En agosto de 1935, en el Séptimo Congreso de la Internacional Comunista, Jorge Dimitrov propuso una política capaz de aglutinar a las fuerzas revolucionarias y democráticas para enfrentar al nazi-fascismo. Los partidos comunistas debían crear frentes únicos proletarios de amplio contenido antifascista junto a las fuerzas reformistas de la clase obrera y los sectores antifascistas de las capas medias y pequeña burguesía. Así se preparó la resistencia en numerosos países.
