En esta nueva oleada de luchas que sacude América Latina, algunos sectores de izquierda dicen que se está dando una batalla contra el “neoliberalismo”, el “modelo neoliberal”, etc.
La trampa de este difuso término es que oculta, y en algunos casos niega abiertamente, que estemos en la etapa del imperialismo y las revoluciones proletarias, y más aún desconocen que hay una feroz disputa entre distintos imperialismos por el control de nuestros países dependientes, disputa que siempre se da de la mano del apoyo de distintas clases y sectores dentro de cada uno de los países. En nuestro continente, el término “neoliberalismo” tapa la existencia de sectores oligárquicos y de burguesía intermediaria, que actúan como gerentes y/o se asocian a los distintos imperialismos.
Los que identifican la lucha continental contra el “neoliberalismo”, ya no hablan de imperialismo, sino de “imperio”, es decir los Estados Unidos, un “imperio soberano que gobierna el mundo” –como lo caracterizó Antonio Negri– a través del FMI, el Banco Mundial, etc. Lo peligroso de esta visión es desconocer el carácter imperialista de potencias como Rusia y China, y que estos países, cuando apoyan el enfrentamiento con los yanquis, lo hacen en función de sus propios intereses y no de los de los pueblos latinoamericanos.
Los que hablan de neoliberalismo, además, hace mucho que han dejado de hablar de revolución, porque para ellos las “políticas neoliberales” no están sustentadas en un Estado de las clases dominantes, en nuestro caso particular que este Estado es oligárquico-imperialista, y que sólo es posible construir un nuevo Estado, donde los trabajadores y el pueblo “tengan la manija”, con la destrucción revolucionaria del actual Estado.
Por eso si bien es correcto utilizar las contradicciones entre los imperialistas por parte del pueblo, es nefasto, como lo demuestra la historia, pensar que vamos a lograr la liberación de la mano de algún imperialismo enfrentado a los yanquis.
Hoy N° 1791 13/10/2019
