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16 de agosto de 2017

El 29 de julio, Anahí le dijo a su mamá que se iba a caminar y no volvió nunca más. En la Argentina ser joven y ser mujer es un factor de riesgo.

Justicia por Anahí

Vivas nos queremos

 
Durante una semana la buscaron incansablemente, su familia, sus compañeras, compañeros y los docentes de la ENSAM junto a los vecinos que se movilizaron a diario, bajo una única consigna “Viva la queremos”.  

 
Durante una semana la buscaron incansablemente, su familia, sus compañeras, compañeros y los docentes de la ENSAM junto a los vecinos que se movilizaron a diario, bajo una única consigna “Viva la queremos”.  
Hace unos días el cuerpo docente de la escuela a la que asistía compartió un comunicado en el que denuncia las irregularidades en la búsqueda, la revictimización de la joven y en cual también expresaron: “El dolor por la pérdida de Anahí y su búsqueda durante seis días fue transformado por esta comunidad en amor, en movilización, en solidaridad.” Así fue y lo pudimos ver el día que apareció su cuerpo sin vida, asesinada con saña (solo pensarlo nos revuelve las tripas). Sus compañeras/os lograron transformar el dolor en lucha y encabezaron la marcha al Congreso de la Nación, junto con familiares de víctimas y un gran número de personas y organizaciones. La consigna fue “Hoy marchamos por Anahí” “Justicia venimos a exigir”, pedido que se vio reflejado en muchos lugares a lo largo y ancho de país.
Anahí tenía 16 años, le gustaba pintar “ella era arte” dicen sus amigos. Tenía una familia, tenía novio, era una piba como lo fuimos nosotras, como lo son nuestras hijas, hermanas, sobrinas y amigas. Anahí ya no puede seguir soñando, no se puede enojar, no puede besar, no se puede maquillar, no se puede adornar con flores, no puede marchar, no puede salir a bailar, no puede tomar mate con su mamá, con su hermano, con sus amigos. Que bronca tener que hablar en pasado de una piba de 16 años. Ya no está, nos la quitaron y esto no da para más. ¡Basta, basta, basta de matarnos! 
Hoy nuestra bronca tiene nombre propio, pero sabemos que no solo es Anahí, también es Lucia, Chiara, Daiana, Araceli y todas las que nos faltan, las que no sabemos dónde están, las que ya no pueden soñar, las que callaron por su condición de mujer. Cientos de sueños truncados y un gobierno indiferente. Decimos que en todas ellas estamos todas nosotras y que sus voces son las nuestras. 
 
Una mujer, cada 18 horas, muere víctima de femicidio
En nuestro país, según cifras no oficiales, muere víctima de femicidio una mujer cada 18 horas. Ante este desesperante escenario el gobierno de Macri, los gobiernos provinciales y municipales no implementan ni una sola medida para terminar con la situación de emergencia que vivimos las mujeres. Nos matan como moscas y los gobiernos nos dan la espalda. 
El movimiento de mujeres y el conjunto del pueblo, en el año 2009, conquistó la sanción de la Ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres “para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, Ley que los gobiernos de turno convierten en letra muerta, otorgándole un presupuesto insuficiente, diciendo de hecho que nuestras vidas no valen nada. En muchas provincias y municipios se logró conquistar la Declaración en Violencia contra las Mujeres, seguimos dando pelea para su implementación, peleando por hacer posible lo necesario y tratando de dar vuelta el viento.
El 3 de junio del año 2015 asistimos y protagonizamos la primera marcha bajo la consigna Ni Una Menos, conmovidas por el femicidio de Chiara Páez y a sabiendas que en ese nombre no se terminaba, ni termina (lamentablemente) la lista de mujeres que nos van arrancando. Así fue y es que cada 3 de junio salimos a las calles a seguir exigiendo que no nos maten, que no nos violen, que no nos secuestren las redes de trata, no morir en la clandestinidad del aborto y no sufrir más el destino que los gobiernos de turno elijen para nosotras, nuestros hijos y nuestro pueblo. Una vez más debemos decir que resulta imposible pensar en las movilizaciones multitudinarias, sin el recorrido que fuimos haciendo en los Encuentros Nacionales de Mujeres.
 
El gobierno hace oídos sordos 
El gobierno de Mauricio Macri no solo hace oídos sordos a nuestros reclamos, sino que toma medidas que agudizan esta situación desesperante. Al inicio de este año, recortó el presupuesto destinado a la aplicación del “Plan Nacional de Acción contra la violencia de género” que debía llevar a cabo el Consejo Nacional de las Mujeres, quitó partida presupuestaria destinada a la prevención de la violencia contra las mujeres, entre gallos y medianoche.
Fieles representantes de su clase, una semana después del 3/06/2016, los diputados de Cambiemos se negaron a aprobar la Ley de emergencia Nacional en Violencia de Género, que cuenta con la aprobación (por unanimidad) del Senado de la Nación, dejando sin quorum la sesión en Diputados de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, con el pretexto que el tan mentado “Plan Nacional” iba a resolver la falta de políticas tendientes a terminar con la violencia contra las mujeres.
Ajuste y más ajuste es la política de este gobierno de ricos para ricos. Mientras tanto nosotras no contamos con prevención, refugios, asistencia psicológica, asistencia legal y tantos otros derechos que nos niegan. Somos las mujeres las que salimos a defendernos, las que alojamos en nuestras casas a nuestras amigas, familiares y/o vecinas compartiendo lo poco que podemos poner en la olla; las que marchamos por cada “desaparecida”; las que escrachamos a los violadores; las que nos organizamos en nuestro barrio, en las escuelas y en la universidad, en los lugares de trabajo, en el campo y en cada lugar que nos pertenece. 
El proyecto de Ley de Emergencia debe ser tratado antes de diciembre de este año, y eso vamos a exigirle a Macri, porque es su responsabilidad cada voz que se apaga, cada Anahí que nos arrebatan, cada mujer que muere en manos de un femicida, cada mujer que desaparece, cada víctima de las redes de trata, cada piba violada, cada mujer muerta por aborto clandestino. 
No hay ni una menos sin Emergencia Nacional en violencia contra las mujeres.
No hay ni una menos sin promotoras en violencia.
No hay ni una menos sin refugios.
¡Vivas nos queremos! ¡Justicia por Anahí!