En esta ocasión queríamos homenajear desde nuestro espacio, a 50 años de su asesinato, al Che, a Ernesto Guevara de la Serna. El Che nació, según dicen, un 14 de junio de 1928 con asma. Ese asma no impidió que sus inquietudes de viajar por el mundo se cumplieran. Pudo desde muy joven recorrer América Latina, y en un primer viaje en su diario pudo escribir que somos una sola raza mestiza, de México al estrecho de Magallanes. Ahí conoce el marxismo, el leninismo, se forma. A los 29 años, ya recibido de médico se incorpora a una organización liderada por Fidel Castro, el Movimiento 26 de julio, donde el Che es incorporado por su profesión. Sin embargo, en poco tiempo se destaca por su valentía y por su disciplina revolucionaria, lo cual hace que Fidel lo nombre comandante. Y a partir de ahí es para todos nosotros el comandante Che Guevara.
Ese movimiento confluye unos años después con una Cuba convulsionada por grandes huelgas obreras, por movimientos campesinos, estudiantiles que venían luchando contra una dictadura asesina como era la de Batista. Y el 1º de enero de 1959 triunfa la Revolución Cubana para sorpresa de muchos. Ahí nomás, a 50 millas del imperialismo más grande del mundo y el más feroz de ese momento el socialismo podía hablar castellano. Eran momentos donde el mundo estaba convulsionado.
El Che hizo grandes aportes, no sólo con su práctica, una práctica donde siempre ponía lo colectivo por sobre lo individual, donde odiaba a todo aquel que usaba los lugares en los Ministerios o posiciones de poder para tener privilegios. Humildemente él practicaba lo que decía y hacía lo que pensaba. Y fue un ejemplo para muchos. No sólo tuvo aportes en la práctica, sino también aportes teóricos, filosóficos, económicos. Sólo por nombrar algunos, están los escritos en la Construcción del Hombre nuevo, donde decía que los estímulos materiales no podían absolutizarse por encima de la lucha ideológica y la lucha política. O cómo fue aquel discurso de Argel, donde ya en plena década del ‘60 pudo denunciar que la Unión Soviética había abandonado el camino del socialismo.
El Che, después murió aislado, murió traicionado en Bolivia, pero no murió solo, porque fuimos y somos miles y millones de mujeres y hombres que en todo el mundo levantan su bandera, levantan su cara como un símbolo cada vez que un pueblo lucha por su liberación.
Y nosotros hacemos este homenaje porque 50 años después, en este mundo donde 8 personas concentran la misma riqueza que media humanidad de la más pobre de este planeta, en un mundo donde hay guerras injustas que hacen por ejemplo que niños aparezcan muertos en las costas de los mares, en un mundo donde un puñado de potencias imperialistas se disputan el poder oprimiendo a una cantidad de países que cada vez la pasan peor, en este mundo donde se ha agudizado la opresión del hombre por el hombre, creemos que tiene total vigencia la práctica y el pensamiento del Che Guevara.
El Che no fue ni un utópico ni un idealista, como muchos lo defienden, fue un verdadero comunista revolucionario. Y en este mundo de tantas injusticias, hay mucha sed de cambio, mucha sed de poder transformar esas cosas injustas en justas, y ahí está la vigencia del pensamiento y la práctica de este hombre que llevaba la revolución en la sangre y que ha dado la sangre por la revolución.
Desde este humilde lugar, 50 años después queremos decir que sentimos en lo más hondo cualquier injusticia, contra cualquiera, en cualquier parte del mundo para tratar de ser un poquito más revolucionarios todos los días. Hasta la victoria siempre Che.