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31 de enero de 2018

Reproducimos extractos de una declaración de la Corriente Sindical Clasista del país hermano, del 22 de enero.

Uruguay: productores agrarios y asalariados rurales en lucha

Reclaman apoyo estatal para seguir produciendo

Este gobierno entreguista y proimperialista, bajo la conducción del ministro Astori, continuista de los gobiernos de la derecha tradicional, ha beneficiado a los grandes terratenientes y monopolios imperialistas, asociados fundamentalmente a los monocultivos sojero y forestal (que hoy ocupan alrededor de un millón de hectáreas cada uno), las plantas de celulosa (que ya serían tres con la segunda que se prevé de UPM), los parques eólicos, las zonas francas, gozando de importantes exoneraciones fiscales. Esto ha generado una gran concentración de la tierra y su extranjerización, a tal punto que más de la mitad de las hectáreas agropecuarias están en manos extranjeras.
Estas condiciones, sumadas al alto precio de la tierra y al endeudamiento brutal, perjudican enormemente a los pequeños y medianos productores, que han venido fundiéndose de a cientos cada año. Por ejemplo, en el sector lechero, uno de los más perjudicados, el precio de todo el ganado lechero equivale a la deuda bancaria del sector, entre 350 a 400 millones de dólares, y se registra el cierre de 1.500 tambos en estos últimos años. 
El avance del agronegocio impulsado por el capital financiero internacional ha implicado un desaforado aumento del precio de la tierra y las rentas, y también de los alimentos, lo que sufrimos los trabajadores todos los días, pero los beneficios han ido solo a bolsillos de los intermediarios y latifundistas, no de los chacareros.
A la vez, los trabajadores rurales también sufren esta difícil situación, ya que la desaparición de unidades productivas ha agravado la desocupación, manteniéndose además los salarios de hambre, graves problemas de salud por exposición a los agrotóxicos del paquete tecnológico de los agronegocios (sobre todo soja), desconocimiento de la legislación laboral y casos de graves abusos perpetrados por patrones, como los que han salido a la luz últimamente. Estas condiciones han agravado el despoblamiento del campo, cuya cantidad de habitantes hoy representa solo el 5% de la población total. 
Ante esta situación, pequeños y medianos productores rurales a nivel nacional están generando una importante movilización, con asambleas y caravanas de tractores y otros vehículos en las rutas del país. Reivindican apoyo estatal para seguir produciendo, en ese sentido exigen que se les rebajen las tarifas de electricidad y gasoil, que recientemente aumentaron 3,2% y 4,8% respectivamente.
El gobierno solo acepta negociar con “las gremiales” para deslegitimar al movimiento que surge de los verdaderos productores, y ofrece refinanciaciones que una y otra vez hacen ganar tiempo a los grandes productores, pero a los pequeños y medianos cuando las logran, les generan una asfixiante deuda. 
Para que el movimiento sindical pueda influir en esta lucha, debe levantar un programa que atienda las necesidades urgentes de los pequeños y medianos productores; aislando a los latifundistas, al capital especulativo en el agro y a la derecha reaccionaria. 
Desde el clasismo debemos plantear claramente que se hacen necesarios precios sostén para los productos destinados al mercado interno, que garanticen la renta básica al pequeño y mediano productor y su permanencia en el campo, y el abastecimiento a precios razonables a la población. También es preciso finalizar con el atraso cambiario que encarece en dólares la producción nacional y subsidia las importaciones de productos agropecuarios e industriales que podrían producirse en el país; lo que no significa de ninguna forma devaluaciones bruscas que puedan generar que la inflación recaiga sobre los trabajadores y sectores medios. 
La solución a esto es el cambio múltiple, como herramienta para asegurar el control estatal del cambio de divisas y orientar la producción. Esta herramienta ya tiene antecedentes en nuestro país y favoreció a la industria y el trabajo nacional, por algo fue eliminada por el gobierno blanco a principios de los 60, cuando se firmó la primera Carta Intención con el FMI.
Es así que desde la CSC apoyamos la justa lucha de pequeños y medianos productores y trabajadores rurales, promoviendo un programa que los una junto a los asalariados de la ciudad, para aislar a la oligarquía rural, latifundista, que a través de sus organizaciones gremiales y políticas aprovecha las medidas de los más desfavorecidos del campo para sacar tajada. 
 
¡Defender las fuentes de trabajo y la producción agraria e industrial nacional!
¡A firmar y movilizarse contra la Ley de Riego!
¡Basta de extranjerizar la tierra! ¡Reforma agraria!