La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, vino de visita al país por primera vez desde que asumió el cargo en 2011.
Si bien el motivo principal de su visita es participar en el foro de ministros del G-20, a desarrollarse en Buenos Aires el 19 y 20, Lagarde indicó: “Vine antes para disfrutar la belleza de este país y para ver por mí misma las reformas y la profundidad del compromiso que tiene este gobierno de llevar el país adelante” (La Nación, 15/3/18, el subrayado es nuestro).
No olvidemos que el FMI es un organismo multinacional creado por las grandes potencias imperialistas en 1945, al fin de la Segunda Guerra Mundial, que presta fondos a los países miembros con desequilibrios financieros, con acuerdos que fijan normas de política económica en esos países de acuerdo a los intereses del capital financiero imperialista de las grandes potencias. Por lo que la Argentina recién fue integrada al mismo por la dictadura oligárquico-imperialista tras el derrocamiento del gobierno de Perón en 1955, y esas relaciones fueron suspendidas por el gobierno de Néstor Kirchner en 2008, tras la cesación de pagos de fines de 2001 pese al acuerdo firmado por el gobierno de De la Rúa-Cavallo en septiembre del 2001, que fue la última vez que Argentina pidió plata al FMI.
En 2016, el gobierno de Mauricio Macri restableció relaciones con el FMI como parte de su política de apertura a las potencias y monopolios imperialistas que se disputan el dominio de Argentina. Desde entonces el FMI retomó las revisiones anuales que exige su artículo IV, presionando por un mayor ajuste fiscal y por reformas estructurales, como la reforma del sistema jubilatorio que empezó por un cambio en la fórmula de actualización de los haberes.
Poco antes de su asunción, en una de sus últimas columnas en el diario La Nación, el 29 de noviembre de 2017, el hoy ministro Dujovne escribió: “Si la sequía de fondos externos se prolongase, si lo quisiera el Gobierno podría recurrir al FMI. Un programa en el que el Fondo desembolsara 25 mil millones de dólares sería fácilmente obtenible”, desde ya sin mencionar los condicionantes.
El lunes anterior a la llegada de Lagarde, el FMI actualizó sus previsiones para la economía global y se mostró más cauto con el futuro inmediato de Argentina. “En América Latina, la revisión a la baja del crecimiento refleja en gran medida una menor expectativa de recuperación a corto plazo en Argentina y Brasil tras cifras de crecimiento que defraudaron las expectativas en torno al segundo semestre de 2016”, indicó. No obstante, la jefa del FMI llenó de elogios a la política macrista y “su gradualismo” que venía a “ver por sí misma” como hacen sus patrones imperialistas. Y sin mentar sus déficits ni la inflación, aclaró que no venía “a prestar plata”.
Un tema que preocupa a los usureros internacionales, más después que el Gobierno publicó en el Boletín Oficial del miércoles 14 pasado su decisión de canjear bonos que vencen en 2019 y están en manos del Banco Nación (BNA) por nuevos títulos con una tasa del 17,25% anual que se extienden hasta 2021. La operación sería por al menos 16.678,6 millones de pesos que fueron colocados por el Gobierno de Mauricio Macri en bonos al Banco de la Nación durante 2017.
Semanario Hoy N° 1710 21/03/2018