Desde marzo de 2019, los principales negociadores de los imperialistas de Estados Unidos y China venían conversando en Washington, en un intento por rescatar un frágil acuerdo destinado a poner fin a la guerra comercial que ya lleva diez meses entre las dos economías más grandes del mundo. Pero la semana pasada el presidente estadounidense, Donald Trump, pateó el tablero anunciando un nuevo aumento del 10% al 25% de los aranceles sobre productos chinos por valor de u$s200.000 millones, que se suman a los ya impuestos sobre u$s50 millones desde mediados de 2018. Trump quiere que China cambie sus políticas sobre propiedad intelectual, reduzca sus masivos subsidios a sus empresas estatales, compre más productos estadounidenses y deje de forzar a las compañías extranjeras a compartir secretos tecnológicos.
Las nuevas tarifas que entraron en vigor el viernes 10 abarcan a más de 5.700 categorías diferentes de productos de China, desde vegetales cocidos hasta luces de Navidad y sillas altas para bebés, prácticamente todo. El Ministerio de Comercio de China respondió que “lamenta profundamente” la decisión de Estados Unidos y añadió que adoptaría las contramedidas necesarias. A lo que Trump “ordenó iniciar el proceso de aumentar los derechos de aduana a casi todo el resto de las importaciones de China, que están estimadas en unos 300.000 millones de dólares”, según el Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer.
China provee más de la mitad de las importaciones norteamericanas, por lo que tanto las empresas que dependen de importaciones chinas como la población sentirán el impacto del aumento de las tarifas del 10% al 25%, en la suba de los precios de los alimentos, partes y productos finales importados de China, desde heladeras, lavarropas y acondicionadores de aire hasta alfombras de bambú, micrófonos y papel para cigarrillos.
De las 5.700 categorías de productos incluidos en la lista que incrementa los aranceles, casi 1.000 son alimentos y bebidas: verduras, hortalizas, legumbres, frutas, jugos, cortes de carnes, pescados y moluscos, manteca, huevos y miel. En químicos y minerales, fertilizantes y pesticidas son más de 1.000 ítems. En electrónicos el sector más afectado es el de computadoras y accesorios y en automotores los vehículos y autopartes. El extenso listado también incluye muebles y equipajes (mochilas, bolsos, valijas y carteras).
A todo esto se suma el efecto de las posibles represalias de China. Ya desde el año pasado, tras la primera tanda de tarifas norteamericanas, China ya impuso tarifas a bienes estadounidenses por valor de 110.000 millones de dólares. La agencia oficial Xinhua dijo la semana pasada que el gobierno chino podría tomar “las medidas necesarias” en respuesta al aumento de tarifas estadounidenses.
Hoy N° 1766 15/05/2019