cada colectividad. Las más importantes por las actividades que desplegaron y los debates planteados fueron la italiana y la israelita. La agrupación italiana contaba con influencia dentro de varias instituciones italianas, como Liga Proletaria Reserva de la Guerra, Grupo Comunista Italiano, Círculo Veneto, Liga italiana de Obreros albañiles, Sección Socialista Italiana, Sociedad Cultural Risveglio, etc. En aquella conferencia se decidió dividirla en comisiones por barrio, para luchar contra la tendencia aislacionista y nacionalista que parecía predominar entre sus simpatizantes, y de este modo, no desvincularla de la base del partido. Con La Internacional se publicaba una página del Ordine Nuovo, con noticias locales e italianas. 
“La otra agrupación importante era la israelita. En el informe a esa misma conferencia se señalaban las instituciones dirigidas por la agrupación y la cantidad de adherentes y simpatizantes en cada una”. La actividad de estos grupos idiomáticos era muy variada, y en lo cultural podemos destacar que algunas de las “escuelas obreras” que impulsó el PC fueron impulsadas por estos grupos. Mateu rescata el testimonio de un inmigrante polaco sobre una de estas escuelas en la Capital Federal quien relata que “estaban ligadas al elemento obrero, al socialismo y cercanos a la revolución rusa”. Un docente de una de estas escuelas, en Río Cuarto, Córdoba, escribía en 1926 “la educación de los hijos de los trabajadores está en manos de canallas, les van inculcando las ideas ‘patrióticas’, cuando no ‘religiosas’… nuestros hijos son carne de explotación hasta ahora en las escuelas del Estado y del Clero”. n