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26 de julio de 2017

Estuvimos dialogando con trabajadoras y trabajadores despedidos de la empresa IFSA, que pusieron sobre la mesa la situación que están atravesando ante la crisis de la industria electrónica en la isla.

Trabajo para los despedidos de IFSA

Metalúrgicos de Tierra del Fuego

 

 
La empresa IFSA producía únicamente computadoras, entre ellas realizaban trabajos para el Plan Conectar Igualdad. Las situaciones se iban complicando año tras año, y las explicaciones eran que la planta no contaba con recursos, que había bajado la producción. Trabajaba en asociación de otra empresa más grande, BGH. En la época de gran producción unos años atrás, entre ambas empresas llegaron a 3.000 empleados y más. En la línea de producción se trabajaba de manera rotativa en el ensamble de los productos principalmente, como en otras líneas como la de automática por ejemplo.
Sin embargo, ante la incertidumbre que se generaba, entre otras cosas por las medidas del gobierno de Macri, la crisis recayó sobre los 162 operarios, trabajadoras y trabajadores, efectivos y en condición de PPD (Personal de Producción Discontinuo) que quedaron afuera ante el cierre definitivo en diciembre del año pasado. Esta cifra incluye compañeros de limpieza y del comedor. 
Nos comentaban que en el último tiempo sólo cumplían horario de trabajo pero que no había producción, incluso les decían que busquen materiales que estaban rotos para arreglarlos y ensamblar y hacer algo. Entre idas y vueltas, comentarios que iban y venían entre la empresa por medio de su apoderado y el sindicato, decidieron no trabajar hasta tener respuestas concretas y qué iba a ocurrir con ellos. 
Sin previo aviso se encontraron con la fábrica cerrada, se les pagó la indemnización al conjunto. Hubo un “acuerdo” que llevó adelante el gobierno nacional por medio del Ministerio de Trabajo y la empresa, por el que se los iba a incorporar al Plan de Reconversión Laboral, en el cual se prometía principalmente a que se los iba a reacomodar laboralmente y mientras tanto cobrarían un subsidio, el cual finaliza en agosto. La mayoría no tiene respuestas aún sobre su incorporación a otras empresas.
Están en lucha, no es una opción para ellos bajar los brazos. Hay familias en el medio y en los últimos tiempos se comenzaron a organizar nuevamente y a movilizar al Ministerio, en donde se han encontrado solamente con excusas. Eso sí, un dato no menor, solo cerró la planta en la ciudad, porque en otros lados se continúa produciendo. Los trabajadores plantean una cuestión clave: “nosotros queremos trabajar, no vivir de un subsidio para siempre”. Por eso le plantean al Ministerio que quieren comenzar a trabajar cuanto antes, y en tanto y en cuanto no haya respuestas, extender el tiempo del subsidio y aumentar el monto del mismo, porque no cubre ni los gastos mínimos.