El gobierno de Macri inició el año con un megaendeudamiento por 9.000 millones de dólares (US$), a tasas de interés que llegan al 6,95% anual. La emisión fue liderada por Citigroup, Deutsche Bank Securities, HSBC, BBVA y Santander.
El gobierno de Macri inició el año con un megaendeudamiento por 9.000 millones de dólares (US$), a tasas de interés que llegan al 6,95% anual. La emisión fue liderada por Citigroup, Deutsche Bank Securities, HSBC, BBVA y Santander.
A pesar del optimismo del ministro de Finanzas Luis Caputo, esas tasas de interés son un festín para esos bancos imperialistas, incluso a contramano de lo que ocurre con otros países de la región. El afán de endeudamiento del macrismo ha hecho que el riesgo país de Argentina –medido por el índice que publica el JP Morgan– pasara de 350 puntos básicos, a fin de 2017, a las actuales 362 unidades, cuando en Brasil ha bajado levemente a 225 puntos.
Esto ocurre cuando el ministro también ha balanceado como un gran éxito haber logrado la meta de reducción del déficit fiscal primario. Pero, una de las principales críticas pasa por lo que sucede con el resultado total, es decir el financiero, que le agrega al déficit primario el déficit que generan los intereses de la deuda. Un dato clave para los prestamistas en épocas en las que la política económica se sostiene en la toma de deuda.
Los comunicados del Ministerio no destacan este déficit total porque la meta es sólo sobre el déficit primario, pero el Informe de ingresos y gastos del Sector Público No Financiero detalla: en diciembre el rojo financiero creció 79% y en la totalidad de 2017 32,5%. En términos del PIB también creció, desde 5,9% en 2016 hasta 6,1% en 2017.
Bancos y empresas estatales también salen a endeudarse en el exterior
Al endeudamiento del gobierno nacional se agrega el de las provincias y el de los bancos y empresas estatales, emulando a Martínez de Hoz en la época de la dictadura videlista.
Por ejemplo AYSA, la compañía estatal que ofrece servicio de agua en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, saldrá a colocar bonos en dólares en el mercado internacional, hasta US$1.000 millones, a través de los bancos Deutsche y Bank of America.
También el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, anunció que este año la entidad hará su debut en los mercados internacionales, ya que se ha quedado escaso de fondos prestables por lo que le ha prestado a su único accionista, el Estado nacional.
El Tesoro le colocará un nuevo bono al Banco Nación llevándose otros $30.000 millones la semana próxima. A este “préstamo” se suman los $20.000 millones que el BNA le girará al Tesoro en 2018 pero en concepto de transferencia de utilidades. Este aporte al Tesoro, al ser una reducción patrimonial, le quita capacidad prestable, por lo que ahora se lo lleva a conseguir fondos en el exterior.
En cuanto al Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), que también controla el Estado en un 100%, acaba de colocar un bono por $1.600 millones en el mercado local, pero ya anunció que, acorde con la política macrista, está en sus planes hacer lo propio en el mercado internacional.
El gobierno recurre a este endeudamiento externo de los bancos y compañías estatales porque dichas deudas no se contabilizan como deudas del fisco nacional, por lo que se las llama cuasi-fiscales, como a las del Banco Central y las provincias. Así, estas deudas no aparecen dentro del cómputo de la llamada Deuda Pública Nacional, aunque se trate de oranismos o empresas estatales, por las que en definitiva tendrá que responder el Estado nacional.
“Así como vamos, chocamos”, reiteró su frase del año pasado el economista liberal-keynesiano Juan Carlos de Pablo. Recordó que durante las crisis de deuda “los mismos que un día te felicitan, al día siguiente no te prestan más plata y encima te exigen que pagues, que ajustes el gasto público, etc. De esas crisis hemos vivido varias“.