“El combate de una epidemia viral implica involucrar a nuestro pueblo de forma activa”, explica Micucci en su blog, “por eso es fundamental convocar a comités de emergencia que involucren al sistema de salud y demás organismos del Estado, a organizaciones de la sociedad civil en cada barrio, lugar de trabajo, establecimiento educativo”.
—¿Cuáles serían las medidas a tener en cuenta frente a esta pandemia?
—Todas las medidas de aislamiento estrictas son buenas, teniendo en cuenta que una cosa es una cuarentena sanitaria con apoyo social y otra cosa es un gueto, como hacen actualmente los gobernantes chinos. Esto es muy importante a tener en cuenta, porque implica la solidaridad social y el apoyo político y social del Estado. La defensa civil es parte de la defensa nacional: pensémoslo como parte de una defensa civil y nacional, patriótica y popular.
Es muy probable que algunas zonas o lugares estén en cuarentena. Pero no hay que encerrarlos y aislarlos, como se hacía en la Antigüedad con los leprosos, sino que se trata de que todo el movimiento social le pueda suministrar la comida y toda la ayuda necesaria a los que estén en cuarentena. Esta epidemia también tiene dos posibilidades: se la enfrenta con una línea represiva o con una línea de masas. Esto es importante porque se está levantando como algo magistral que en China las autoridades están pudiendo hacer lo que quieren. No se trata de cercenar derechos, se trata de que el pueblo asuma en sus manos la epidemia.
—Y en concreto ¿cómo se puede abordar un aislamiento forzado?
—Los que tengan que quedarse en zonas de aislamiento necesitan alimentación, y apoyo social de todo tipo. Se necesita abrazarlos y no esconderlos o encerrarlos. Esto implica que los que ayuden tienen que tener las medidas de protección necesarias.
Nosotros a esto lo podemos pensar como una forma de organización ante un evento indeseable como puede ser una invasión extranjera, pero en este caso es un ataque viral. Por eso, es primordial pasar a organizar a la población y tomar medidas de protección de los que ayuden, porque tampoco es cuestión de que la ayuda se transforme en difusor de la enfermedad a los que están actuando. Deben tener todas las condiciones de bioseguridad, para no contagiarse y contagiar. Esto vale, por supuesto, para los trabajadores de la salud, que deben contar con los elementos de protección adecuados a su tarea. Es lo mismo que planteábamos cuando fue la Gripe A: el pueblo asume en sus manos la epidemia. Hoy hay que pensar cosas concretas.
—Se ha decidido la suspensión de clases…
— Hay que suspender las clases. Pero se debe estudiar cada situación concreta. Acá se ve el tema del apoyo social. Porque hay escuelas donde el niño come. Y si no va a la escuela no hay con quien dejarlo o queda con los abuelos, que son personas de riesgo. Por lo tanto, habrá que estudiar bien los fenómenos que van a ir apareciendo para actuar. Dependerá de cada situación. No es lo mismo pasar una cuarentena en Puerto Madero que en el conurbano profundo. Hay quien puede pasar una cuarentena sin trabajar y otros que juntan el dinero para comer día a día. Y el apoyo integral debe suministrarle lo necesario para vivir. Incluso desde el punto de vista sicológico y afectivo.
—¿Y con el abastecimiento?
—Es muy probable que en una situación como la de Italia donde hay una parálisis de la actividad económica haya problemas de abastecimiento. ¿Cómo se organiza el abastecimiento? Hay multitud de problemas que van a surgir que son de Defensa Nacional. Por eso la seguridad biológica es parte de la Defensa Nacional Integral e Integrada. Vamos a tener que organizar la ayuda al lugar aislado, pero tenemos que asegurar la protección del que actúa, porque si no vamos a meter una contradicción entre el profesional de la salud que va a la zona de riesgo y la población afectada.
