Hugo Pollola contaba con preocupación a este semanario que entre los compañeros de la sala de salud fueron tomando algunas decisiones de manera autónoma, porque desde el municipio -hasta el momento de la entrevista- no había bajado ninguna directiva concreta.
«El día 19 de marzo, en el marco de una reunión en dicha Región Sanitaria, a la que fuimos convocados los representantes de las Salas del área, se nos entregó por escrito el Protocolo que con fecha 16 de marzo había elaborado la Secretaría de Salud de La Matanza», explicó Pollola.
«Ese protocolo describía las características de un caso sospechoso, de un caso probable y de un caso confirmado. También daba cuenta de los elementos con los que se debería atender al paciente detallando allí insumos que hasta ese momento no habían llegado a las salas. Describía también las medidas de desinfección, de derivación de pacientes, método de ingreso del paciente a la Institución de Salud-denominado Triagge- y la actuación frente a un Caso sospechoso.
«Durante esa reunión se manifestaron como inquietudes comunes la escasez de recursos humanos y materiales. Los directivos de la Región Sanitaria afirmaron que lo que faltaba “iba a seguir faltando”.
“Pudimos constatar asimismo diferencias en las determinaciones sobre la toma de licencias del personal, por cuestiones de salud y/o edad. Cuestión que desde la Sala manejamos con un criterio acordado entre los trabajadores.
“En cuanto a la derivación de pacientes que ameritaran traslado hospitalario, el protocolo solo mencionaba que debíamos contactarnos con el Servicio de Emergencias Municipal, que según entendemos no contaría con móviles para este tipo de traslados.
“Vale aclarar que desde el viernes 20 de marzo, momento en que se declaró desde la Presidencia de la Nación la cuarentena, la Sala ya había definido un modo de atención centrado en definir los grupos que debíamos atender. Una de las estrategias fue armar con los recursos con los que contamos, un consultorio rápido cercano al ingreso a la Institución.
“La Sala continuaba adecuando la atención con cambios a diario, exigidos por la dinámica que impone la pandemia. Fue así que el día jueves 26 de marzo, volvimos a reunirnos los trabajadores y establecimos algunas líneas de atención e información a la población para ayudar a prevenir el contagio y evitar la circulación interna en la Sala. Al día de hoy, no han llegado ni las autoridades ni los insumos.
“Durante la reunión, y a través de un grupo de Whatsapp, nos llega un protocolo redactado desde la Región Sanitaria II, a la cual corresponde la Sala. El mismo habla de cómo derivar, de ser necesario, y cinco preguntas orientativas, a realizar al ingreso a la Sala”.
Pollola agrega que, además en la sala hace tiempo vienen con problemas de abastecimiento de insumos por parte del Municipio y de la Provincia: “Parece que no cae la ficha que, si no aparecen insumos ligados a la protección de los trabajadores, bastará con que llegue un infectado a la sala, para dejarnos a todos fuera de juego.
“Un compañero contaba que se había difundido un video que mostraba el envío de insumos al conurbano. De todo lo que el video mostraba, al menos a nuestra Sala, no ha llegado nada.
“Nuestra Sala tiene entre sus insumos escasa cantidad de alcohol líquido, no hay alcohol en gel, no hay paracetamol, no hay ibuprofeno. No está lo básico para atender a un paciente infectado con coronavirus o con dengue. En relación al dengue, en un par de días se han recibido siete casos con sintomatología para dengue, los mismos son derivados al Consultorio de Dengue del Hospital Paroissien. Nos preocupa que esta enfermedad no revista importancia, dado que epidemiológicamente se habría transformado en epidemia y ello restringe la posibilidad de estudios de los casos”.
El compañero Hugo Pollola agrega además que hay dificultades con los canales de comunicación telefónica para consulta sobre coronavirus: “El fin de semana largo tuvimos un caso sospechoso de coronavirus, para lo cual intentamos comunicarnos con el 148, que fue dificultoso. La gente confunde los síntomas, se asustan, quieren ayudarse entre vecinos y todo ello tiene su raíz en la escasa información que reciben. Otra característica que impide el contacto con estos números es que nuestra población usa el celular para enviar mensajes de WhatsApp o audios, pero tiene poco ejercicio de llamadas y de esperar un contestador que atienda. El 107 y el 134 en Matanza son también números de difícil contacto.
“Estamos preocupados porque en términos de recursos estamos mal. Nosotros somos un equipo de trabajo entrenado para enfrentar las cosas y ver por dónde vamos. Pero esta situación requiere de una logística con la que no contamos.
“Hoy salta a la luz que falta paracetamol pero medicamentos básicos están faltando hace meses. Los pacientes diabéticos, hipertensos y epilépticos están totalmente abandonados. Nosotros hace años tenemos una irregularidad con la entrega de medicación.
“Para el problema del coronavirus, tenemos un par de kits que compramos nosotros. Y en el caso de que llegara un paciente con síntomas claros, llamaríamos al número de emergencias, el cual entendemos se ocuparía del traslado”.
Trabajo de prevención y de educación para la salud
“En la sala hay una ruptura total de nuestra cotidianeidad, entonces hay cuestiones claras que tenemos que resolver, que tenemos que comunicar a la gente, pero nos cuesta organizarlo, rearmar la sala y ver por qué medios nos encontramos. El barrio tiene un par de WhatsApp que se organizaron alrededor de diferentes intereses, uno está en uno de los barrios de la CCC. Ese es un canal para transmitir información ya que los medios “venden noticias” y nuestra tarea es llevar información concreta que dé tranquilidad.
“Nosotros teníamos pensado hacer un trabajo de prevención en la mesa de desocupados de la CCC. La mesa se tiene que reunir en diferentes horarios, ellos tienen que resolver cómo se encuentran. El otro canal de información es la radio RAC, radio comunitaria de la corriente, que permanentemente está generando información de prevención sobre coronavirus.
“Estamos frente a una enfermedad que no conocemos y no comprendemos, tiene características complejas en cuanto a la forma de contagio, muy virulenta. Yo le temo más a la dirigencia municipal responsable de las políticas sanitarias que al coronavirus. No debemos olvidar que uno de cada 20 argentinos vive en Matanza y no han definido aún una línea sanitaria”, finalizó.
Hoy N° 1808 01/04/2020