En enero de 1928 se concretó la tercera ruptura del Partido Comunista de la Argentina en sus primeros diez años de existencia. Encabezado por el principal dirigente obrero del partido, José Penelón, se formó el Partido Comunista de la Región Argentina tras una compleja lucha de líneas dentro del PC, con una activa intervención de la Internacional Comunista.
Penelón, además de un importante dirigente de la Federación Gráfica Bonaerense, era parte de los fundadores del PC. Al momento de la ruptura, era concejal en la Capital Federal, puesto al que había llegado en las elecciones de noviembre de 1926. Penelón era también secretario del Buró Sudamericano de la Internacional Comunista.
Los debates en el PC, si bien aparecían muy mezclados con reyertas personales, tenían como trasfondo diferencias políticas en lo nacional, y muy particularmente en la perspectiva revolucionaria. Esto último formó parte de los debates principales en la Internacional Comunista en esos años, sobre la base del cambio del momento político, y el cierre de la oleada revolucionaria que arrancó con la Revolución Rusa y se extendió a los primeros años de la década de 1920. Apareció, como reseña Otto Vargas en su libro Conferencias (Ediciones del Instituto Marxista-Leninista-Maoísta de la Argentina, 2005) “el período de prosperidad posterior… con los terratenientes argentinos tirando manteca al techo en los cabarets de París y el capitalismo, que parecía rejuvenecido, tomando impulso nuevamente”.
En ese contexto apareció en la Internacional Comunista una corriente, encabezada por el dirigente soviético Bujarin, que planteó posiciones de derecha, afirmando que el capitalismo entraba en un largo período de estabilidad, por lo que había que poner el centro en la lucha por las reformas, ya que la revolución “era una cosa imposible”.
En nuestro país, Penelón, más allá de la retórica, hizo suyas esas tesis, y concentró su accionar en el Concejo Deliberante. Dice Vargas: “ésta es la esencia de lo de Penelón: lo único que podía hacer el Partido era dedicarse a la lucha reformista, a la lucha salarial, a la lucha sindical; es decir, una variedad socialdemócrata. Se cita en el libro [El marxismo y la revolución argentina, tomo 2] una frase suya: ‘Por muchos años nosotros vamos a ser un partidito’. Abandonó totalmente la idea de la lucha por el poder”.
Otto Vargas señala un aspecto muy importante, que es el paternalismo en las relaciones entre los cuadros del PC. El propio Rodolfo Ghioldi, quien luego se enfrentaría a Penelón, instaló en el periódico partidario la costumbre de llamarlo “el jefe”.
Hoy N° 1787 16/10/2019
