En Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Cordón Industrial, 550 mujeres y hombres de la Corriente Clasista y Combativa, luchan contra la pandemia y el hambre, poniendo diariamente el cuerpo en 75 ollas populares y merenderos, para ayudar a garantizar la cuarentena en sus barrios. El año comenzó con la lucha contra el hambre y la consigna “La deuda es con el Pueblo”. Más que nunca en la pandemia, la lucha cobra sentido.
– ¿Cuáles son las necesidades que se profundizaron a partir de la llegada del COVID19 y el aislamiento social obligatorio?
-Te cuento lo que estamos pasando y viviendo acá. Nosotros llevamos adelante como CCC y Pueblos Originarios en Lucha, copa de leche, merenderos como le dicen y comedor, haciendo comida, aunque sea una o dos veces por semana hacemos comida de lo que podemos juntar. A veces con algunas donaciones de algunos vecinos, que a lo mejor les sobra un arroz o un fideo y con eso vamos integrando todo y podamos cocinar con un poco de carne o pollo que podamos comprar. –Beba suspira apesadumbrada y continúa- La verdad que la necesidad se vio mucha, bastante se vio la necesidad que hubo, porque acá viven el día a día, viven del cirujeo, de cuidar autos y al no poder salir, no tener para llevarle un plato de comida a tus hijos; entonces están pendientes de a qué comedor, a qué copa de leche pueden ir a buscar algo. La verdad que es triste, porque no tener para darle de comer a nuestros hijos es triste, porque a veces uno ve que estás dándole un vaso de leche o una comida, que a lo mejor hoy no tenía. No se puede comer dos veces al día porque es imposible, te digo por experiencia, porque lo estoy viviendo. Un ejemplo te doy, que yo tengo a cargo mis sobrinos, tengo en total siete chicos en mi casa. Si le doy de comer al mediodía, a la noche no, le doy un poco de leche o un mate cocido con algo de pan y a dormir. Es una sola vez al día la comida.
La verdad acá le estamos poniendo el pecho nosotros, nuestra organización le está poniendo el pecho. Del Estado, bueno, vinieron a dar un poco de mercadería pero no alcanzó para la necesidad que hay, no alcanzó, dieron una bolsita de mercadería. Para mí pensar, yo diría que un comedor diario tendría que haber estado o por lo menos en los barrios más grandes. No sé, porque la necesidad está en todos lados. Pero, es un comedor diario, porque te cuento un poquito, acá en el barrio nosotros teníamos el comedor diario de la escuela y ahora se suspende. Nosotros con eso a lo mejor al mediodía le podíamos dar de comer a nuestros hijos y a la noche cocinar con nuestra platita. Pero ahora no se puede. Y la verdad Gabi, que estamos poniéndole el pecho como ya te dije, nuestra organización. Y yo me siento muy orgullosa, muy orgullosa de lo que estamos haciendo porque vos ves a esas familias que vienen a buscar la comida o un poco de leche con torta frita y por lo menos te da esa alegría en el corazón de poder ayudar al que no tiene nada, nada, nada y eso te llena de orgullo.
-¿Y cómo se van organizando y resolviendo para dar la copa o preparar la olla?
