En China se ha desatado la propagación del llamado coronavirus de Wuhan, por su región de origen, y al domingo 26 las autoridades del gobierno imperialista de Xi Jinping reconocían más de 50 muertos, y centenares de infectados.
Este coronavirus, infección que afecta las vías respiratorias, apareció originalmente en la ciudad china de Wuhan, la séptima en importancia del país asiático. Las autoridades sanitarias no logran establecer qué animal lo transmite: algunos dicen que el murciélago, otros una variedad de serpiente, que es comestible.
El gobierno socialfascista chino ha tomado medidas extremas de cuarentena sobre la población. Wuhan, ciudad de 11 millones ha sido totalmente aislada. Nadie puede entrar o salir. La información, ya de por sí escasa de lo que pasa en China, es mayor con respecto al tratamiento de este virus. Algunos videos filtrados por las redes desde Wuhan muestran personas que caen en la calle víctimas de la enfermedad, siendo atendidas por personal sanitario, y la ciudad ha sido nombrada por algunos como “tierra de zombis”.
El gobierno chino ha expresado su preocupación por la propagación del coronavirus en este tiempo en el que se celebra el Año Nuevo chino, tiempo en que centenares de millones de personas se trasladan por el país para visitar a sus familias. En varias ciudades, incluso Pekín, se han cancelado las tradicionales festividades multitudinarias, por temor al contagio. Otras ciudades han cerrado sus estaciones ferroviarias y restringen los movimientos de los ciudadanos.
Se calcula que el gobierno chino mantiene en aislamiento a cerca de 21 millones de personas, y son más de 56 millones las que tienen “desplazamiento limitado”. Hay denuncias de que los hospitales están desbordados, y ya han aparecido casos de “coronavirus de Wuhan” en Francia, Estados Unidos, Japón, Tailandia, Corea del Sur, Australia, Singapur y Vietnam.
Las organizaciones internacionales de la salud se han declarado en estado de alerta, y se han hecho reuniones de los países de la comunidad europea para elaborar respuestas a la propagación del virus. Lo que no dicen los mandatarios de las principales potencias es que tienen que atender a la preocupación sanitaria, sin afectar los multimillonarios intereses de las empresas de turismo, que se verían fuertemente afectadas y los gobiernos limitan el acceso de personas de China continental, desde donde se han multiplicado los viajes de un sector de la población, beneficiada con el desarrollo del capitalismo a expensas, como se evidencia en esta crisis sanitaria, de la mayoría del pueblo chino.
Hoy N° 1800 29/01/2020