El sábado 15 de febrero se realizó en Tandil una marcha por Valeria Machado. Valeria era una trabajadora que pertenecía al Movimiento Evita. Tenía una vida difícil: sus hijos estaban en guarda judicial y ella esperaba ansiosamente recuperarlos pronto. Su nueva pareja la hostigaba permanentemente, pero ella no quería hacer ninguna denuncia por temor a que le negaran la recuperación de sus hijos.
El 15 de enero, hace exactamente un mes, mantuvieron una fuerte discusión en su casa del Barrio Tunitas de la cual Valeria salió envuelta en llamas. Los vecinos la socorrieron, la llevaron al Hospital, pero en el trayecto murió.
Como sucede casi siempre, su pareja declaró “que se prendió fuego sola”. Pero lo real es que, si él no la mató, con su maltrato y persecución la empujó a la muerte. Como ha sucedido también otras veces, la Justicia avalaría la teoría del supuesto suicidio de Valeria y cerraría el caso. Este triste papel de una parte de la Justicia de Tandil tiene historia, como ya sucediera con Aylín en 2016, cuando fuera violada y abandonada en una ruta, o con Ayelén Torres, degollada en 2018 por su ex novio.
La marcha, en la cual participaron el Movimiento Evita, La Poderosa, la CCC y otras organizaciones, recorrió las calles de Tandil coreando “Valeria presente, ahora y siempre” y “Valeria somos todas”. Al finalizar la marcha en las escalinatas de la Municipalidad, su hermana Estela agradeció a todos los presentes, exigió que no se cierre la investigación y llamó a seguir luchando hasta hacer justicia por Valeria y todas las mujeres en situaciones similares.
Corresponsal
Hoy N° 1803 19/02/2020