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16 de mayo de 2018

Viva el 50 aniversario del PCR de la Argentina (1)

El surgimiento de nuestro Partido

Nuestro querido Partido Comunista Revolucionario cumple 50 años desde su fundación. Comenzamos con la publicación de artículos que muestren los momentos más destacados de su rica historia en el camino de la revolución democrático popular, agraria y antiimperialista, en marcha ininterrumpida al socialismo.

La política proterrateniente y proimperia-lista de la dictadura de Onganía creó un polvorín de descontento en las masas obreras, campesinas, y populares en general. La clase obrera se puso a la cabeza de la resistencia antidictatorial, destacándose las grandes huelgas de los ferroviarios, portuarios, azucareros, petroleros (particularmente de Ensenada), etc. Luchas con las que empalmaron las grandes movilizaciones estudiantiles convocadas por la Federación Universitaria Argentina.
En el conjunto de las fuerzas políticas de la izquierda argentina se profundizó la diferencia entre el camino reformista y el revolucionario. La muerte heroica de un revolucionario comunista, el Che Guevara, repercutió hondamente en el pueblo argentino, particularmente en la juventud. El 6 de enero de 1968 se constituyó el Partido Comunista Revolucionario de la Argentina, como una necesidad que había madurado en las entrañas del movimiento obrero y revolucionario de nuestro país.
Fue el resultado de una crisis que produjo la más grande ruptura en el viejo Partido Comunista, que había abandonado los principios del marxismo-leninismo, arrojado las banderas del clasismo revolucionario y abandonado la lucha por la revolución.
Surgimos a la vida política argentina cuando nos convencimos que ese partido ya era irrecuperable para la revolución, en momentos en que el Che Guevara luchaba en Bolivia y la dirección de ese partido nos atacó por defenderlo y por querer apoyarlo. Ellos sabían (nosotros, no) que el Che Guevara estaba luchando en Bolivia nada más que como un prólogo a la instalación de la lucha armada en la Argentina en épocas de la dictadura de Onganía. Cuando el mundo era conmovido por la heroica lucha del pueblo vietnamita, y la Gran Revolución Cultural Proletaria en China.
Como nosotros siempre pensábamos y pensamos que en la Argentina no hay ninguna posibilidad de resolver el hambre, el analfabetismo, la miseria, el atraso sin una revolución que termine con la dependencia al imperialismo y con el latifundio que sigue reinando soberano, decidimos formar el Partido Comunista Revolucionario como un instrumento para la revolución. Porque nunca triunfó ninguna revolución –y vaya como ejemplo la Revolución de Mayo– sin un partido revolucionario que la organizase y la dirigiese.

 

Cuatro puntos de unidad
El general Perón había roto las “62 Organizaciones”, había formado las “62 de Pie” contra la traición de Vandor. Y el Partido Comunista se alió con Vandor y formó la CGT que sacó el Llamamiento del 1º de Mayo de 1966 y formó parte de la dirección de esa CGT. Comprendimos mucho después, que el PC hizo eso por los compromisos que tenía con un sector de las Fuerzas Armadas que encabezaba el general Lanusse, porque esa CGT fue una de las bases de sustentación de la dictadura que se impuso el 28 de junio de 1966.
Por lo tanto surgimos para defender los principios del marxismo-leninismo, para defender la revolución y para defender las banderas del clasismo, que ese partido había abandonado.
Nos unimos en cuatro puntos contra la dirección revisionista y oportunista del Partido Comunista: En rechazo a sus métodos centralistas burocráticos, antileninistas; a su línea seguidista de la burguesía; por la vía armada como única vía para el triunfo de la revolución; y en repudio a su línea internacional, especialmente por su posición de rechazo a la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad impulsada por Cuba).
La fuerza organizadora de esta vanguardia surgió con cuadros del Partido Comunista y la mayoría de la dirección de la Federación Juvenil Comunista, aportando ésta el contingente mayoritario de los militantes, confluyendo con compañeros que en el movimiento universitario habían creado una corriente antiimperialista y revolucionaria, el Menap, que dirigía la FUA en alianza con la FJC, y antes de nuestro Primer Congreso, con compañeros como los que integraban la Agrupación Felipe Vallese, que lideraba el compañero René Salamanca en Córdoba.
En ese entonces, igual que ahora, nosotros pensábamos –y pensamos– que no puede haber una revolución triunfante sin un partido revolucionario que la dirija y la conduzca: ninguna revolución en el mundo triunfó sin un partido de esas características. Si ya no lo era el Partido Comunista; si el peronismo había demostrado largamente en los años del poder que no podía ser ese partido revolucionario; y si tampoco lo eran los grupos que en ese entonces planteaban como estrategia revolucionaria el camino del terrorismo urbano o el foquismo rural, dejando a las masas la lucha económica y, en el mejor de los casos, electoral, asumiendo ellos –la “élite” revolucionaria– la lucha por la revolución, era evidente que era necesario organizar un partido revolucionario para seguir luchando por lo que todos queríamos, que era la revolución.

Programa del PCR de la Argentina

Hoy N° 1717 16/05/2018