Noticias

20 de septiembre de 2017

Seguimos con la serie de notas sobre la vigencia de la obra y el pensamiento del Che, basadas en una charla de Rosa Nassif realizada el 7 de junio 
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Tucumán.

Vigencia del Che Guevara

A 50 años de su caída en combate

El Che enfrenta la línea de los soviéticos y sus seguidores en Cuba 

El Che enfrenta la línea de los soviéticos y sus seguidores en Cuba 
El segundo momento del Che dentro de Cuba transcurre al frente del Ministerio de Industria durante el año ‘63, se agudiza en el ‘64 y explota a comienzos del ‘65.  Podemos decir, para resumir, que el Che enfrentará en este período a las posiciones de la Unión Soviética y sus seguidores dentro y fuera de Cuba. 
Se da el debate sobre si Cuba acepta la imposición soviética de entrar en la división internacional del trabajo, que cínicamente agregan, socialista, por la cual Cuba debe producir principalmente azúcar, o sea, materias primas para el mercado subordinado a la URSS (el Comecon) y recibir a cambio los productos elaborados que necesita. No es diferente al camino que aún hoy los países imperialistas y las clases dominantes locales imponen a países dependientes como el nuestro. Esto implicaba para Cuba, en los hechos, el cambio de dependencia como sucedió. El Che se opone enérgicamente a seguir este camino.
El debate y la diferencia entre el Che y la mayoría de los miembros del PSP que siguen los dictados de la Unión Soviética, se da alrededor del camino de construcción del socialismo al interior de Cuba. La URSS empuja, tal como lo está haciendo en su interior, coherente con la restauración del capitalismo: autogestión de las empresas en lugar de la planificación estatal del conjunto de la economía, apelar a los estímulos materiales y al trabajo a destajo para aumentar la productividad, y respetar la plena vigencia de las leyes del mercado. El Che se opone a esto de plano: no se puede construir el socialismo, sostiene, con las mismas armas del capitalismo; defiende sostener la planificación de la economía con el objetivo de satisfacer las necesidades crecientes de las masas y no las ganancias de cada empresa y apelar fundamentalmente a la conciencia de los trabajadores priorizando los estímulos morales por encima de los materiales. El Che impulsa y se empeña en el trabajo voluntario. Sostiene que en el socialismo el trabajo debe cambiar de carácter: no puede seguir siendo el tiempo que se emplea sólo para la subsistencia sino el que se entrega para el bien común. Va a insistir que el socialismo, y mucho más el comunismo, no puede ser sólo un hecho económico sino sobre todo un logro de la conciencia colectiva creadora de un hombre nuevo.
Es necesario para comprender mejor el debate que el Che da en Cuba, tener en cuenta que en estos años se desarrolla un gran debate en el Movimiento Comunista Internacional entre las posiciones sostenidas por el PCUS y las del Partido Comunista de China. Como ya dijimos, Mao Tsetung ha llegado a la conclusión de que en la Unión Soviética ha triunfado un golpe restaurador del capitalismo y que se ha iniciado un curso que la lleva a transformarse en un país imperialista, lo denomina socialimperialismo: socialista de palabra e imperialista en los hechos. Este debate terminará en la ruptura dentro del MCI entre la URSS y China.
En un primer momento, Cuba no se define entre la Unión Soviética o China. El Che, en la medida que va conociendo las imposiciones de la Unión Soviética y lo que ve en esos países que se llamaban de socialismo real, coincide objetivamente con muchas de las posiciones del PCCH y de Mao; por eso es acusado de prochino y trotskista. El Che se enoja por estos calificativos que sabe que son denigratorios y dice que: “yo tengo muchas ideas parecidas, a la de los chinos, coincido en muchas cosas, pero ¿no piensan que puedo tener cabeza propia?”
En Moscú cae Nikita Kruschev y sube Brezhnev, quien exige a Cuba no sólo subordinación económica sino política y se impone que rompa con China y, por lo que se conoce, que se saquen de encima a Guevara. Fidel hace un discurso espantoso en la Tricontinental donde se niega el ingreso de organizaciones enfrentadas con las direcciones de los PC prosoviéticos, como el Partido Comunista marxista-leninista de Bolivia; en el discurso Fidel acusa a China de negarle arroz a Cuba y rompe relaciones con China. 
En enero del año 1965 Fidel firma con la Unión Soviética, en Moscú, un tratado de comercio por cinco años, comprometiéndose a que Cuba va a proveer de cinco millones de toneladas de azúcar por año, que es lo que podía producir con un máximo esfuerzo, a la Unión Soviética. Fidel en el brindis con que cierra el acuerdo dice que: “no conoce el mundo, un ejemplo mayor de internacionalismo proletario y de solidaridad revolucionaria que el de la Unión Soviética”. 
 Casi simultáneamente, en febrero del ‘65, el Che en un discurso en Argelia se diferencia públicamente y patea el tablero. Dice entre otras cosas explosivas que: “los países socialistas tienen el deber moral de liquidar su complicidad con los países explotadores de occidente; los países socialistas son en cierta manera, cómplices de la explotación imperialista. El desarrollo de los países que empiezan ahora el camino de la liberación debe costar a los países socialistas. Comprar a precio de mercado materias primas y vender a precio de mercado productos industriales, eso no es cooperación socialista, eso es parte de la expoliación imperialista”.
Es la última aparición pública del Che. A su vuelta a Cuba lo esperan en el aeropuerto Fidel y Raúl Castro; por lo que ha trascendido discuten muchas horas, algunos de los guardias que cuidan la reunión cuentan que se escuchan gritos; que Raúl lo acusa al Che de trotskista y pro chino. Ninguno de los protagonistas de este hecho han dado una información pública; sí se han hecho muchas hipótesis.