El 22 de noviembre el gobierno de Irán triplicó el precio de los combustibles. La gasolina hasta ese momento se encontraba subsidiada, por tratarse de un país productor. Desde ya, como en todos lados, esto implica un alza generalizada de todos los precios, incluyendo los alimentos. Se estableció además un racionamiento: este precio es hasta 60 litros de compra por mes, si no, sube considerablemente.
Se produjo, como en otros países, una gran protesta popular con grandes manifestaciones de repudio, particularmente en los sectores juveniles. El desempleo es del 11%, pero entre los jóvenes de 15 a 29 años, llega al 25,3%. Pero la protesta también abarcó a la clase obrera en general, ya que el nivel de los salarios es muy bajo en comparación con otros países vecinos, como Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Irak y Turquía. Incluso los trabajadores de Azerbaiyán y Turkmenistán tienen mayor poder adquisitivo que los de Irán.
Las protestas estallaron en Ahvaz, Shadegan y Kut-E Abdollah después de que un joven y famoso poeta opositor fuese asesinado el 11 de noviembre: incendiaron, levantaron barricadas y bloquearon las calles. Los jóvenes se enfrentaron con las fuerzas antidisturbios y quemaron neumáticos. Las protestas se extendieron rápidamente en todo el país, también fueron muy fuertes en Shahriar.
Ante la fuerza de las protestas el gobierno tomó dos medidas: bloqueó el acceso a Internet durante más de cinco días, lo cual impedía la comunicación de los que protestaban entre sí y con el exterior. Además, no sólo utilizó a la policía para reprimir, sino que puso en acción a la Guardia Revolucionaria iraní, fuerza especial de choque, que se pronunciaron después de las manifestaciones y advirtieron que adoptarían medidas “decisivas y revolucionarias” contra cualquier acto de “vandalismo”. Además, indicaron que estaban dispuestos a “reaccionar de forma decisiva frente a una continuación de la inseguridad y de acciones que perturben la paz social”.
Amnistía Internacional denunció que al menos 208 personas han muerto durante la represión de las protestas. Precisó que ha obtenido esa cifra de “informes creíbles” de sus fuentes, si bien la cantidad total de víctimas “es probable que sea mayor”, especialmente en la ciudad de Shahriar, provincia de Teherán.
Luego, el gobierno intentó tranquilizar la situación y aseguró que “hay aún algunos problemas menores, pero mañana o pasado mañana ya no tendremos ningún problema de disturbios”, dijo su vocero Ali Rabii.
Por su parte el presidente de Irán, Hassan Rohani, condenó el “vandalismo” ocasionado en las manifestaciones. “Protestar es un derecho legítimo de los ciudadanos, pero el vandalismo es algo completamente diferente”, expresó.
Al igual que en América Latina se usa el argumento de que es Venezuela la que instiga los levantamientos populares, acá se acusa a los EEUU. Pero hay una particularidad: las sanciones impuestas por Trump a Irán cuando ordenó la retirada de EEUU del acuerdo nuclear con Irán. Sin embargo, también hubo grandes estallidos populares en Irán en el 2001 y en el 2017, sin que hubiera sanciones en ese momento. Por otra parte, ha habido una caída de la producción de petróleo de Irán. Sin desconocer el efecto de las repudiables sanciones de EEUU, son ciertas las afirmaciones del presidente iraní Hasam Rouhani, cuando aseguró que su país “continuará vendiendo petróleo”. “Romperemos las sanciones”, advirtió. Efectivamente, ni China, Corea del Sur, Grecia, India, Italia, Japón, Taiwán y Turquía adhieren a las sanciones norteamericanas.
Hoy N° 1796 18/12/2019