“Las que menstruamos somos las mujeres, las que nos quedamos embarazadas somos las mujeres, por lo que si nos ponemos a hacer un recorrido histórico ginecológico de nuestras vidas gastamos presupuestos enormes”, dice Betiana Olearo, médica de familia que trabaja en el dispensario de barrio IPV Argüello. Los métodos anticonceptivos están contemplados en la Ley 25.673, sancionada en 2002 que, entre varios objetivos, intenta promover la participación de las mujeres en la toma de decisiones relativas a su salud sexual y de procreación. Sin embargo, este año, pero con mayor fuerza en los últimos tres meses, en los dispensarios barriales hay faltantes de insumos que garanticen la salud sexual de las mujeres que cuentan con el sistema público para planificar su vida reproductiva.
“Provisión discontinua hay siempre, pero ahora estamos en un momento crítico. En nuestro centro de salud tenemos 2.000 mujeres fichadas para retirar medicamentos anticonceptivos y el método que más eligen en nuestra comunidad es el método inyectable, y el último mes, de 660 que teníamos registradas para retirarlo, solamente pudieron acceder 234 mujeres. El resto se está quedando afuera porque no hay”, indica Olearo y explica que se trata de un método crítico porque si no se coloca la inyección en las fechas marcadas por el tratamiento, la efectividad del mismo se reduce, y crece el riesgo de embarazo.
Anticonceptivos inyectables
En julio pasado, desde la nueva sede de la Dirección de Epidemiología de la Municipalidad de Córdoba, el intendente Ramón Mestre anunció la disponibilidad de implantes subdérmicos anticonceptivos de forma gratuita, donde Córdoba sería “el primer y único municipio de Argentina en importar en forma directa esos dispositivos, financiando la compra con fondos propios”.
“Nosotros tuvimos una entrega que duró un mes y luego ya no. Algo que por la difusión del anuncio, las mujeres venían a consultar. De vez en cuando vuelven a mandar alguno”, cuenta sobre los implantes subdérmicos Glenda Henze, desde el dispensario en barrio Ituzaingó Anexo, donde trabaja como médica generalista y atiende a niños y mujeres.
“Todo el año hemos tenido problemas de falta de insumos, pero hace tres meses que no tenemos entrega regular sobre todo de los inyectables, que sigue siendo un método muy elegido por las mujeres. Los jueves a la mañana nos llegan 10 dosis y a las 11 ya no hay más. Valen casi $300 y muchas mujeres no se lo pueden comprar, entonces suspenden el método. Esta semana ya tuvimos casos de mujeres que quedaron embarazadas porque usaban el inyectable y luego no se lo pusieron. Estas situaciones así, son estados de desesperación para muchas mujeres”, dice Henze.
En el dispensario de Ituzaingó Anexo hay cerca de 250 mujeres bajo tratamiento de inyectables, y de forma regular se entregaban 180 dosis por mes, lo cual no cubría la demanda, pero la situación empeoró. Ahora el centro de salud, solo recibe a cuentagotas 40 inyectables al mes.
Programas sin regularidad
En 2016, según reportes nacionales, la cifra de distribución de métodos anticonceptivos fue de nueve millones, tres veces menos a lo que se había distribuido un año antes. Fue una situación crítica por lo que al año siguiente se duplicó y en 2018, se llegó a los 26 millones, pero a los dispensarios sigue sin llegar la cantidad necesaria.
El programa nacional Remediar que llega a los centros de salud, de las cinco cajas con medicamentos otorgadas a los dispensarios según población a atender, ahora sólo se envían dos. Y a nivel local, la farmacia municipal llega cada vez con menos medicamentos y también se redujeron a menos de la mitad las cajas enviadas. En este marco, el programa de salud sexual y reproductiva sufrió un gran deterioro, así como pasó con el programa nacional de vacunas.
Henze afirma que: “Las que asisten a los centros de salud son por lo general mujeres, son quienes llevan a las hijas y los hijos y son las que después tienen que rebuscárselas para conseguir los medicamentos. Se van amargadas sabiendo que no se lo van a poder comprar, o salen del centro de salud pensando de dónde van a sacar para poder comprarles. Desde el rol de cuidadoras que tenemos asignadas las mujeres, estamos doblemente expuestas, somos las que tenemos que salir a bancar esa falta de medicamentos y por todos lados, es difícil sostener eso”.
Toallitas femeninas, tampones, protectores diarios, medicamentos para el dolor menstrual, métodos anticonceptivos, test de embarazos, protectores mamarios, entre otros, forman parte de las listas de los productos para la “protección femenina”, como se los rotula para la venta.
En ese marco, durante 2019, por ejemplo, una mujer en Córdoba necesitó cerca de $2.400 pesos para proveerse de tampones o toallitas femeninas. Si contemplamos los hogares donde madres e hijas menstrúan, los presupuestos requeridos, inciden desproporcionadamente en las economías familiares, ninguno de estos productos son considerados por el Estado esenciales de ser garantizados para el bienestar femenino. “Desde el último tiempo, las mujeres plantean lo caro que es el acceso a las toallitas, y se plantean cómo hacer mes a mes. Esto, así, es algo que ni se les cruza por la cabeza a los que tienen que tomar decisiones”, cierra Henze.
Hoy N° 1796 18/12/2019