El miércoles se presentaba con mucho frío en la ciudad de Córdoba, pero la expectativa y el ánimo por la posibilidad de legalizar el aborto en el país calentaba los ánimos y los sueños de las más de 50.000 personas que pasaron por la vigilia a lo largo del día y la noche. Como en todo el país, la ola verde tiñó las calles y las charlas en cada esquina. Era imposible hablar de otra cosa.
“¿Escuchaste el discurso de fulano?”; “¿Podés creer que lo dijo tal senador?”. Estas y otras frases se repetían en cada charla. Es que la lucha de años logró llegar a un punto en donde la expectativa fue muy grande. Con el hoy de la semana siguiente es fácil analizar, pero ese miércoles todas las personas que nos juntamos a ver la votación en la calle nos sentimos hermanadas y hermanados. No importaba el color político de nuestras banderas, el pañuelo verde nos unía. La necesidad de lograr esta reivindicación histórica era más importante
Fueron muchos años de lucha, de dolor, de sufrimiento que nos llevaron a este momento histórico. A la vez que se puso en descubierto el papel de la Iglesia, presionando a diputados y senadores, coartando el debate y poniendo el credo sobre el interés público. Esas presiones no fueron suficientes para los Senadores cordobeses que votaron a favor del proyecto. Más allá de sus ideales políticos, pusieron la problemática por delante.
Aún sabiendo que las posibilidades eran difíciles, la necesidad de lograrlo nos movilizó. No sólo de cuerpo, sino también de recuerdos. De pensar en esa amiga, prima, tía, madre, vecina o conocida que vivió ese momento en soledad, con el desamparo del Estado, de la salud pública, en la clandestinidad, o que murió culpa de un aborto clandestino.
Es justamente ese mismo sentimiento el que nos va a llevar a seguir luchando por resolver una problemática que algunos han elegido esconder bajo la alfombra. Mientras el gobierno mira para otro lado, las mujeres nos seguimos muriendo.
El jueves a la madrugada, luego de saber el resultado definitivo todas y todos lloramos, buscamos un abrazo o nos invadió la impotencia. Ahora, pasado el momento, nos secamos las lágrimas y nos seguimos movilizando. El aborto legal es una necesidad de salud pública: o el Estado se hace responsable del tema o seguiremos enterrando a nuestras amigas, vecinas, primas, tías, compañeras.
Si piensan que el miércoles la ola verde perdió, se están equivocando. El miércoles conseguimos un importante triunfo: Logramos poner en el centro de la escena pública un tema que muchos eligen ocultar. Hoy, hablar de abortos en Argentina ya no es un tabú, y eso es un triunfo que nos alienta a seguir por este camino.
Hoy N° 1730 15/08/2018