Faiza Abdi comienza contando que “Soy copresidenta del Consejo Legislativo de las mujeres, donde elaboramos las leyes para el cantón de Kobane. Es la primera vez que los ciudadanos legislamos en nuestro territorio y creamos las normas. Tenemos que construir las bases para instaurar un sistema nuevo. Esta ha sido la principal de nuestras obligaciones desde que se retiró el régimen sirio; hemos tenido que organizar todo para la gente. En 2013 comenzamos a ordenar nuestro pueblo por primera vez y celebramos elecciones en cada aldea, organizamos los departamentos Este, Sur y Oeste y en la ciudad de Kobane. Celebramos elecciones en cada lugar y completamos los consejos y el Consejo de Kobane.
Abdi explica el proceso legislativo: “Primero detectamos los problemas que tiene el pueblo. Por ejemplo, el tráfico. Después de investigar el tema, celebramos reuniones y comparamos resultados. Una vez escrita la ley, la revisamos tres veces. Después de eso, nuestros departamentos se ponen a trabajar junto con organizaciones y servicios. Entretanto, también hay abogados para ayudarnos”. Afirma que en el propio Consejo hubo debates con algunos representantes de partidos que “argumentaron que el sistema era muy nuevo y que temían que esas leyes traerían una catástrofe”. También que tienen que contemplar la contradicción que aparece a veces entre la autonomía de cada localidad y la legislación general: “investigamos, celebramos importantes reuniones para explicar todo a la gente, comunicamos y nos relacionamos. Intentamos convencer a toda la gente de que son leyes para el beneficio general. Pero si no resulta así, si no lo son, si chocan con leyes de interés general y con la gente, entonces las retrasamos o no las ponemos en marcha”.
La ley de las mujeres
La copresidenta del Parlamento del cantón kurdo de Kobane comenta la importancia de la “ley de la mujer”, sancionada por este órgano: “La ley de la mujer está vinculada a la sociedad. Las mujeres nos involucramos con afán en todos los ámbitos humanos. Nosotras hemos estudiado e investigado las revoluciones, la soviética, por ejemplo. Las mujeres participaron, pero cuando terminó, volvieron a la casa. Nosotras creemos que tenemos que hacer algo por nuestra cuenta, como mujeres, para no retornar a la casa tras hacer la revolución.
“Las mujeres hemos sufrido más que los hombres. Hemos perdido a maridos, a hijos, nuestras casas, todo. Puedo asegurar que algunas generaciones también han perdido el futuro. Si, tras la revolución, no protegemos nuestros derechos en las instituciones, ¿qué habremos ganado? Nosotras tenemos que ser parte de la revolución, paso a paso, y está la necesidad de poner en práctica nuestros derechos. En primer lugar, como base, tenemos el sistema de los dos copresidentes: una mujer y un hombre. Las mujeres tenemos que estar presentes en todas las áreas: en la economía, la política, la enseñanza, la salud, incluso en las YPG (Unidades de Protección del Pueblo) y también en las YPJ (Unidades de Protección de las Mujeres).
“Si no protegemos nuestros derechos en las instituciones, la revolución no nos aportará ningún resultado. Si no hubiera leyes, no podríamos integrarnos en la sociedad. Eso es lo que decimos a políticos y feministas. Las bases no son suficientes, es necesario abrirse a la sociedad. Empezamos a desarrollar la ley de las mujeres con esa idea”.
Entre los puntos más destacables de esta ley, al menos para los occidentales, dice Abdi, está el artículo contra la poligamia. “Esas leyes también existen en Europa, los hombres no pueden casarse más que con una mujer. Nuestra última finalidad es conseguir la igualdad entre hombres y, mujeres. Por eso, nuestras leyes garantizan que el divorcio también está al alcance de las mujeres. Antes, sólo los hombres tenían ese derecho; es totalmente nuevo. Ahora, las mujeres solteras o divorciadas pueden tener una familia, y eso es importante para nosotros. Además, cuando se trata de la custodia de los hijos, los niños tienen que quedarse con ella. Las mujeres que no tienen 18 años no se pueden casar. Si se casa a una chica con 14 o 15 años, detienen a su padre. Para nosotros, tanto chicos como chicas tienen que poder valorar las posibilidades. Si eso no se garantiza, se castiga a las familias. Y claro, no pueden obligar a casarse a una mujer joven.
“Además, los que se casan tienen que compartir la propiedad de la casa; antes, los hombres lo poseían todo. Así, cuando se separan, cada uno tendrá su patrimonio. Además de esto, en caso de fallecimiento de la esposa o el marido, la otra parte tendrá que esperar seis meses para casarse de nuevo, al objeto de expresar respeto. Por otra parte, en nuestra sociedad existe la costumbre de que si una mujer no se queda embarazada, el hombre tiene derecho a casarse con otra mujer, pero ahora nuestras leyes lo prohíben. En caso de que el hombre se case, tendrá una pena de cárcel de tres meses”.
Finalmente, la funcionaria kurda afirma, sobre el futuro de Siria “El futuro político de Siria no está claro. Yo te digo que nosotras lucharemos en favor de la ley de las mujeres; como mujeres, no como kurdas o árabes. Las mujeres sirias hemos luchado y tenemos la necesidad de resistir para garantizar los derechos que nos corresponden en el futuro de Siria”.
Hoy N° 1743 14/11/2018