No sabemos por qué no trascendió el nombre de la niña wichí de 13 años desnutrida, que falleció tras una cesárea de un embarazo de 30 semanas.
Quizás para proteger a la niña, o para que la olvidemos lo más rápido posible. Olvidar que hay un pueblo originario que abarca más de la mitad de la provincia, completamente abandonado, y que ayer se cobró la vida de una niña y la pérdida de un embarazo.
Agustina vivía en El Sauzal, un paraje de El Impenetrable donde viven comunidades wichi. Allí no hay agua potable, no hay médicos en el centro de asistencia y los caminos para llegar a los parajes no permiten el acceso cuando llueve. Las comunidades recorren kilómetros a pie cuando necesitan de asistencia.
La niña tenía una «relación» temprana con un joven de 18 años, algo muy común en la zona. En algunos casos hay relaciones de hombres mayores con niñas naturalizando el abuso de poder de adultos contra niñas, y los Abusos Sexuales en la Infancia y particularmente en el caso de Agustina, su estado de vulnerabilidad por ser pobre, mujer, niña, originaria y huérfana, la llevaron a vivir en una relación desigual con un joven pocos años mayor, quizás por razones de subsistencia, recibiendo a cambio, un embarazo no deseado.
El Chaco tiene el doloroso récord de madres niñas de la Argentina, esto tiene que ver con las condiciones en que se desarrolla la vida de nuestras jóvenes mujeres en esa zona, la más pobre y abandonada del país, ahora apetecida por poderosos intereses en disputa.
Agustina no iba a la escuela, era huérfana y su tía, quien la acompañó al médico, tiene 20 años.
Todos sus derechos fueron vulnerados. El derecho a una alimentación sana, el derecho al acceso a la salud, el derecho a la información, el derecho a la educación, el derecho a la Educación Sexual Integral, el derecho al protocolo ILE (Interrupción Legal del embarazo). El protocolo de ILE le correspondía porque claramente su vida estaba en riesgo.
Esta situación es una expresión de cómo se vive en El Impenetrable chaqueño, donde se debe tramitar burocrática y diariamente, los ataúdes para los muertos por distintas enfermedades como TBC, chagas, anemia, neumonía, todas consecuencia de la desnutrición y condiciones de vida. Todas son consecuencia de las políticas de hambre.
El Ministerio de Salud Pública emitió un comunicado ayer que expresa “que la niña falleció por un fallo multiorgánico (…) La directora del Programa de Salud Adolescente, Liliana Ensisa precisó que se trata de una situación de abuso; durante el desarrollo de su embarazo no se efectuó ningún control hasta el momento en el cual consulta en el Hospital Bicentenario.”
Esto último, según sus familiares, y según la historia clínica de Agustina, es falso.
El abuelo de Agustina, Libertario Acosta, aseguró que hace aproximadamente un mes, Agustina fue atendida en el hospital Bicentenario de J. J. Castelli y que la mandaron de nuevo a su casa en Sauzal. Libertario la veía muy mal y cuestiona que no la hayan internado en esa oportunidad.
Las palabras de Libertario pueden comprobarse en su historia clínica, donde constan dos controles con fecha 4/9 y 2/10/18 donde sólo figuran datos de la niña, peso, altura, presión arterial y una ecografía con fecha 14/9/18. Por lo tanto, el comunicado oficial del Ministerio de Salud, miente.
Agustina vivía con sus abuelos hasta que supo de su embarazo, cuando se fue a vivir con el joven, con quien mantenía una “relación” desde hacía un tiempo que no supo precisar. Libertario cuenta que ella no se alimentaba bien, que se pasaba a pan y té.
Agustina fue víctima de este sistema perverso, de continuidad del genocidio indígena, que ya no mata con balas sino con hambre, y donde a las mujeres nos toca la peor parte, porque la pagamos con nuestro cuerpo.
Víctima de un Gobierno nacional y provincial que busca esconder su abandono a los Pueblos Originarios y venderle espejitos de colores con proyectos turísticos pero sin ninguna fuente de trabajo, profundizando el drama de cientos de comunidades y disputando sus territorios.
El joven ya está detenido en la fiscalía de Pompeya, el gobierno va a publicar su foto, van a decir que se están ocupando, y no van a llegar los alimentos, ni el agua, ni la salud, ni la ESI, ni los anticonceptivos, ni la ILE, ni nada.
Pero el caso de Agustina, se encuadra perfectamente en el término de feminicidio, por la inactividad del Estado para la prevención de esta muerte evitable.
Porque a Agustina, desde su hambre y desnutrición, hasta su derecho a interrumpir su embarazo, sufrió una cadena de violaciones a sus derechos, y la privaron del primer derecho humano, el derecho a la vida.
Mónica Figueroa / Gladis Faveretto / Ramona Pinay / Reina Gomez / Laura Quiros / Gisela Gutierrez
Comisión femenina del Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP), y del Partido Comunista Revolucionario (PCR) del Chaco