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17 de agosto de 2017

En el aniversario de la muerte del Libertador lo recordamos porque su lucha sigue siendo ejemplo para la conquista de la segunda y definitiva independencia. 

¡Seamos libres, que lo demás no importa nada!

José de San Martín

Recordamos que José Francisco de San Martín y Matorras nació en Yapeyú, el 25 de febrero de 1778, y falleció en Boulogne-sur-Mer, Francia, el  17 de agosto de 1850. Con el grado de teniente coronel del ejército español, a partir de 1812 se sumó a la lucha por la independencia americana. Creó el Regimiento de Granaderos a caballo con el que peleó en San Lorenzo. Se hizo cargo del Ejército del Norte reemplazando a Belgrano. Fue gobernador de Cuyo, desde donde organizó el Ejército de los Andes, con el que libró las batallas de Chacabuco y Maipú en Chile. Atacó al centro del poder virreinal en Lima, declarando la independencia de Perú en 1821. Tras la entrevista con Simón Bolívar en Guayaquil, partió hacia Europa. Pequeño e injusto apunte biográfico del Libertador, para enmarcar la proclama que reproducimos.

 

La Proclama del general José de San Martín al Ejército de los Andes antes de la batalla de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817

¡Soldados! Todos y cada uno de ustedes conocen el esfuerzo y las dificultades por las que hemos pasado. Llegar hasta aquí es bastante, pero nunca es suficiente. El enemigo espera, y espera bien armado, señores.

Son la esperanza de la América, cada uno de ustedes lleva consigo lo más importante, ¡la libertad! 

Trescientos años de masacre y de barbarie tiñen nuestra tierra de sangre, pero hemos venido a decir ¡basta!, ¡se acabó! 

Soldados, se me llena el corazón al ver a tantos guerreros dispuestos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos recordarán este momento con orgullo, porque les dejaremos una tierra digna de ser vivida. 

Donde puedan sembrar, crecer y prosperar, libres de toda cadena, donde cada hombre pueda decidir su destino sin importar su color, su linaje, su procedencia, ni qué carajo. 

Porque todos somos iguales ante el Supremo, así como somos iguales ante la muerte, porque cualquier hijo de mujer merece ser libre de una vez y para siempre. 

¡Seamos libres, que lo demás no importa nada!

¡Viva la patria!

 

Extraído del Hoy N° 1616, mayo de 2016