El domingo 13 de octubre, a once días del “decreto 883” que eliminó los subsidios al combustible y provocó una generalizada suba de precios, tuvo que ser derogado por la valiente lucha del pueblo de Ecuador.
Recordemos que a comienzos de octubre, cuando largó el decretazo, el gobierno decretó un “estado de excepción” y fue profundizando la represión, desplegando no sólo a la policía sino también a los militares, desatando feroces represiones que se han cobrado al menos siete muertos, más de 500 heridos y cerca de mil detenidos.
En estos días, a la lucha comenzada por los transportistas, se sumaron luego la juventud y los estudiantes, las mujeres, distintos gremios como los docentes, organizaciones sociales, y particularmente el movimiento indígena, que ha marchado sobre Quito y combate en varias regiones del país.
El gobierno ecuatoriano ya venía descargando un paquete de medidas antipopulares, que, como destacó el presidente de la Confederación Unitaria de Barrios del Ecuador (CUBE), Manuel Moya, ya venía dejando más de 10 mil empleados públicos sin trabajo.
Once días que conmovieron al continente
El viernes 11 el gobierno de Lenín Moreno tuvo que huir de la capital y trasladarse a Guayaquil, porque no controlaba Quito. En las calles quiteñas se han visto por un lado gigantescos enfrentamientos entre los sectores populares y las fuerzas represivas, así como gestos de algunos policías que se negaron a reprimir.
El expresidente Rafael Correa trató de montarse en el descontento popular, llamando a elecciones anticipadas. Correa ha sido repudiado por la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), que le ha recordado las persecuciones y los mártires originarios durante el correismo.
El miércoles 9 de octubre, coincidiendo con entrada de más de 20 mil originarios en Quito, se desarrolló una huelga nacional que tuvo amplia repercusión. La represión se profundizó pero las masas siguieron en las calles. En muchas localidades, particularmente de la Amazonia ecuatoriana, las organizaciones indígenas locales tomaron el control, incluso reteniendo a las fuerzas policiales y del ejército.
El 12 de octubre, en coincidencia con el repudio a un nuevo aniversario de la genocida conquista de América, los pueblos del Ecuador, y particularmente el movimiento indígena continuaron sus exigencias de que el gobierno dé marcha atrás con el paquetazo. Lenín Moreno, al tiempo que por cadena nacional hablaba de diálogo, reforzó las medidas represivas, decretando el toque de queda en todo el territorio nacional, y desplegando tropas militares en Quito. La represión fue brutal e indiscriminada. Fueron atacados centros médicos, y lugares donde se encontraban decenas de niños, hijos de los indígenas movilizados. El gas lacrimógeno se percibía en prácticamente toda la ciudad, y se multiplicaron las denuncias de disparos con balas de plomo por parte de paramilitares francotiradores.
La batalla se concentró en los alrededores de la Asamblea Nacional, en las universidades, y en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, prestigioso ente autónomo en cuyo Ágora se concentraron las y los miles de indígenas.
La lucha no se detuvo. La misma noche del 12, un gigantesco cacerolazo conmovió Quito, demostrando la voluntad de pelea del pueblo ecuatoriano. Las fotos y videos que circulan por las redes sociales muestran el protagonismo de la juventud y particularmente de las mujeres en los combates. Se han visto extraordinarias muestras de solidaridad popular. Desde socorristas que rodean los lugares de concentración indígena para evitar la represión, hasta impresionantes denuncias en la cara de las fuerzas represivas, neutralizando a sus efectivos en varios casos. Además, hemos visto cómo se plantan frente a los periodistas cómplices denunciando su colaboracionismo con el gobierno represor.
El domingo 13 Quito amaneció con restos de barricadas en toda la ciudad, y con las evidencias del combate entre los sectores populares con las fuerzas represivas. El gobierno tuvo que recibir a una delegación del movimiento indígena, y finalmente, el mismo domingo por la noche, anunció la derogación del nefasto decreto 833.
Estallaron los festejos en las calles ecuatorianas, celebrando una victoria de una lucha ejemplar por su magnitud, masividad, combatividad en la que se unieron distintos sectores populares. Como balanceó el Comité Central del PCMLE: “Hemos peleado juntos el movimiento indígena, los trabajadores, la juventud, las mujeres, maestros, pobladores, pequeños comerciantes, campesinos… Todo un pueblo se ha levantado. Hay que destacar la combatividad, el arrojo de la juventud que cumplió el papel de fuerza de choque en estos combates, y la acción de la mujer indígena que, una vez más, muestra su valentía”.
El lunes 14, desde las direcciones de los movimientos sociales y las organizaciones políticas, se llamó a seguir con la lucha popular, en lo inmediato para exigir la renuncia de los ministros de Defensa Oswaldo Jarrín y de Gobierno María Paula Romo, como los responsables directos de la represión.
La victoria de la lucha popular ecuatoriana sin duda tonificará el combate en nuestro país y en toda América, en el camino de nuestra liberación nacional y social ¡Viva el bravo pueblo de Ecuador!
Hoy N° 1787 16/10/2019