Con el ascenso al gobierno de De la Rúa-Alvarez se produjeron cambios dentro del bloque dominante. Sectores de terratenientes, burguesía intermediaria y monopolios alineados con fuerzas prorrusas y proeuropeas abrieron una “hendija”, apuntando a terminar con el “alineamiento automático” de la política argentina con la política yanqui. El gobierno de la Alianza, en lo esencial, profundizó la política de ajuste y entrega del menemismo agravando los sufrimientos del pueblo.
Tras un breve período de confusión, en particular en los sectores de las masas que habían votado la Alianza, fue quedando claro para la gran mayoría que nada bueno podía esperarse de ese gobierno.
Se multiplicaron los cortes de ruta en el conurbano y en todo el país y se tonificaron las luchas obreras y populares. Se destacaron las luchas de los desocupados de Jujuy junto a los municipales del SEOM y la heroica pueblada de Mosconi-Tartagal en la que la población enfrentó durante varios días a la gendarmería de De la Rúa y a la policía del gobernador Romero, protagonizando 4 puebladas masivas, en las que la represión asesinó a Carlos Santillán y Daniel Barrios y dejó un centenar de heridos, muchos con balas de plomo. Cuando el gobierno nacional reprimió la lucha salteña y la jujeña, y cercó para desangrar y destruir la lucha matancera, fue la heroica resistencia de los pobladores de Mosconi que enfrentaron y derrotaron a la gendarmería, y la rápida respuesta nacional con manifestaciones en todo el país lo que paró el golpe represivo.
Jugaron un gran papel los cortes de ruta de los desocupados de La Matanza en noviembre de 2000, y en particular el corte de 18 días de mayo de 2001 que le torció el brazo al gobierno de De la Rúa.
Crecieron los frentes de tormenta de los diferentes sectores afectados por la política del gobierno de la Alianza y se retomó el camino de las grandes puebladas.
“Se mantenían en plena ebullición las tres crisis: la económica, la social y la política. El gobierno parecía un barquito de papel sacudido por las mencionadas tres tormentas. Pero la causa de fondo de la inestabilidad política y económica era la lucha de masas que el gobierno era incapaz de detener, pese a todos sus golpes represivos y a su propaganda mentirosa…” (Informe del Comité Central del PCR del 25 y 26 de agosto de 2001).
El gobierno de Bush exigía profundizar el ajuste con el “déficit cero” y planteaba que no iba a utilizar el dinero de “los plomeros norteamericanos” para salvar los negocios de los bancos que habían especulado en países como Argentina. El gobierno de De la Rúa-Cavallo para profundizar su política de ajuste y entrega tropezaba en primer lugar con la lucha creciente de las masas, y también con los obstáculos que le ponían desde el Congreso el duhaldismo y el alfonsinismo que iban preparando sus planes para el recambio.
Al agudizarse la crisis económica se hizo cada vez más evidente la división en el seno de las clases dominantes entre un sector vinculado a las finanzas y a la deuda externa, a las importaciones, a los grupos altamente endeudados en el extranjero y a los terratenientes de la Sociedad Rural que planteaban ir a fondo con el “déficit cero” y la dolarización, y otro sector de poderosos monopolios y terratenientes vinculados a las expor- taciones, a la industria nacional al borde de la quiebra, a los terratenientes empobrecidos por el derrumbe del Mercosur, etc. que planteaban de una u otra manera devaluar.
En ese marco se dieron las elecciones del 14 de octubre de 2001, donde una marea de votos en blanco, nulos y abstenciones se constituyó en la primera fuerza electoral. La protesta social que conmovía al país se transformó así en protesta política golpeando duramente al gobierno de De la Rúa y dejándolo tremendamente debilitado.
Programa del PCR. 12 Congreso, 2013
Hoy N° 1740 24/10/2018