Corresponsal
La “Universidad de Formación Docente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” (UniCABA) es la herramienta que el macrismo/larretismo proyecta para imponer la formación de facilitadores en lugar de docentes, barriendo con los 29 institutos de formación docente actuales de la CABA.
Esta medida la propone un gobierno de CABA que ya ha avanzado en planes de precarización de la educación con programas como “Elegí enseñar” que habilita a chicos recién salidos del secundario a estar frente a clases. El mismo gobierno que llevó de 30% a 20% la participación de educación en el presupuesto de la ciudad. Es decir que sería inocente pretender que hace esto para mejorar el sistema educativo.
La medida es más peligrosa para la escuela pública, aún, en un contexto donde los institutos de formación públicos de la ciudad son los que están sosteniendo todo el sistema educativo de CABA. Donde los graduados tienen trabas para ingresar al sistema público, pero los no graduados si pueden ejercer en la escuela privada.
No tenemos que perder de vista dos dimensiones de análisis, la materialidad de las decisiones, y la soberanía educativa.
Ningún sistema educativo del mundo funciona cuando un docente con años de estudio gana menos que un cobrador de peaje (y no desmerecemos para nada a los trabajadores del peaje); una nota de Ambito Financiero del 27/04/18 señala que un informe de la OCDE da al salario docente argentino entre los más bajos del mundo. Además, el gobierno argumenta comparando con otros lugares del mundo. Pues será hora de ponernos a pensar que no somos Finlandia, que nuestros estudiantes no son finlandeses, y que muchas veces la comida que reciben en la escuela es la única y la más importante. Si piensan en copiar, que copien que Finlandia pensó en sus problemas para encontrar sus soluciones, y que esas “soluciones” no dieron los mismos resultados en otros lugares del mundo.
¿Cómo enfrentamos esto?
Como es de esperar, las comunidades se movilizan. Consejo de Rectores, Sindicatos docentes, Centros de estudiantes, Comisiones autoconvocadas. Manifestaciones de miles.
Ante todo esto sería difícil explicar cómo se ha mantenido el proyecto hasta el día de hoy, pero la masividad no es el único elemento necesario.
Muchos rectores han tomado esto como una pelea en la que sólo les toca a ellos decidir los pasos a seguir, desconfiando de las conducciones sindicales y estudiantiles. La imposibilidad de conformar un frente sindical unido, con pases de factura constante entre UTE y Ademys (los únicos con vida sindical real). Algo similar ocurre a nivel de los centros de estudiantes, donde si pierdo una asamblea acá, hago otra allá. La falta de organización es el único obstáculo para enterrar este proyecto.
La pelea voto por voto que se está por dar en la Legislatura es una batalla importante, tenemos que ser miles, con una sola consigna, no a la UniCABA. Pero sabemos que la pelea no terminará ahí, salga como salga esa batalla, hay que enterrar el proyecto. Que no tengan margen para volver a presentarlo si pierden, que no puedan aplicarlo si ganan. Y para lograr eso, es necesario romper los sectarismos.
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Hoy N° 1716 09/05/2018