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31 de julio de 2019

Crónicas proletarias 353

Fábricas en la década de 1920 (5)

Hemos hablado en la columna anterior de la “Carta orgánica de las células de fábrica” que formó parte de Informe del Comité Ejecutivo del PC de la Argentina a su VII Congreso, en 1925. En ella se detallan diversas cuestiones sobre sus miembros y sus funciones, que dan una idea de la preocupación de la dirección del PC por arraigar en los lugares de trabajo. Este proceso, que también se llamó de “bolchevización”, tal cual lo denominaba la Tercera Internacional, en nuestro país se dio en medio del debate con una corriente dentro que se denominó “chispistas, que en 1926, expulsados del PC, formarían el Partido Comunista Obrero. Un aspecto importante de la “Carta orgánica…” fue que planteó explícitamente que estas células “de fábrica, taller, estación de ferrocarril, negocio, estancia o granja” funcionaran de manera clandestina, “ilegal” decía el citado Informe. Esto está desarrollado en medio de la polémica con lo que la dirección del PC califica de “verbalistas revolucionarios” y “fraccionistas”, para los cuales “hallándonos en un período legal, no hay razón alguna para que las células tengan la menor base ilegal, debiendo cada afiliado conocer toda la organización del Partido”. Está por verse en qué grado se cumplió esta “ilegalidad”, teniendo en cuenta que aún por esos años, muchas veces las reuniones de las células, al menos las territoriales, se citaban vía el periódico partidario, pese a que en el Informe se recuerda que la Internacional Comunista condenó “acerbamente” al PC de Brasil, “a cuyo partido se le hizo notar que la organización de las células no debe ser pública y ni siquiera deben publicarse sus convocatorias”.

Según Diego Ceruso: El movimiento obrero industrial y la organización en el lugar de trabajo en Buenos Aires y sus alrededores, 1916 – 1943, en estos años de la década de 1920, el PC desarrolló células entre los metalúrgicos “en las fábricas Tamet (Sociedad Anónima Talleres Metalúrgicos San Martín), SIAM (Sociedad Industrial Americana de Maquinarias), el Taller de Cromo Hojalatería de Ernesto A. Bunge y Jorge Born y Establecimientos Klöckner, todas ellas empresas de las más grandes del rubro que junto a otros talleres de menor dimensión estructuraban un sólido trabajo. Entre los textiles, los comunistas lograron crear células en las tres fábricas más relevantes como eran las dos sedes de Campomar y Soulas, en Valentín Alsina y en el barrio de Belgrano, y en la Fábrica Argentina de Alpargatas, que en conjunto empleaban cerca de 5.500 obreros”. A esto hay que sumar el trabajo en los frigoríficos de Avellaneda, Berisso y Zárate-Campana, entre otras industrias.

 

Hoy N° 1776 31/07/2019