Las fuertes tormentas que se abatieron sobre varias zonas de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires evidenciaron, una vez más, el desprecio de los gobernantes hacia la mayoría de nuestro pueblo.
Otra vez los que más sufrieron las consecuencias del granizo y las lluvias fueron las barriadas más pobres. Las casas inundadas, la pérdida casi total de las pocas pertenencias, era el panorama, repetido en cada tormenta fuerte. También se vio, como siempre, la inmensa solidaridad de los sectores populares, los únicos presentes a la hora de atender las urgencias.
Así lo denunciaba la CCC de La Plata. Su coordinador Ramiro Berdesegar expresó: “Un poco de agua agudiza la pobreza estructural que sufren cientos de familias todos los días en los barrios de la ciudad. Los vecinos se ayudaron entre ellos porque el Estado provincial y municipal no pisaron estas calles”, aseguró. En la misma La Plata, los trabajadores del Hospital San Martín denunciaron que se vieron obligados a cerrar la sala de recuperación y nutrición del sector de neonatología por la cantidad de agua que se filtró en las instalaciones.
Mientras los grandes medios televisivos pasaban hasta el hartazgo imágenes de un cartel que había dañado una casa, sólo por las redes sociales se conocía la magnitud del desastre en decenas de barrios. Los vecinos indignados mostraban cómo en Quilmes, por ejemplo, la acumulación de basura en las calles impedía que bajaran las aguas. Ni hablar de las condiciones de infraestructura de algunos servicios de transporte, como las cataratas dentro del Aeroparque y en algunas líneas de Subte, el mismo que el gobierno nacional aumentó de 7,50 a 11,50 el 1 de mayo.
A la gobernadora Vidal parece que se le perdieron las botas de lluvia con las que se paseaba por zonas inundadas cuando era candidata, porque no se la vio por ninguno de los barrios afectados.
Hoy N° 1715 03/05/2018