El gobierno de Macri durante este año pretendió pasar a la ofensiva contra las naciones y pueblos originarios, sabiendo claramente que el 23 de noviembre vencía la Ley 26.160 y sus prórrogas. Evidentemente acordó con distintas potencias y monopolios imperialistas articular una ofensiva donde se dividían roles, utilizando agentes y amigos en la política de ultraderecha, y de seudo izquierda. De esta ofensiva política en los medios se encargaba Clarín.
El gobierno de Macri durante este año pretendió pasar a la ofensiva contra las naciones y pueblos originarios, sabiendo claramente que el 23 de noviembre vencía la Ley 26.160 y sus prórrogas. Evidentemente acordó con distintas potencias y monopolios imperialistas articular una ofensiva donde se dividían roles, utilizando agentes y amigos en la política de ultraderecha, y de seudo izquierda. De esta ofensiva política en los medios se encargaba Clarín.
En el camino a las elecciones había que aislar la lucha de los originarios de la enorme sensibilidad de la sociedad ganada con luchas gigantescas. Luchas con más de 20 muertos contra el genocidio –que pretendió sea silencioso– llevado a cabo por Cristina Kirchner y algunos gobernadores, con sus fuerzas de seguridad para proteger la usurpación, y los desalojos que monopolios petroleros, mineros, de negocios turísticos e inmobiliarios y grandes terratenientes hicieron sobre nuestros territorios ancestrales.
Entre sectores imperialistas hubo y hay disputa y acuerdos, porque hay que repartirse el petróleo y gas de Vaca Muerta, y las fuentes de agua pura. Solo en Neuquén hay 54 comunidades originarias organizadas. En Chaco la lucha de qom, wichi y mocoví no ha permitido la entrega a extranjeros de las 300.000 hectáreas.
Con una política de una nueva vuelta de la dependencia del país, de entrega vil a las inversiones de los monopolios imperialistas, Macri registró en detalle la lucha de los originarios contra el gobierno de Cristina y se preparó para profundizar ese genocidio. Esto básicamente es buscar el exterminio identitario territorial y definitivo de las más de 36 naciones y pueblos originarios preexistentes en este país; desalojándolas de las posesiones donde los confinó el general Roca, hace más de un siglo, para que terminen en las villas y asentamientos de las grandes ciudades.
Macri y los sectores imperialistas desataron la ofensiva política con la RAM, y Clarín de contrapunto mediático, querían generar condiciones sociales para reprimir sin problema. Lo hicieron y desapareció Santiago Maldonado; más allá de las maniobras del gobierno y de distintos sectores en medio de la campaña electoral, la sociedad no se equivocó y reaccionó masivamente repudiando al gobierno. Amplísimos sectores políticos tuvieron que repudiar y las maniobras del oficialismo, que fueron derrotadas en el Senado; mucho tuvieron que ver los hermanos del Movimiento de Originarios en Lucha.
Fueron las senadoras Durango (La Pampa) y Magdalena Odarda (Río Negro) las que encabezaron la propuesta de prórroga de la ley por cuatro años, mientras el gobierno pretendía solo uno. Se abrieron contradicciones en el propio gobierno; lo sacaron al Dr. Ruiz Diaz de la presidencia del INAI, los originarios protagonizaron un grandioso 11 Encuentro de Naciones y Pueblos Originarios, que ayudó a unir todas las vertientes al convocar a la concentración nacional en el Congreso el 26 de septiembre.
La unidad de los originarios, y una política de unidad con el pueblo argentino derrotó la gran maniobra de aislarlos de la sensibilidad social, y posibilitó derrotar al gobierno, pues aunque triunfó en las elecciones del 22 de octubre, la Ley fue prorrogada por cuatro años. Esto significa un gran obstáculo para que avancen los llamados inversionistas apropiadores, a los que Macri quiere seguir entregando las riquezas naturales, donde están las comunidades originarias. Una vez más, como en diciembre de 2016 con la ley de emergencia social, se debe decir ¡sí se puede derrotar al macrismo y sus socios imperialistas! Este eje del mal fracasó con la 26.160. ¡El bien triunfó!
Seguirán cuatro años de nuevas largas luchas por el territorio y las tierras, haciendo cumplir la 26.160 y la ley de tierras comunitarias, por la identidad y las culturas, en defensa de nuestros derechos como pueblos preexistentes.