El problema de la inseguridad en el interior bonaerense, que ha hecho eclosión estos días en ciudades como Tres Arroyos y Junin, es una herencia de la política menemista que aplicó Duhalde en la provincia, política proterrateniente y promonopolista. La extensión de la explotación latifundista con la llamada sojización (producción extensiva que requiere poca fuerza de trabajo), profundizada con la política kirchnerista que aplicó Solá en la provincia, ha llevado a la práctica desaparición de las chacras mixtas, tambos, quintas y huertas (producciones más intensivas).
Son decenas de miles de pequeños y medianos productores que han tenido que abandonar el campo, y centenares de miles de semiproletarios y obreros rurales que ya no encuentran siquiera los trabajos temporales con los que antes podían sostenerse. Deben emigrar hacia los centros más poblados, donde si no consiguen trabajos precarios en la construcción no
les queda otra alternativa que mendigar… o robar. Hiere el contraste entre una minoría que se beneficia con el boom de los granos, lujosas casas y departamentos, cuatro por cuatro, etc., y los que no tienen más que changas.
Frente a esto, ¿qué hace el gobernador Scioli? Corre de un lado para otro, ofreciendo más policías y “más eficiencia” en la represión, como si el tema se resolviera poniendo presos a todos “los marginados” por este sistema y la política a su servicio. Eso es más de lo mismo que se ha hecho hasta ahora, mientras los problemas se siguen agravando, precisamente por la política al servicio de los grandes terratenientes y monopolistas.
Los partidarios de Scioli se quejan de la herencia de deudas que dejó Solá y mendigan “ayuda” al kirchnerismo. Pero nada hacen por cambiar la situación de la provincia, ni siquiera en materia fiscal. No reclaman una coparticipación en los impuestos nacionales acorde a lo que tributa la provincia y aceptan mansamente que las retenciones a las exportaciones se las quede todas el gobierno nacional. Tampoco plantean una reforma impositiva en la provincia que, aunque sea, distribuya mejor las cargas. Siguen con el “sabueso” Montoya persiguiendo a “los evasores” de Ingresos Brutos (en particular a contratistas y transportistas en el interior), mientras los grandes terratenientes se dan el lujo de decir que son los “mejores cumplidores” del ridículamente reducido impuesto a la propiedad territorial. En esto último ni siquiera es necesario aumentar las tasas: con sólo actualizar el precio de las tierras se podría sacar mucho más de los grandes terratenientes que persiguiendo a los pequeños y medianos productores y transportistas. Pero no se les ocurre porque
eso sería querer hacerles pagar a quienes Scioli quiere servir de una manera “más
eficiente” que el kirchnerismo.
02 de octubre de 2010