El 3 de mayo del 2018 comenzó una corrida al dólar. Fueron 3 semanas, en la que el Banco Central perdió una parte importante de sus reservas: 11.000 millones de dólares. Los tres mayores fondos de inversión del mundo, todos yanquis: BlackRock, Templeton y Pimco, avisados a tiempo por el gobierno, hicieron ganancias usurarias. Igual que bancos yanquis como el JP Morgan (y otros “prestamistas” del gobierno de Macri), ya que uno de sus “ex gerentes” es el ministro de Finanzas argentino: Luis Caputo. Frente a la corrida, el Banco Central, después de liquidar esos 11 mil millones de dólares de 18 a 21 pesos, devaluó el peso a $25 por cada dólar, y pagó intereses del 40% para que los tenedores de bonos de deuda (Lebac) las renovaran. También fueron ganadores bancos como el Macro y el Galicia, entre otros, y los monopolios exportadores: cerealeras como Cargill (yanqui) y Cofco china, autorizadas a demorar por años el ingreso de los dólares por sus exportaciones, más las automotrices, las megamineras, etc. También, los ministros y altos funcionarios del gobierno, que aumentaron sus fortunas en los paraísos fiscales.
La particularidad de esta crisis cambiaria y financiera, es que quedó en evidencia la fragilidad de la economía, contradiciendo lo que venía cacareando el gobierno. Mintieron dos años con la “pobreza cero y trabajo de calidad” y la “lluvia de capitales” que iba a garantizar “el crecimiento y la modernización”. Quedó en evidencia que “la bomba del endeudamiento” ya es impagable. En esas condiciones, Macri redobló la apuesta negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyas recetas de ajuste y entrega ha padecido el pueblo una y otra vez.
Macri pretende que el pueblo pague esa timba financiera. Que la paguen los trabajadores, que aumentaron un 70% sus salarios en dos años y medio de este gobierno, mientras el peso se devaluó un 300% en relación al dólar. Que la pague la pequeña y mediana producción del campo, la industria y el comercio, los originarios, la industria nacional y los demás sectores populares. Que la paguen con la inflación y los tarifazos, la importación indiscriminada, los insumos caros y los impuestos brutales.
Marcha Federal
Crece la bronca contra el gobierno, que se debilita: arrastra una crisis de credibilidad política. El pueblo nunca aceptó pagar los negociados, las superganancias y las rentas de un puñado de monopolios imperialistas, sus socios locales como el grupo Macri y los grandes terratenientes. Luchan los originarios por sus tierras y territorios. Estalló el movimiento de mujeres contra su doble opresión. Los jóvenes se rebelan. El pueblo siguió en las calles, de donde el macrismo nunca lo pudo sacar. El 75% le dice: ¡No al FMI!, demostrando la memoria popular. Y el 80% advirtió que se rebelará si Macri veta el proyecto de ley de volver a las tarifas de diciembre del 2017. Muchos de los que lo votaron ya lo han calado.
Los obreros del Astillero Río Santiago volvieron a ganar las calles con su Cuerpo de Delegados y su sindicato, para enfrentar el plan de cierre o privatización. Lograron la más amplia unidad con las organizaciones gremiales, sociales, campesinas y estudiantiles. Mostraron un camino de firmeza en la lucha contra la política macrista, de unir a las masas y amplitud en las alianzas; un camino que debe ser tomado como ejemplo.
Conquistaron triunfos los mineros de Río Turbio frente a los despidos, y los aceiteros y los bancarios rompieron el tope salarial. Luchan las y los trabajadores de Mondelez Pacheco, con su Comisión Interna a la cabeza, para romper el techo salarial y contra la precarización laboral. Los maestros van por una Marcha Federal Educativa el 23 de mayo. Se constituyen multisectoriales para la confluencia de las luchas contra los tarifazos, en repudio al acuerdo de Macri con el FMI y por cada reclamo popular.
La CCC, la CTEP y Barrios de Pie unieron a desocupadas/os y precarizadas/os conquistando la Ley de Emergencia Social. Siguen imponiendo en la agenda política sus reclamos de emergencia alimentaria, la infraestructura y la tierra de las 4.200 villas y asentamientos, la emergencia en adicciones para los jóvenes y el 25% de las obras públicas para los trabajadores de la economía popular. La Federación Nacional Campesina se unió con sus reclamos. Se va así a una nueva Marcha Federal, desde el 28 de mayo al 1° de junio, abierta a los demás sectores en lucha, sumándose cada uno con sus propios reclamos. Con la rebeldía popular contra los tarifazos y en defensa de la soberanía nacional contra el FMI. Con los trabajadores de ATE, las CTA y gremios de la CGT, para luchar por la reapertura de las paritarias, contra los despidos, rechazando la reforma laboral, exigiendo la derogación de la ley previsional y un aumento de emergencia para los jubilados, defendiendo el patrimonio nacional y enfrentando la política de Macri de represión al pueblo e impunidad de los genocidas.
Lanzamiento de un frente político popular, nacional y democrático
En ese escenario social y político el PCR, a partir de la justa caracterización del gobierno de Macri desde el inicio y en sus distintos momentos, ha estado a la cabeza de las luchas. Lo nuevo, en esa situación, es que el PTP y el PCR, el Movimiento Evita, Libres del Sur y Unidad Popular, que están unidos en las calles encabezando las luchas contra la política del gobierno de Macri, protagonizaron una masiva movilización unitaria contra el acuerdo de Macri con el FMI y marchan al lanzamiento de un frente político popular, nacional y democrático, el 5 de junio en Ferro. Con voluntad unitaria para la unidad en la lucha, y con la decisión de unir y acumular fuerzas para derrotar la política macrista en las calles y en las elecciones.
El PTP y el PCR se preparan para los desafíos de nuevas tormentas sociales y políticas. Trabajan para un paro nacional activo y multisectorial para pararle la mano a Macri. Y en unidad con las organizaciones sociales y políticas amigas, acumular fuerzas para conquistar otra política, con una reforma monetaria que acabe con la especulación y vuelque los fondos a la producción, nacionalizando el comercio exterior y la banca, que la tierra sea para vivienda y para el que la trabaja o quiera trabajarla, etc. Y para esa otra política es necesario otro gobierno, protagonizado por los trabajadores/as, los campesinos/as, los originarios/as, las mujeres, los y las jóvenes y los demás sectores populares.
Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, 20 de mayo de 2018
Hoy N° 1718 23/07/2018