Reproducimos un texto de la familia de Telésfora Pichilef, una compañera mapuche a la que es necesario rodear de solidaridad.
El 31 de enero las paredes del cajero automático de Maquinchao aparecieron pintadas con consignas mapuches y consignas exigiendo justicia por los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. En las pintadas se acusa al Estado y a las fuerzas de seguridad de “asesinos”. Además, podían leerse mensajes en mapudungun, idioma de nuestro pueblo mapuche. También se registraron acciones similares en un cajero de El Bolsón. Sin embargo, estos hechos fueron realizados de manera anónima, ya que ninguna organización o individuo firmó adjudicándose dicha acción. Tampoco se difundieron comunicados en las redes sociales ni medios alternativos en las que algún grupo en particular proclame la autoría sobre estos hechos. Sin embargo, el gobierno de la provincia de Río Negro en su página oficial de Facebook publicó imágenes de los cajeros y adjudicó los daños a la RAM.
El 1 de febrero la policía de Maquinchao se acercó a la casa de mi abuela Telésfora Pichilef, para indagarla sobre las pinturas, preguntándole si conocía al posible autor de las mismas y preguntándole si ella sabía hablar mapuche. Le mostraron fotos en las que ella no identificó los mensajes que decían, ni los que estaban en español ni en mapudungun. Tampoco reconoció los rostros de Rafael y Santiago. La policía se retiró sin haber conseguido el nombre de un posible sospechoso, pero sí lograron interrogarla sin ninguna orden judicial, procedimiento que hubiera correspondido. Se dirigieron a ella por ser una referente local del pueblo mapuche. Mi abuela no sabe hablar mapudungun. Su madre no le enseñó para evitar las persecuciones, razias policiales, la discriminación y la burla.
Mi abuela es jubilada del área de salud pública. Trabajó 30 años en el Hospital de Maquinchao como agente sanitario, recorriendo campos y parajes de la Meseta, soportando las inclemencias del clima, siempre desde una perspectiva comunitaria y de amplitud de derechos, tarea que le valió el reconocimiento del Ministerio de Salud de la Nación en el año 2006. Además, formó parte de organizaciones sociales de DDHH y de organizaciones mapuche, así como ha sido un pilar, junto a otros pu lamngien de la Comunidad Mapuche de Maquinchao.
Es escritora y poeta, con dos libros publicados, uno de ellos declarado de interés cultural por la Legislatura de la provincia. Si bien ella, y toda nuestra familia, siempre han militado la causa de nuestro pueblo mapuche, siempre lo hemos hecho de manera pacífica, a pesar de conocer bien el despojo, la pobreza, la persecución y la discriminación a la que nos sometió el Estado. Siempre hemos participado de espacios de militancia plurales, apuntando al consenso y al reconocimiento de nuestros derechos. Nuestra familia siempre ha trabajado en pos de revitalizar nuestra cultura, de que se conozca nuestra verdadera historia, nuestras raíces y nuestro kimün.
Nuestra lucha no es una lucha terrorista, como pretende hacer ver el gobierno de la provincia al adjudicarle las pintadas mencionadas a la RAM, acto seguido del cual las fuerzas policiales se dirigieron a indagar a mi abuela en un proceso irregular como presunta sospechosa, por el sólo hecho de ser mapuche. Lamentamos mucho este retroceso ya que pareciera que cualquier persona que se identifique mapuche, que hable nuestro idioma o porte nuestros distintivos, es un potencial “terrorista”. Es por eso que alertamos al pueblo Mapuche y a la sociedad en general y a todxs los pobladores de nuestra Línea Sur, ya que el procedimiento de la policía no ha sido el adecuado. Nos preocupa el devenir de esta situación.
Nuestro pueblo siempre ha tenido una gran capacidad de diálogo y hoy en día estamos recuperando todavía nuestras costumbres, nuestro idioma y muestra espiritualidad. Personas mayores como mi abuela que se auto perciben mapuche tienen derecho a ejercer su religión, hablar su lengua sin ser potenciales sospechosos ni víctimas de montajes. Exigimos el esclarecimiento de estos hechos. No olvidamos, y exigimos justicia por nuestros lamngien Rafael Nahuel em y por nuestro wenuy Santiago Maldonado em. ¡Mariciwev!