En estos días, varios medios masivos de comunicación difundieron un “Encuentro internacional de terraplanistas” realizado, no sin ironía, en la localidad de Colón en la provincia de Buenos Aires.
¿Por qué dedicarle algunas líneas a reafirmar que esto del terraplanismo no es más que una falsa creencia, y que va en contra del conocimiento adquirido y demostrado, científica y empíricamente, desde hace centenares de años? Por varias razones.
En primer lugar hay que preguntarse por qué este disparate tiene semejante difusión. Entendemos que se favorece el crecimiento de estas teorías conspirativas, por la política anticientífica y reaccionaria impulsada por las más altas esferas del gobierno.
Recordemos, por ejemplo que en el debate sobre la legalización del aborto pasaron por el Senado personajes como el Dr. Albino, sustentando teorías reaccionarias y anticientíficas. Albino tiene varios acuerdos económicos con el gobierno de Macri. También, que el gobierno nacional acaba de firmar un acuerdo de financiamiento para una de las organizaciones antiderechos que se opone a cualquier tipo de interrupción voluntaria del embarazo, aún las legisladas hace casi cien años.
Las teorías anticientíficas crecen en una Argentina en la que el gobierno nacional arrasa con el presupuesto para las universidades y las investigaciones, mientras el presidente dice con descaro que “se crearon 700 mil puestos de trabajo”. Estamos en el reino de la posverdad, donde todo es cuestión de creer…
Pero los marxistas sabemos que la realidad existe independientemente de nosotros. Y la tierra, desde hace miles de millones de años, es un “esferoide oblato”, como la denominan los científicos, o más vulgarmente una esfera con los polos achatados.
Lo preocupante es –más allá de los personajes reunidos en Colón– que algunos medios se disfracen de “objetivos” y hagan informes como el de Telenoche (Canal 13) del 4 de marzo, cuando el enviado al encuentro de terraplanistas dijo: “los terraplanistas son gente que piensa que la tierra es plana, no como nos enseñaron en el colegio y como todos suponemos”. No sabemos, suponemos…
La política macrista contra la ciencia, está en línea con una corriente internacional en la que han recrudecido teorías que se creían desterradas. En Estados Unidos, sin ir más lejos, mientras el presidente Trump recorta fondos a las investigaciones científicas al tiempo que niega la existencia del calentamiento global, su vicepresidente, Mike Pence negó la evolución.
Por todo esto, si bien se puede caer en la tentación del chiste fácil y en refutar a los terraplanistas invitando a uno de Argentina y otro del hemisferio norte a que le saque una foto al cielo estrellado y las comparen, preferimos tomar en serio estos avances reaccionarios. Atrás del terraplanismo vienen los que niegan la necesidad de las vacunas, los creacionistas, etc.
Porque, como decía Aníbal Ponce refiriéndose a la lucha por una universidad al servicio del pueblo “lo grave y lo serio no es el arancel éste o el reglamento aquél. Lo grave y lo serio está en saber que detrás de esas cosas en apariencia tan pequeñas vienen preparando su ofensiva las fuerzas sociales enemigas y que es necesario por lo mismo movilizar a las grandes masas para montar día y noche la guardia vigilante”.
Escribe Germán Vidal
Hoy N° 1758 13/03/2019