Si vos analizás fenómenos como Cromañón, te das cuenta de que, desde el punto de vista de las hipótesis de conflicto tanto en lo militar como en lo civil, Argentina no está preparada, porque hay elementos que no se prevén. Ocurre el evento y vos no estás preparado donde esto ocurre. Entonces cuando una persona muere porque entró dos veces en Cromañón, es porque estuvo mal organizado, porque el que entra dos veces tiene que hacerlo con la protección adecuada. Ahí vienen todas las faltas que se van a poner de manifiesto acá: lo que nos falta en sistema de salud, lo que falta en defensa civil, lo que falta en la preparación ante eventos indeseables, lo que falta en personal…
—Frente a estos puntos débiles, ¿cómo puede organizarse el pueblo?
—Hay que promover una enorme creatividad popular. Hay que aprender porque esta situación es como si estuviéramos ante un ensayo de ataque exterior. Y en esta creatividad, hay que tener en cuenta las distintas realidades. Todas las hipótesis que uno teja como eventos desfavorables son considerables: No es lo mismo actuar en un departamento de 300 metros cuadrados, con vista al río en Puerto Madero y con suministro asegurado, que estar en una villa, donde una persona tiene que salir a cartonear para comer todos los días, y no puede estar allí encerrado todo el día. Solamente por esa diferencia es que no se pueden emitir normas generales. No es lo mismo el Conurbano sur, en una localidad como Lanús, con más de 10 mil habitantes por kilómetro cuadrado, en un área pequeña pero cercana, que un pueblo del interior, de relativo fácil aislamiento pero que también tiene aislamiento y lejanía en la recepción de insumos de vida.
Es decir que las realidades son muy variadas. Se puede encontrar una penetración grande del virus y un masivo contagio en una zona como San Lorenzo en Santa Fe, con la hidrovía y buques extranjeros, o podés tener contagio en una zona como Tierra del Fuego con los cruceros que llegan. Si Tierra del Fuego queda aislada, después necesita recibir suministros. ¿Cómo se atienden las necesidades de sus habitantes en lugares con un frío extremo? Lo mismo en las zonas más humildes de la hidrovía.
Por eso, pensemos en comités de acción –obreros, campesinos, estudiantiles, y populares– que actúen ante la emergencia. Una organización popular que organice el suministro, el apoyo y que tenga medidas de protección. Y exija si no tienen lo necesario. Si no, vamos a tener un desastre. Es una organización cívico-militar la que vamos a tener que poner en práctica.
Si esto progresa, en mi opinión, habrá problemas económicos, ya lo estamos viendo en todo el mundo, particularmente en Italia que tiene un grado de parálisis enorme. Esto fue el Sarajevo de una Primera Guerra Mundial. La crisis económica estaba y esto fue una chispa que encendió la pradera. Es un buen ensayo ante una emergencia imprevista que puede tener consecuencias muy serias.
Pensemos en las invasiones inglesas: organización popular unida a la organización profesional que esté dispuesta a actuar. Ahí viene la creatividad y lo que vamos a tener que resolver en la emergencia. Pensémoslo así porque es un buen ensayo general.
—Finalmente, ¿cómo se hace para poner la emergencia a la orden del día?
—Se van a tener que abordar todas las carencias, y esto subordina todo lo demás a la emergencia. La deuda externa pasa a segundo plano. Pasa a ser un reclamo de masas: primero nosotros y después los bonistas. Lo mismo vale para todo lo demás: la emergencia está en el centro. Que la paguen los que se enriquecieron con Macri, porque estamos en emergencia. Emergencia que pone en el centro discusiones que venimos dando, en torno a una defensa patriótica y popular. Un solo ejemplo. Si no se resuelve atender las necesidades del movimiento campesino que produce las verduras, y no garantizás a esos productores condiciones para que traigan la verdura, no comés verdura.
Si no tenés un sistema de protección de los que actúan, organizado previamente, se te enferman los que actúan, y tenés un desastre de todo tipo. Y, por último, solamente la disciplina consciente puede suplantar a la concepción fascista donde el ser humano es un objeto sin derechos, con el que se hace lo que se quiere.
Hoy N° 1806 18/03/2020