Noticias

08 de mayo de 2019

1969 -15 de mayo- 2019

50 aniversario del Correntinazo

Reportaje a Julio Kaplan, dirigente del PCR—PTP de Corrientes, quien fuera presidente de la Federación Estudiantil de la Universidad del Nordeste (FUNE) en 1974.

—¿Cómo se preparan para este 50 aniversario?
—Este 15 de mayo cobra particular importancia por ser el 50 aniversario. Sin embargo para nuestra fuerza política fue y es un compromiso de honor, siempre repetimos que desde entonces nunca faltó una flor en la Plaza donde cayera Juan José Cabral. Todos los años tuvo diversas características según el momento político y estuvimos en esta tarea los ex presidentes de FUNE, los queridos Vasco Paillole y Rafael Gigli representantes de la FUNE desde 1969 al 73, respectivamente. Recuerdo afectuosamente a César Zarrabeitia, tío de Juan José quien alentaba a los jóvenes. Este año lo convocamos diferentes organizaciones, un sector de la FUNE opositor al gobierno de Macri y al provincial de ECO—Cambiemos, donde participa el bloque JJ Cabral y la CEPA. Participan además varias organizaciones, formando una Comisión de homenaje, una multisectorial de diversas organizaciones y de protagonistas históricos de aquel período.
Realizaremos una marcha desde el Rectorado de la UNNE, recordando el recorrido de las manifestaciones de hace 50 años y que pasará por el local de la CGT donde funcionó la olla popular que mantuvo viva la lucha; lugar que simbolizaba la unidad obrero estudiantil. Luego se dirigirá a la plaza donde se encuentra el Monolito, donde se realizará el acto. El primer monolito lo representó un puño que expresaba la lucha y la firmeza del movimiento estudiantil contra la dictadura. Más tarde, una placa recordando a Juan José se mantiene vigente sin ocultar la verdadera historia.

—¿Podés señalar el momento político de los sucesos?
—La dictadura proyanqui de Onganía que hegemonizó el golpe militar en junio de 1966, vino a liquidar conquistas del movimiento obrero y popular, profundizando la entrega nacional; también venía a terminar con la autonomía universitaria y el cogobierno tripartito de estudiantes, docentes y graduados. Autonomía que fuera violada recientemente por el gobernador jujeño Morales al reprimir en el interior del predio de la Universidad. Autonomía y cogobierno con el que los claustros rosarinos en la Facultad de Medicina con estudiantes, docentes y graduados pudieron elegir al decano y el vicedecano. Importante participación del ALDE y de la CEPA, que a quienes fuimos militantes del Faudi, en la década del ‘70 nos pone sumamente orgullosos.

Con Onganía se liberaron totalmente los arrendamientos rurales (Ley Raggio), favoreciéndose una más acelerada recomposición del latifundio, situación que afectaba a los productores y a los hijos de productores del interior en su permanencia universitaria.

El movimiento estudiantil de esa época tenía una fuerte influencia de los combates mundiales que libraban los pueblos contra el imperialismo yanqui, particularmente Vietnam, un pequeño país que se plantaba contra un gigante y triunfaba. Estaba el ejemplo revolucionario del Che Guevara, la Revolución Cultural Proletaria en China donde miles sometían a fuertes críticas a sus dirigentes burocratizados, el Mayo Francés donde los estudiantes universitarios enfrentaron un sistema vetusto de enseñanza. La invasión rusa a Checoeslovaquia mostró su máscara de socialista de palabra e imperialista en los hechos. La matanza de los estudiantes en México.

—¿Cuáles eran los debates en el movimiento estudiantil?
—Si bien fuerzas muy distintas resistíamos a la dictadura desde diferentes posiciones, algunas de ellas negaban la existencia de un polvorín de odio popular próximo a estallar bajo los pies de la dictadura como se demostró después con las puebladas de Corrientes y con el Rosariazo y el Cordobazo. Nuestro Partido se fundó al calor de esas luchas en base a la unidad obrera, estudiantil y popular y teniendo como orientación la confianza en la línea de masas para enfrentar el ajuste y derrotar a la dictadura, y en la organización de centros de estudiantes y federaciones con cuerpos de delegados para masificar la participación de todos los estudiantes, tendencializados o no.

