Todas las corrientes del kirchnerismo quieren "olvidarse" del fraude que se vivió en la provincia. El gobernador actual y recientemente aliado a la presidenta, hace como que no existió, cuando en la provincia se vive un clima en donde no se han cerrado las cicatrices abiertas por ese tremendo fraude electoral del cual participó directamente el matrimonio K, llamando al presidente del Correo Argentino en Córdoba en momentos en que se definía el resultado electoral y ya se consolidaba el fraude.
No podemos pensar que hoy, a más de un año de aquel hecho, esa herida se ha cerrado y menos en un momento en donde la crisis internacional ya se ha desatado en Córdoba, con miles de obreros suspendidos y miles de contratados que, ya se dice, no volverán a trabajar.
Crisis y luchas
Un gobernador que ha subido con fraude, no va a resolver una crisis tan profunda que afecta directamente a miles de obreros y sus familias, que no tienen otra forma de sobrevivir sin ese salario mensual.
La crisis se profundiza a partir de que se toman medidas como la de destinar 3 mil millones de dólares a créditos para comprar autos y electrodomésticos, sólo para los que pueden aguantar una cuota de $ 800 y $ 1.000. Esta situación pesa mucho en Córdoba, ya se han desatado luchas y estas luchas han puesto en evidencia lo que antes no se veía pero que a partir del Argentinazo quedó claro: puede caer un gobierno por la lucha obrera y popular. Durante todos estos años hemos tenido encendidas las brasas de ese Argentinazo y hoy esta crisis hace que las brasas sean sopladas desde las fábricas. Esto lo pudimos ver en octubre del año pasado cuando a 6 días de las elecciones y mientras Cristina estaba realizando un acto de campaña en la ciudad de Córdoba los trabajadores de Lía (alimentación) que venían luchando por aumento salarial, ocuparon la fábrica frente a los despidos, y ganaron. Consiguieron parar los despidos y la efectivización de más de 100 contratados. Esto es lo que se vio días pasados cuando en Iveco abandonaron la planta y al margen del sindicato confluyeron con los trabajadores de Gestamp que están suspendidos o despedidos, juntos marcharon al margen del sindicato, a donde estaban concentrados los trabajadores de Volkswagen (en el Ministerio de Trabajo). Y sabemos que el pueblo de Córdoba, que fue capaz de hacer un cordobazo, tiene la suficiente experiencia de lucha como para decir basta.
Y los trabajadores saben que lo tienen que hacer con o al margen de sus dirigentes sindicales, porque estos son los que arman las patotas para combatir al activismo gremial, al activismo político en las fábricas, como se ha visto brutalmente tanto en las elecciones de la alimentación como en las movilizaciones del Smata.
Surgió en la industria en los últimos años una forma de activismo que busca organizarse de distintas formas, que ha conseguido elegir en algunos lugares delegados representativos como fue en Arcor/Bagley y en diferentes metalmecánicas. Es un activismo que va expresando, con contradicciones, posiciones democráticas y clasistas. Es una corriente de obreros jóvenes, hijos del argentinazo en confluencia con obreros de más años que aportan las experiencias anteriores. Frente a eso aparecen persecuciones en las fábricas como pocas veces hemos visto; la hacen los matones a sueldo que tienen los sindicatos en cada fábrica. Ya sabemos como responden los obreros, primero tienen temor, pero ese temor se va pasando a medida que el odio se va organizando.
Ellos han logrado separar a Renault porque sus trabajadores están suspendidos desde varios días antes. El sindicato no los convoca a los suspendidos y despedidos a luchar juntos sino que en el Ministerio de Trabajo de la Nación, donde están los Kirchner, tienen todo arreglado, hasta cómo llevan a los obreros en forma separada, cómo los dividen, un día uno, en otro horario otro, etc. Esto hace que los obreros que están castigados por esta crisis todavía no puedan golpear todos juntos.
Está claro que esta es una crisis que tiene un destinatario central. Desde el punto de vista del capitalismo, de las patronales imperialistas y de los grandes pulpos financieros, el objetivo es descargarla sobre los trabajadores y el pueblo. Los primeros pasos que se han dado han tenido respuesta. Los dirigentes sindicales con las patotas armadas y represoras en los gremios han hecho que esa pata del Estado todavía le sirva, todavía pueden hacer retroceder al movimiento obrero y al activismo político por un problema de fuerza real y por un problema de impunidad; actúan impunemente, armados, provocando…Entonces tenemos en Córdoba ese fenómeno ¿cuánto puede durar? Ayer tenían que cobrar el mes o la segunda quincena de noviembre y hay muchos que están cobrando menos. Ese menos ya se ve en la proporción de las ventas; hay supermercados que están empezando a hacer las listas para suspender a sus trabajadores porque han bajado las ventas. La producción que tiene que ver con la construcción ya bajó un 40% y sabemos que hay patronales que ya han hablado de suspender a trabajadores de la construcción en los próximos meses. El movimiento obrero va a sufrir golpes muy profundos. Si no se avanza y se ponen ya en marcha planes para que el poder adquisitivo de los trabajadores se mantenga, no sólo van a caer en una hambruna, también los negocios van a pasar a vender menos del 50%, y ningún negocio así se puede mantener y menos los pequeños, los de barrio, en donde compra el obrero con su salario.
