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09 de agosto de 2017

El miércoles 26 de julio alrededor de las 18, y tras varias horas de espera, nos enteramos por una pantalla las condenas a los acusados en esta Megacausa. 

Condenan a genocidas en Mendoza

Megacausa por delitos de lesa humanidad

 
Nos habíamos ido congregando en la puerta de los Tribunales Federales, cientos de esos miles que en el 2×1 dijeron ¡No!

 
Nos habíamos ido congregando en la puerta de los Tribunales Federales, cientos de esos miles que en el 2×1 dijeron ¡No!
El juicio fue seguido con expectativa, algo de angustia -corría el rumor de que los cuatro jueces federales acusados podían zafar de alguna manera-, recuerdos, reencuentros donde nos íbamos poniendo al día de algún familiar que no llegó a ese día, sostén y mate… Hasta que pasadas las 18 hs. comenzaron a leerse las condenas. 
Fueron muchas las gargantas que gritaban ¡Presente! cuando se nombraban los desaparecidos o detenidos, así como cerrados aplausos cuando declaraban ¡Perpetua! 
En la sala donde se dictaron las sentencias unos cuantos familiares estuvieron presentes. A medida que se leían las condenas, los presentes enarbolaban pañuelos blancos con una leyenda: “30.000 presentes IV juicio por delitos de lesa humanidad”. Portando pancartas con las fotos de los desaparecidos, cientos de personas estaban figuradamente entrelazadas por pañuelos blancos. Rostros y pañuelos fueron el símbolo de la espera y del estallido después. Los pañuelos que nos distinguían a familiares y amigos, fueron confeccionados por una cooperativa textil de mujeres, llamada Fernanda Toledo.
“Algo de reparación”, decíamos mientras nos abrazábamos, llorábamos o saltábamos según el momento, que cambiaba a medida que se conocían las condenas. El final fue muy emocionante: desde el sector de HIJOS, se podía ver a los adultos cuarentones con sus hijos, gritando y saltando: “¡Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar!”. Después nos apropiamos de nuestro Himno, estallando en el “Oh, juremos con gloria morir”.
 
¿Cómo se llegó a esta Megacausa? 
Después de varios años de lucha y reclamos, se logró unificar alrededor de 20 causas por delitos de lesa humanidad en el IV Juicio de Mendoza que se viene debatiendo desde febrero del 2014. Este IV Juicio incluyó el tratamiento de apropiación de una menor, detenciones, secuestros, torturas, violaciones, desapariciones y/o asesinatos contra más de 200 víctimas. Estos delitos fueron cometidos por las FFAA, la cúpula y subalternos de la Policía de la provincia, de la Penitenciaría y cuatro jueces que omitieron investigar los asesinatos y otros crímenes.
Entre las características destacadas de esta megacausa es que ha incorporado la violación como delito punible de lesa humanidad. También que ha juzgado a los primeros jueces que sostuvieron el terrorismo de Estado. De 41 acusados con los que empezó en febrero del 2014, 28 llegaron -por diversas razones- a ser juzgados. A su vez, se consideraron los hechos juzgados en este proceso como crímenes de lesa humanidad cometidos en el contexto del delito internacional de genocidio.
Se dieron 12 condenas perpetuas, entre ellas a los cuatro ex jueces. Se consideró la responsabilidad de la Policía de Mendoza -a cargo de altos mandos de la Aeronáutica- donde funcionó el más importante Centro Clandestino de Detención de Mendoza, el ex D2, así como de varias comisarías. También los asesinatos, secuestros y torturas cometidos en la Penitenciaría y en el Liceo General Espejo. 
Sin duda, la constitución de la Megacausa fue ya un logro dentro de este camino judicial que imparte algo de justicia, sesgada por el propio carácter en el que se realizan. 
Desde una breve mirada sobre la Justicia en estos 40 años -o 34 si se considera el período constitucional- se atravesó desde el juzgamiento de la Junta Militar para terminar en las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, el indulto de Menem, y la conquista de la anulación de las leyes de impunidad. Fue en ese momento (2005) que comenzaron los juicios por estos delitos considerados de lesa humanidad. 
En ese terreno -con todas las limitaciones para que funcionaran- el logro de unificar causas fue un paso importante. No pudimos lograr una ley que juzgara los delitos de lesa humanidad, una ley que tuviera en cuenta la forma de comisión de los mismos, propias del terrorismo de Estado, y no con cargos individuales. 
Sin embargo, adquiere relevancia que estas sentencias se produzcan en el marco político actual. Los ataques recibidos desde el actual gobierno nacional que, desde sus más altos representantes hasta los menores y su aparato propagandístico, pusieron en duda desde el número de desaparecidos hasta intentar el 2×1. La respuesta masiva de nuestro pueblo caló hondo y fue una importante señal de hasta dónde no permitiremos retroceder en lo hasta aquí logrado.
Esa situación flotaba en el ambiente, y por encima de discusiones y debates -antiguos y actuales-, se vivió una intensa alegría y espíritu de unidad. Florecieron los abrazos y los gritos, los puños levantados o en V, las manos y los pañuelos. Fue una fuerte advertencia para este gobierno duro y represor que, atacando el pasado de conquistas en derechos humanos, pretende abrir paso a la represión a toda forma de lucha de nuestro pueblo.
Desde esa unidad avanzaremos en pararle la mano. Seguiremos luchando por tanto que falta para que se haga justicia por todos los desaparecidos, para todos los represores y que se abran todos los archivos.
¡Son 30.000. Ningún genocida suelto. Justicia por todos los compañeros/as y para todos los genocidas!