—¿Cómo se expresó eso en Corrientes?
—En pleno receso en febrero de 1969, se decide en Corrientes la privatización del comedor, aumentando considerablemente el precio del ticket. Dirigíamos los Centros de Agronomía y Veterinaria y la FUNE; la propuesta era no sacar los ticket con aumento e iniciar una serie de protestas en contra de la privatización del comedor. Nuestra lucha no comenzó de golpe. Fuimos pensión por pensión, juntando diez acá, quince allá y con asambleas pequeñas que iban creciendo. Luego se iniciaron los exámenes, se eligieron delegados por curso y desde ahí las manifestaciones al Rectorado para tratar de revertir la medida.

El Rectorado decidió cerrar el Comedor y las protestas fueron creciendo. Instalamos en la CGT una olla popular. Llegaban allí las mercaderías que conseguían los estudiantes desde el interior y de la ciudad, de la Asociación de Feriantes. Se fueron sumando las agrupaciones universitarias y se conformó una Junta Coordinadora de Lucha.

—¿El ajuste dictatorial no cerraba sin represión?
—El 14 de mayo de 1969, en una asamblea se define marchar el 15 hacia el Rectorado para entrevistarse con el rector Walker. A medianoche el jefe de la Policía coronel Roberto Gallino, concurre a la CGT y da su “palabra de honor” a los estudiantes allí reunidos que no habría represión, si se marchaba en orden.

Al mediodía salió la marcha desde la CGT hacia el Rectorado. Una columna de alrededor de 1.500 estudiantes caminó por calle Irigoyen hasta encontrarse con el cordón policial. En la esquina del edificio de Tribunales se desprendió otra columna hasta Tucumán y Mayo, donde había otra valla policial. Una comisión encabezada por Carlos “Vasco” Paillole intenta reunirse con el rector Walker, quien se niega a recibirlos porque venían acompañados de una manifestación. La Policía arremete contra los estudiantes, lanzando una primera andanada de gases lacrimógenos, luego avanza la Montada que a sablazos ataca a los universitarios y finalmente la Infantería.

En la Plaza Sargento Cabral, donde se reagrupan muchos de los compañeros, desde una camioneta y con efectivos vestidos de civil es asesinado Juan José Cabral de un disparo en la espalda con una 9 milímetros. Además hubo decenas de heridos de bala.

—¿Cuál fue la respuesta del movimiento estudiantil ante el asesinato de Cabral?
—Ante el gran dolor y bronca la respuesta estudiantil y popular creció y el pueblo se reagrupó. Más de 10.000 mil personas marcharon hacia el lugar donde cayó Cabral. Una vez allí, se encendieron velas y una imponente cantidad de ofrendas florales. En su recorrido, la manifestación recibió adhesiones del comercio, de vecinos, había crespones negros mostrando el luto. La policía correntina no pudo intervenir ante la imponente solidaridad popular y las expresiones públicas de todos los sectores de Corrientes.

A partir de allí, la lucha se hizo más fuerte y generó la solidaridad de todo el país. El Rosariazo y el Cordobazo fueron puebladas antidictatoriales con gran participación estudiantil cuya primera chispa había estallado en Corrientes.
El 17 de junio recibimos una noticia muy esperada. El comedor estudiantil era rehabilitado en Corrientes, su tarifa rebajada al nivel anterior y el contrato de privatización anulado.

La FUA dirigida por Jorge Rocha llamó a una jornada nacional de lucha que en Córdoba empalma con los obreros. Así es como quince días después de la muerte del estudiante Cabral se realiza esta jornada de protesta insurreccional obrera—estudiantil en Córdoba que provocó luego la caída de Onganía.

Seguimos luchando por una Universidad científica, democrática y popular; nosotros recorrimos un camino iniciado muchos años antes. Los estudiantes de hoy también hacen huella, recorrerán caminos, y triunfarán para que la ciencia y la técnica estén al servicio de nuestro pueblo y nuestra patria, en la Universidad del pueblo liberado.

Hoy N° 1765 08/07/2019