Estamos frente a un manejo de un Ministerio de Trabajo provincial que no ha dado ningún informe, ni porcentual de lo que está trabajando, de lo que está suspendido, de la reducción de horas, ningún dato. Estamos frente a un plan de la santísima trinidad, que son las patronales, el Estado y los dirigentes sindicales.
Tenemos propuesta
Siguen en disputa, principalmente dos proyectos, el proyecto delasotista y el kirchnerista. Dos proyectos que fueron golpeados en las últimas elecciones. Y sigue en avance la confluencia de los dos grandes afluentes de la lucha popular: la clase obrera y el campesinado pobre y medio que en la lucha agraria en Córdoba también tuvo un gran protagonismo. Frente a esto, nosotros trabajamos para que se una el movimiento obrero y tenemos una propuesta ya. Primero tomar del pico a la presidenta que dice que hay que terminar con el trabajo en negro, pues que no quede ningún obrero en negro, que sean blanqueados ya todos los trabajadores a partir del 1º de noviembre, y por la inflación, que se cobre un aguinaldo completo a fin de año, mes de diciembre completo sin suspensiones, que se corten las horas extras, que se garantice trabajo para todos y que el salario sea contemplando la canasta familiar de $ 3.500. Nosotros tenemos un programa.
Ellos tienen 15 mil millones de dólares que los van a poner en otra dirección, nosotros queremos que se ponga en los salarios. Esa plata la tienen los amigos del gobierno de Córdoba, que se dicen amigos, son los Kirchner, y los trabajadores necesitan mantener su salario. En este momento si los trabajadores tienen que trabajar 6 horas por día para que trabajen todos, que así sea pero que se mantenga el salario.
También con esos 15 mil millones se tiene que ayudar a los verdaderos empobrecidos del campo, que siguen movilizados en la provincia, con una política de tierras, de chacras, para millones que hoy están sin trabajo, para los que no tienen tierra. Unir los reclamos del movimiento obrero con los del movimiento campesino y marchar juntos. Creo que es una gran oportunidad para abrirles la mano a los gobiernos como el de Córdoba, que se mimetizan con la política kirchnerista pero que en definitiva el kirchnerismo le está haciendo pagar el costo de su política hacia los más perjudicados por la crisis.
Una oposición real
Juez tiene una oposición mediática. No tiene una declaración definida ni moviliza sus fuerzas al encuentro de los que son castigados por la crisis y por la política del gobierno. No es que el Frente Nuevo, va a ver qué pasa en las fábricas con los despidos o suspensiones, tampoco repudian a los dirigentes sindicales traidores y el que no hace eso. Tanto el juecismo, que tiene un peso importante como el radicalismo está en el 2009.
Nosotros convocamos a ir a un frente común, junto a los trabajadores del campo y la ciudad, para que la crisis no la paguen los trabajadores y el pueblo sino hacérsela pagar a los verdaderos responsables y principalmente hacerle pagar todo el daño que la política de los K viene haciendo al pueblo de Córdoba y poner en claro lo del fraude electoral. Si van a ir a elecciones, ya van con un fraude en la espalda, lo van a ocultar, lo van a querer silenciar y se va a volver a repetir. Si el juecismo no ve eso se ubica más todavía como mediador, no como una pieza decisiva, y así le sirve al kirchnerismo para jugar una política que no le da mucho apoyo a Schiaretti y coquetea con esa oposición a Schiaretti. ¿Y por qué puede coquetear? Porque esa fuerza que es importante no cumple el rol que tiene que jugar que es estar con los que están pagando la crisis, los desocupados, los trabajadores suspendidos y despedidos, y el movimiento campesino, los pobres y los medios, que ya no aguantan la presión confiscatoria a la que son sometidos por la política de los K.
Unidad pero no para las elecciones…
Nosotros seguimos llamando a todas las fuerzas a golpear juntos contra esta política y no generar en vistas a las elecciones parlamentarias con la idea de espacios de poder, porque esa la hemos pagado muy caro. Los jubilados no sabemos lo que va a pasar con nuestra jubilación, lo que sí sabemos es quién la va a manejar, la mano del kirchnerismo para quedar bien con los grandes empresarios y darles 3 mil millones para que se hagan el festín de la venta de autos, otro tanto para que se hagan el festín con la venta del petróleo. Llamamos a que no pase la crisis y que la paguen los responsables. No queremos más gente que dice representar los intereses de los trabajadores y el pueblo en el parlamento, y son unos tristes “levantamanos” para el proyecto kirchnerista.