-La idea surgió a base de que como yo soy delegada de la CCC del barrio, la gente sabe que con la lucha conseguimos mercadería y, entonces, venían a mi casa a pedirme un poquito de algo para cocinar. Ellos mismos, los vecinos te dicen que no hay ni un comedor o ¿no hay nada que se pueda hacer?, porque nosotros no tenemos más que un arroz hervido o un fideo, pero eso no es alimento tampoco. Entonces, como están haciendo en todos los barrios, nos pusimos a armar, empezamos a dar la copa de leche, organizamos con cinco compañeras originarias, estamos haciendo la leche todos los días, a las cinco de la tarde se reparte. Comida podemos hacer una o dos veces por semana, miércoles y viernes. Ahora estamos haciendo dos ollas porque con una nos quedábamos corto para el barrio, entonces tenemos que hacer dos ollas cada vez que cocinamos y no damos abasto. El Estado tiene que hacer un comedor diario, la bolsa de mercadería que nos trajeron duró una semana o menos, cuatro días porque te traía una yerba, un azúcar, un arroz, un fideo… que tampoco trae carne ni nada de eso… y lo comés en menos de una semana a eso. Entonces el Estado tiene que poner un comedor diario. Nosotros tenemos acá la posibilidad de tener el S.U.M., que ahí se puede dar de comer a la gente, con un espacio grande, libre, preparar bien la comida, higiénicamente. En lo que ya estamos haciendo estamos muy bien organizados, no vienen los chicos, las colas se hacen bien, tenemos la capacidad para hacerlo. El Estado tiene que aparecer con los alimentos. También los artículos de higiene que traigan y repartan; también estamos comprando nosotros pero están caros o no se consiguen, lavandina, perfumina, detergente. Hasta ahora compramos nosotros o algunas veces las mismas cocineras traen un poco de sus casas para limpiar bien, porque tenemos que hacer todo con mucha limpieza. También nos tienen que ayudar con eso, que nos provean esos insumos.
-Ustedes armaron un comité de crisis barrial. ¿Quiénes lo integran y qué hacen juntos?
-Lo armamos con el Director de la Taygoyé y la directora de la otra escuela, la Juan Diego; están los del centro de salud, las enfermeras; está por la Municipalidad Baldata, que es la funcionaria que toma lo de originarios y estamos nosotros, los delegados y dirigentes de la Corriente Clasista y Combativa. Hicimos un grupo de WathsApp y ahí vamos tirando propuestas, cómo salir adelante en esta situación, cómo cuidar la higiene y la salud. Las enfermeras están vacunando a los mayores, tratando de acercase a los hogares de los que no se pueden mover. Lo que podemos, no tanto tampoco. Nos sirve para estar comunicados y ayudarnos, por ejemplo cuando den mercadería en la escuela… Estamos todos juntos ahí.
-Beba, por último ¿alcanza con la organización y la solidaridad para enfrentar la emergencia sanitaria, social y económica?
-No. Como te dije antes yo estoy muy orgullosa de cómo le ponemos el pecho con la organización y la gente ayuda, se quiere cuidar, quedarse en la casa. Pero sin comida ¿cómo hace? El Estado tiene que poner urgente un comedor diario para poder garantizar que la gente pueda hacer la cuarentena porque hay que cuidarse la salud. Necesitamos también insumos sanitarios y de limpieza. Por otro lado, la IFE, eso de los 10.000 pesos, algunos no lo pudieron cobrar todavía y andan esperando. Esas ayudas todavía la están esperando cobrar muchísima gente, se hace muy largo esperar porque como te dije antes, acá la mayoría de la gente vive el día a día. Y la ayuda para ellos todavía no está. Por eso y hasta tenerlo, debemos seguir organizándonos con el barrio.
La mayoría de la CCC en todo el país está en la primera línea de combate enfrentando la pandemia y el hambre. Acerca de ello, el coordinador de la CCC de Rosario Eduardo Delmonte nos dice: “En la ciudad de Rosario, a instancias de los llamados “Cayetanos” (CCC, Mov. Evita, MTE, Somos Barrios de Pie) se lograron acuerdos que permitieron constituir un Comité de Crisis integrado por los Gobiernos provincial y municipal, la iglesia católica, organizaciones sociales, sindicatos y la Federación Universitaria, que luego se replicó en la Ciudad de Santa Fe y con dura pelea en Villa Gobernador Gálvez y en San Lorenzo. Se logró así un importante espacio de información y consenso, reclamo y parcialmente de respuesta, ante las necesidades de todo tipo que plantea la pandemia. Sin perder la independencia para organizar más de 60 ollas populares y copas de leche barriales y para plantear públicamente nuestras posiciones”.
Gabriela F. Echenique – Trabajadora de Prensa