Hemos hablado del Coronavirus desde distintos ángulos: en qué consiste la enfermedad, cómo protegerse, etc. ¿Cómo ves la situación actual?
Creo que lo más destacable es la participación protagónica del pueblo.
Ha sido publicado en los diarios que, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario, en apenas seis horas, se inscribieron 1.430 estudiantes para desarrollar tareas de cuidado y atención domiciliaria. Y en la Universidad de Buenos Aires se anotaron 4.000 voluntarios, principalmente estudiantes de Medicina, en 24 horas.
En centros de investigación estatales se está buscando diseñar prototipos alternativos de equipos necesarios, que puedan ser fabricados de inmediato, como los respiradores UNRespiro en Rosario. Hay otras experiencias en curso de los bioingenieros argentinos, que pueden encontrar realmente la función para la que fueron entrenados, como en la Facultad de Oro Verde de la Universidad Nacional de Entre Ríos. No puedo evitar recordar aquellas propuestas de Mao, en la Revolución Cultural en China, de que los Centros Universitarios de Investigación, sin abandonar sus tareas, desarrollaban prototipos de avanzada en aspectos necesarios para el pueblo e incluso intentaron fabricarlos en pequeña escala.
Pero lo más emocionante e impactante es cómo el pueblo ha tomado en sus manos la campaña. Miles ayudan a sus hermanos, buscando llevarles lo que necesitan, demostrando su experiencia e importancia política y organizativa, con vistas al futuro: preparar y distribuir alimentos, fabricar los elementos de protección necesarios y distribuirlos, etc.
En la provincia de Buenos Aires se inscribieron más de nueve mil personas y casi 1.800 voluntarios y voluntarias para trabajar en el sistema sanitario bonaerense. Entre ellos, durante el primer día de inscripción, hubo 134 médicos generalistas y 36 médicos clínicos. Los veteranos de Malvinas también están actuando.
Ha sido una línea acertada del PCR, el PTP y la CCC, colocarse en la primera fila de esta causa nacional que es la lucha contra la pandemia. Yo veo que surgen los problemas y desde abajo, muy abajo, vienen soluciones e ideas, que debemos comunicar y extender. Se demuestra que en el pueblo reside la verdadera Nación, parafraseando a Ramón Carrillo.
¿Cómo ves las medidas en curso y cómo continuar con el aislamiento sanitario?
Creo que, en general, las medidas del gobierno han sido acertadas, pero se deben precisar algunos puntos para poder triunfar. Aquellos que siempre privilegiaron sus intereses antinacionales y antipopulares quieren poner en debate que se debe abandonar la lucha contra el coronavirus para que la economía no mate más que el virus. Es una falsa opción. De lo que se trata, al contrario, es de avanzar en medidas económicas que beneficien al pueblo. No se trata de economía o salud. Se trata de qué economía acompañará la emergencia sanitaria. Los viejos modelos han fracasado en toda la línea, en Argentina y en el mundo. En realidad, se trata de quién paga la crisis: los que se enriquecieron o los que han sido víctimas.
Acá habría que profundizar ciertas medidas. Fijate que, en Francia, a las empresas en quiebra parece que las estatizan, y se propone un ingreso general básico pagado por el Estado y no se pagan los servicios, etc. Tal vez haya que pensar en estatizar esas empresas de servicios. En España se puso bajo conducción del Estado a la medicina privada y a los productores de medicamentos esenciales y en Irlanda se estatiza la medicina privada. Hay un mundo que muere y otro que quiere nacer. Hace falta la partera.
¿Cómo será la pandemia cuando llegue a los sectores que carecen de lo esencial, con desnutrición y una vida terrible, en lo profundo del conurbano bonaerense y en el interior recóndito, en los originarios y en los humillados y vilipendiados de América Latina? Nuestra guerra contra el coronavirus será popular y prolongada.
Me parece que es obvio que hay que suministrar alimentos, agua potable, elementos de limpieza y protección, etc. Las estructuras gubernamentales deben actuar coordinadas con los voluntarios y todos deben tener elementos de protección. Yo trabajo en Bioseguridad y el lema que siempre propuse fue “protegerse para proteger y proteger para protegerse”. Se formará así un ejército social, profesional y miliciano contra la pandemia. Y en los centros urbanos va a haber que considerar a aquellos cuyas actividades de cuentapropistas quedan paralizadas. Yo creo que en los barrios hay que promover emprendimientos cooperativos para fabricar alimentos, elementos de protección –en Villa Jardín, en Lanús, hacen barbijos–, alcohol, elementos de limpieza, arreglar viviendas, etc. Es decir, desarrollar una economía nueva para ese lugar y para extender. Los que sepan de costuras harán ropa de protección que está faltando. Las empresas textiles nacionales también. Pronto vendrá el frío y hará falta abrigos y zapatillas. Eso reactivará a Pymes y empresas nacionales.
Lo mismo ocurre en el campo. El Estado debe activar las economías regionales comprando su producción y desplegando una logística para llevarla allí donde haga falta. Pero esto exige transporte. Será el de los estamentos del Estado y los de los sectores de empresarios nacionales que trabajen en ese sentido, y hasta los remiseros, dueños de camionetas y taxistas pueden ser parte de esa logística. Y, si hace falta más, habrá que intervenir a grandes empresas.
En suma, no es economía contra salud. Es guerra popular prolongada y una nueva economía en beneficio del pueblo. Si podemos lograr que algunos lugares vayan quedando libres de infección, podrán producir en el campo y en la ciudad, para los demás y también se reactivarán. Por eso es imprescindible evitar que algunos crean que esto es un feriado largo y vayan a contaminar zonas agrarias que necesitamos en producción. Es una guerra prolongada.
Creo que estamos aprendiendo y podemos desplegar una experiencia que será un prototipo para el mundo. Ya el mundo nos está mirando.
Hoy N° 1808 01/04/2020