Hoy más que nunca, todas las miradas están puestas en la heroica lucha de los obreros de General Motors. Hoy más que nunca, toda la solidaridad con los compañeros trabajadores.
El lunes 1 una asamblea de cerca de mil trabajadores del turno tarde votaron paro por tiempo indeterminado dentro de la fábrica, porque por la mañana no dejaron entrar a los compañeros que tenían contratos temporarios que vencían y por la tozudez de la empresa que en forma provocativa insiste en mantener alrededor de doscientos despidos (encubiertos como suspensiones a término).
El conflicto se desató hace dos meses, cuando la empresa intentó despedir a un trabajador contratado. Para rechazar los despidos se paralizó toda la planta. Como respuesta feroz, la patronal envío telegramas de despido a 436 trabajadores, de los cuales 200 son contratados y el resto efectivos. En el marco del largo proceso de negociación, esa cifra se modificó. Actualmente el conflicto está centrado en 160 trabajadores efectivos, que actualmente están realizando tareas de “capacitación” sumamente irregulares, aislados de sus compañeros, y en un quincho fuera de la planta. Algunos de los trabajadores pertenecientes a este grupo fueron los que protestaron en Ovidio Lagos y San Lorenzo.
Se agotan los plazos
Los trabajadores siguen firmes en la lucha contra los despidos y por lograr que si hay suspensiones, sean rotativas y para todo el personal de la planta. Pero la empresa no quiere ceder e insiste con descargar todo el peso de las suspensiones en 160 empleados efectivos, y sólo garantizar las fuentes de trabajo hasta marzo de 2009. Desde abajo, las bases obreras afirman que “si la patronal no quiere aflojar, ellos tampoco” y que “si no se resuelve el problema, el miércoles 3 de diciembre habrá paro con movilización”, y que cortarán la Autopista Rosario-Buenos Aires. El secretario general de Smata, Marcelo Barros, aseguró que “si la empresa no cambia de postura al no querer incluir a los 2.300 trabajadores, el miércoles 3 estaremos todos en la autopista”.
También adhirió a la protesta el secretario general de la CGT local, Néstor Ferraza, que finalmente se jugó y le puso fecha a la amenaza realizada la semana pasada de una movilización de la central obrera: el miércoles próximo frente a la planta de GM en Alvear. En tanto, los representantes nacionales de Smata estuvieron en la delegación del Ministerio de Trabajo en Rosario, y también advirtieron que nacionalizarían la protesta de no hallarse una solución en los próximos días.
En la reunión en el Ministerio de Trabajo provincial del jueves 27, el Smata propuso reducir la jornada laboral a 8 horas y que las suspensiones sean rotativas para los 2.300 trabajadores; y así, garantizar los mismos niveles de producción para que nadie quede afuera de la fábrica. Esta propuesta surgió en las asambleas de trabajadores, y se venía manejando desde hace unas semanas desde la Comisión Interna. Pero la reunión fracasó cuando la empresa pretendió retrotraer todos los despidos, insistiendo en suspender solamente a 160 operarios durante los meses de diciembre, enero y febrero pagando la totalidad de los sueldos; y luego de ello, sentarse nuevamente a negociar en marzo según la demanda internacional de la fábrica. Además de ser una provocación más, esto rompería el anuncio que hizo GM el jueves 20/11, para frenar el paro: que no habría despidos hasta diciembre de 2009 en la planta de Alvear (Rosario). Y peor aún, sumó más bronca e incertidumbre cuando anunciaron una nueva paralización técnica de la planta, entre enero y febrero, de unas seis semanas, para realizar los ajustes para la producción del nuevo vehículo llamado proyecto Viva.
Cuando el conflicto parecía resolverse sin despidos, por lo menos hasta diciembre de 2009, y sólo restaba resolver el punto de las suspensiones rotativas, intentaron tirar la pelota para adelante. En definitiva, lo que quedó demostrado es que la empresa automotriz pretende desvincular a los 160 trabajadores efectivos tarde o temprano, y así asegurar su tasa de ganancia a costa de los obreros.