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13 de febrero de 2019

Fin a 30 años de bipartidismo en el país centroamericano

Bukele ganó la presidencia de El Salvador

El domingo 3 de febrero se realizaron las elecciones presidenciales en El Salvador, que dieron por triunfador a Nayib Bukele por un amplio margen sobre su más cercano rival, poniendo fin a tres décadas de bipartidismo con su oferta de combatir la corrupción, la violencia y la pobreza y convirtiéndose en el presidente más joven del país, con 37 años de edad.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) informó en su portal el jueves 7 que procesadas las 9.568 actas de las juntas receptoras de votos, Bukele –por la Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA)– alcanzó 1.434.856 votos (53,10%), mientras que Carlos Calleja, de una coalición de cuatro partidos conservadores encabezada por la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), logró 857.084 votos (31,62%); el excanciller Hugo Martínez, del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), consiguió 389.289 votos (14,41%); y Josué Alvarado, del partido Vamos llegó a 20.763 (menos del 1%).

El cansancio de la población con los partidos tradicionales se exacerbó luego de varios escándalos de corrupción que han salpicado a políticos de ambos bandos en años recientes. Al finalizar la guerra civil de 12 años en 1992, mediante la firma de acuerdos de paz, Arena y el FMLN “continuaron la guerra en el ámbito político en vez de negociar y de buscar proyectos para el bien del país. La gente no es tonta, por eso rechazó a uno y al otro”, consideró el sacerdote Rodolfo Cardenal, de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA).

Descendiente de palestinos Bukele, quien desde los 18 años se hizo cargo de la agencia de publicidad de su padre, se inició en la política abrazando la bandera roja de los exguerrilleros y se catapultó a lo más alto de la popularidad. Su nombre comenzó a sonar en 2012, cuando fue elegido alcalde del pequeño municipio Nuevo Cuscatlán. Tres años después ganó las elecciones en San Salvador y sus obras ayudaron a verlo como el candidato presidencial más viable del Frente. Pero en 2017 fue expulsado del mismo por sus crecientes críticas a la corrupción del Gobierno nacional. Hubo quienes pensaron que ésa sería su muerte política, pero no desistió y en tiempo récord formó el movimiento Nuevas Ideas, aunque encontró trabas para inscribir a su partido y casi queda fuera de la jugada. Se unió al partido Convergencia Democrática, pero el organismo electoral lo canceló. Cuando todo parecía perdido y faltaban sólo dos horas para que terminara el plazo para inscribirse como aspirante a candidato, Bukele hizo una jugada maestra y logró un acuerdo con la centrista Gran Alianza para la Unidad Nacional (GANA), bloque al frente del cual ha ganado en primera vuelta las votaciones presidenciales.

Bukele supo capitalizar el descontento hacia los dos partidos tradicionales con su lema: “el dinero alcanza cuando nadie roba”. Durante su campaña electoral prometió acabar con la impunidad a través de una comisión internacional contra la corrupción y propuso impulsar proyectos de infraestructura con la esperanza de contener el éxodo de migrantes hacia Estados Unidos, donde vive uno de cada cuatro salvadoreños. Al asumir en junio para un mandato de cinco años hasta 2024, Bukele tendrá que enfrentar las políticas antimigratorias del presidente estadounidense Donald Trump, heredando un país con un menguante crecimiento económico y con una de las tasas más altas de homicidios del mundo.

La dolarizada economía salvadoreña está prácticamente estancada desde hace una década, mientras el país se encuentra envuelto en una espiral de violencia, liderada por las temibles “maras”, organizaciones internacionales de pandillas criminales dedicadas al tráfico de drogas y extorsión. Se espera que Bukele atienda el problema con métodos diferentes a la fracasada política de mano dura de los gobiernos anteriores, haciendo planes de reinserción para las pandillas ya que se considera que los jóvenes se hacen pandilleros no porque quieran sino porque no tienen empleo o por la falta de oportunidades en el país.

A pesar del aplastante triunfo, hay quienes dudan que Bukele logre impulsar muchos de sus planes en el Congreso, donde GANA y sus aliados apenas cuentan con 11 de un total de 84 escaños. Durante la campaña, Bukele ha rehuido a las entrevistas y los debates, por lo que analistas temen que no esté dispuesto a negociar con la oposición.

 

Hoy N° 1754 13/02/2019