Estefanía Rea es simpática, decidida, tiene 23 años, una hija y cuenta con orgullo que comenzó jugando en el club de su barrio en la Villa 31 de la Capital Federal. Actualmente juega en la primera división de fútbol femenino en el equipo Las Pibas de Excursionistas, un tradicional club del bajo de Belgrano en la Ciudad de Buenos Aires.
Sobre el equipo, Estefanía nos dice: “Somos 23 convocadas en el equipo que cuenta con jugadoras, entrenadores físicos y la directora técnica. Hay chicas de diferentes edades, van desde los 18 a los 30. Hacemos todo lo que hacen los hombres, la única diferencia es que no podemos entrenar todos los días porque todas trabajamos y algunas tenemos hijos. Estar en el equipo fue un proceso largo, juego a la pelota desde chica, soy arquera, siempre hice deportes, pero con el tiempo fui manejándome. Me decían que era un deporte para hombres y que con el fútbol no iba a llegar a ningún lado. Igual continué jugando en el barrio, con amigas, y ahora que es visible el hecho de que jugamos mujeres y nos pagan, tenemos obra social, es bueno, nos sentimos contenidas. Por ejemplo, en el club en el que jugaba en mi barrio el hecho de estar jugando nos ayudaba a no reprimirnos, a jugar si nos gustaba, algunas chicas dejaban porque su marido o familia no las dejaban hacerlo, o quieren jugar y tienen muchos hijos”.
Sobre el apoyo que reciben desde el club al entender las necesidades específicas de las mujeres comenta: “El club nos pide el certificado de nuestros hijos, y entiende que a veces no podemos ir a jugar o a entrenar, entienden que nuestros hijos son lo primordial, tienen en cuenta que ser mujer y jugar a la pelota conlleva un doble laburo, porque al volver a casa tenemos que cocinar, limpiar, etc. A mí por suerte mi familia me apoya al cuidar a mi hija, lo que me permite ir a entrenar tranquila, al jugar de forma profesional se tiene otra responsabilidad, es como un trabajo más. Yo creo que esto es algo bueno porque si mi hija llegara a ser jugadora de fútbol el día de mañana tendría más facilidades. Vamos por eso, porque se visibilice, para que otras no pasen lo que vivimos nosotras. Ahora por ejemplo si se traen jugadoras del interior y se las alberga, entonces se mantienen.
“Es gracioso, a partir de que estoy en el equipo y salimos en la tele, los vecinos me saludan, mi familia me apoya mucho, al ser algo nuevo para mi no sé como interpretarlo, no es muy famoso, pero ahora hay conocimiento del fútbol femenino, y eso hace que se visibilice.
“En el barrio hay chicas que tienen mucho futuro, siempre les digo que se prueben, que van a quedar. Las motiva el verme jugar. Hoy batallamos que todas las chicas puedan jugar, que ganemos lo mismo que un hombre. Cuando pasan cosas fuleras siempre nos pronunciamos, unimos el fútbol con la solidaridad con todas”.
Sobre el rol de los Encuentros Nacionales de Mujeres en la visibilización del fútbol femenino comenta que: “Este año voy al Encuentro con las chicas del barrio, la verdad que ir al Encuentro hizo que mis compañeras cambien. Hay un caso de una compañera que dependía mucho de su marido, sólo jugaba al fútbol cuando él quería, y vino completamente cambiada, le planteó a su pareja que ya no iba más esa situación, y que si no estaba de acuerdo ella se iba a ir, y el hombre cambió, los ayudó mucho como familia. En lo personal, al volver de mi primer Encuentro estaba impactada de ver tantas mujeres y muy distintas, fui con mi equipo de fútbol y pudimos unir eso con lo de género, vi que todas unidas somos más fuertes; planteamos cómo nos discriminaban por jugar al fútbol y vimos que a las chicas de las otras provincias les pasaba lo mismo, fue lindo, así se fue haciendo más fuerte el fútbol femenino, los encuentros tienen que ver con eso”.
Hoy N° 1786 09/10/2019